Madrid cuenta con más de 80 kilómetros de zanjas quedificultan el tránsito peatonal
Si alguien se ha preguntado alguna vez dónde están ubicadas las puertas del infierno, la respuesta estaba cercana. En Madrid, más de 80 kilómetros de zanjas entorpecen el tránsito de los viandantes, perjudican aún más, si cabe, al tráfico rodado y dificultan la labor policial. Así, la respuesta está clara: no son esas zanjas las que conducen al infierno, sino las que lo ilustran. El infierno está en Madrid.
Es difícil contabilizar la totalidad de obras que se llevan a cabo en la capital aprovechando el periodo estival. Lo malo es que no llegan y desaparecen como las altas temperaturas veraniegas, sino que permanecen. Lo que sí está claro es que ninguno de los ... 21 distritos que componen el puzzle de Madrid se libra de agujeros, zanjas, vallas o andamios.
La capital se encuentra atravesada por más de 80 kilómetros de zanjas y, el problema, lejos de remitir, se acrecienta. No son las obras municipales las únicas culpables de este desaguisado, aunque sí es el Ayuntamiento el que expide las licencias oportunas para que éstas sean posibles. Sin embargo, el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, recalcaba hace unos meses, en este sentido, que «el 60 por ciento de ellas corresponde a obras por averías de servicios que no son municipales como los del Canal de Isabel II o Telefónica, el resto al cableado de concesiones estatales y una pequeña parte al Consistorio».
Antes de vacaciones, se debatió el asunto en el pleno municipal. El grupo socialista propuso entonces aprobar un Plan Municipal de Obras, que coordinase las actuaciones en la vía pública para evitar que «la ciudad esté en manos de las empresas, que abren y cierran zanjas a placer», según señaló entonces la socialista Marta Rodríguez Tarduchy. No obstante, la edil responsable de Obras, Elena Utrilla, aseguró que «existe coordinación» y aunque las obras «siempre causan molestias», al final,la ciudad queda mucho mejor y se cumplen «las peticiones de los ciudadanos».
«HARTOS» DE OBRAS
Sin embargo, en dicho pleno municipal, el portavoz socialista Rafael Simancas acusó a Utrilla de tratar el asunto «con frivolidad», y le recordó lo «hartos» que están los ciudadanos de la proliferación de zanjas.
Pero no son únicamente los peatones los que sufren sin descanso las obras que asolan Madrid. El tráfico se ve seriamente perjudicado por la proliferación de accidentes físicos temporales. Y ésto ocurre en una ciudad con millón y medio de vehículos donde entran a diario otros 700.000.
La mayoría de las zanjas que agujerean Madrid llevan el nombre de Madritel, pero no son las únicas. Otras se llaman Canal de Isabel II, Jazztel y demás.
Por otro lado la labor policial se ve seriamente perjudicada por las obras. Un ejemplo es el distrito Centro, cuyo comisario, Telesforo Rubio, declaró recientemente, ante el incremento del índice delictivo en la zona, que «en la sensación de seguridad objetiva influyen muchos factores: la disposición de las calles, los residentes o las condiciones urbanísticas». En esta línea, apuntó que «todo está plagado de andamios, zanjas y obras, por el proceso de rehabilitación y ello dificulta la movilidad policial y las detenciones».
El caso es que casi todo el mundo tiene una zanja al lado de su casa, así que es facilísimo encontrarlas en cualquiera de los recorridos que uno haga, ya sea largo o corto. Las más molestas son las llamadas obras pequeñas, no sólo porque son muchísimas, sino porque suelen contar con menor información y peor señalización. Para obras grandes, las del Metro en la Castellana o Príncipe de Vergara y las de aparcamientos como Alcalá. Ahoras están también las de la Gran Vía, la única zona donde han continuado los atascos durante este mes. Y el verdadero problema se presume que saldrá a la luz en septiembre, cuando el tráfico habitual de Madrid vuelva a ser el mismo, ya que las obras de Gran Vía continuarán, en principio, hasta el otoño de 2002. Las de Santa María de la Cabeza son otras de las grandes obras que se llevan a cabo en la capital, pero parece que la que ganará a todas será la de María de Molina, donde se construirá un túnel que unirá el paseo de la Castellana y la calle de Velázquez con la N-II (carretera de Barcelona). Esta obra comenzará en octubre y, también presumiblemente, durará dieciséis meses.
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