La madre del niño desaparecido: «Murió el día 8, en casa, echaba espuma por la boca y tenía fiebre»
La vecina de Morón (Sevilla) que afirma que ha tirado el cadáver de su hijo en un contenedor de Madrid dice que viajó y se hospedó con el menor, con una gran discapacidad, muerto en su silla de ruedas
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Iniciar sesiónMacarena Díaz, la vecina de Morón de la Frontera (Sevilla), que ha afirmado que arrojó a su hijo discapacitado, de 15 años, a un contenedor a las afueras de Madrid tras un periplo en coche por media España, ha cambiado su declaración.
ABC ha ... tenido acceso a las nuevas afirmaciones de esta auxiliar de enfermería de 38 años, que padece bipolaridad. A la Policía Nacional , en una nueva toma de manifestación, ha prestado un relato aún más truculento de lo que ya se sabía. «Mi hijo murió el 8 de septiembre, en casa. Tenía fiebre y empezó a echar espuma por la boca», ha dicho.
Según esta nueva versión (a la que los investigadores no dan credibilidad, al menos, en principio y totalmente), la hija mayor de Macarena, de 19 años, que fue madre a mediados de agosto, tuvo hace un mes una gran bronca con su madre. La mujer padece, explicitó en la posterior denuncia de desaparición su exmarido y padre de los hijos, del que lleva separada desde 2017, un trastorno esquizofrénico del que desde hace tiempo había dejado de medicarse por su cuenta. Fuentes del caso indican que la situación mental de Macarena es muy delicada y que recientemente había estado ingresada en los hospitales de Valme, en Sevilla capital, y de Puerto Real (Cádiz).
Aun así, no había seguimiento alguno de la enfermedad y ella seguía ostentando la custodia de los dos niños, Antonio David Barroso, de 15 años. y Míriam, de 19. A esta última fue a la que echó de casa hace un mes.
Cambió la cerradura de casa
El domingo por la mañana, 12 de septiembre, la hermana del desaparecido vio a su madre en la puerta de su casa de Morón, pero, habida cuenta de la agresividad que se gastaba con ella, no quiso acercarse. Ha declarado que no vio a su hermano en ese momento .
Macarena habría cogido a su hijo con su silla de ruedas (es un gran dependiente, que no habla, no oye y ni siquiera puede comer por sí mismo) y lo subió en su coche, adaptado para estas necesidades especiales. Se disponía, dijo, a trasladarse a Galicia. Días antes, había cambiado las cerraduras de su casa ( «No quiero que me visite nadie, y menos mi familia» ), se deshizo de sus móviles y desde hace tiempo quería poner lal casa a la venta. Es más, en los días previos se había deshecho de los muebles de la vivienda.
Tapado con mantas
Emprendieron el camino por la Ruta de la Plata (la autovía A-66), que une Sevilla con Mérida y desde donde se puede enlazar con Madrid. Llegaron al Hotel Perales, en Talavera de la Reina. Se le ha tomado declaración al recepcionista, que lleva décadas allí trabajando, que ha afirmado que Macarena llegó con su hijo a las 20.30 horas. El niño iba aparentemente dormido y con las piernas tapadas con una manta. No tenía reserva y pidió una habitación «porque se encontraba muy cansada por el largo viaje desde Sevilla». Dio sus datos y subieron al cuarto. Pero a las 00.30, ya del lunes, abandonaron el establecimiento: «Ya hemos descansado», y reanudaron su rumbo.
La siguiente noticia que se tuvo de ellos fue en torno a las once de la mañana. La empleada de una estación de servicio de Carabias (Segovia), a la altura del kilómetro 130 de la autovía de Burgos (A-1), alertó a una patrulla de la Guardia Civil que estaba haciendo un control de que había «una mujer muy desorientada» que había parado allí tras quedarse sin gasolina.
«Lo arrojé muerto en unos contenedores»
Los agentes y los sanitarios le preguntaron qué había ocurrido: «He matado a mi hijo y lo he arrojado a unos contendores en una de las salidas de Madrid, junto a un edificio blanco y rojo que está abandonado». Por las señas que dio, los investigadores creen que está cerca del centro comercial Xanadú, en el término municipal de Arroyomolinos, en Madrid, vecino del de Móstoles. Apenas aportó más datos, aunque precisó que también se había deshecho de la silla de ruedas del pequeño Antonio David. Esa área también ha sido peinada.
La mujer está ingresada en la unidad de Psiquiatría del hospital de Segovia. Su estado mental es muy precario. Es más, ha llegado a decir luego que ella el día 12 estuvo en Cádiz.
El padre y la hermana del crío acudieron a la casa y comprobaron que no estaban los muebles y que se había llevado enseres. Esa es una de las razones por la que consideran que la mujer no ha dañado al hijo. Consideran que puede tenerlo al cuidado de una tercera persona, escondido. Míriam emitió ayer un comunicado en este sentido: «Todo es una venganza de mi madre».
Sin embargo, fuentes policiales no son nada optimistas sobre poder llegar a una resolución feliz.
La duda: ¿se hospedó con el cadáver?
Tanto, que la Unidad Central de Familia y Menor de la Policía Nacional, que trabaja mano a mano con las Jefaturas Superiores de Andalucía Occidental, Castilla y León y Castilla-La Mancha, creen que el testimonio hay que ponerlo en cuarentena. «Creemos que puede haber algo de verdad en el relato, pero la mujer no está como para tomarse al pie de la letra sus explicaciones» , nos dicen los investigadores, que trabajan «con extrema cautela».
Porque, si las dos versiones guardan algo de veracidad, podría darse el caso de que Macarena viajara con su hijo muerto en el coche adaptado, más de 500 kilómetros, y que llegara y saliera del hotel con el cadáver en la silla de ruedas, simulando que estaba dormido. La habitación del establecimiento y la casa de Morón han sido inspeccionadas por la Policía Científica , en busca de signos de que se hubiera empleado violencia allí.
Búsqueda en el vertedero
Paralelamente, se van a analizar las señales de los teléfonos móviles, para conocer el verdadero itinerario que siguió la mujer. También las cámaras de seguridad de las zonas que señaló, pero, además, las de tráfico. Y aquí surge un problema: las lunas traseras del vehículo son ahumadas, con lo que no es posible ver del todo bien si había alguien viajando en la parte posterior.
Otro punto de rastreo es el vertedero de Valdemingómez, en las afueras de Vallecas, lugar en el que se incineran o tratan los residuos de la zona señalada por Macarena.
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