Historias Capitales
De la Luna a Madrid: astronautas vestidos de toreros
La visita de Armstrong, Aldrin y Collins a la capital de España fue tan 'typical' como se puede imaginar
Sara Medialdea
El 21 de julio de 1969, Neil Armstrong, de 38 años, y Edwin Aldrin, de 39, se convirtieron en los primeros hombres en pisar la superficie de la Luna . En el interior de la nave Apolo 11, tal vez internamente muerto de envidia, ... les esperaba Michael Collins , de 38 años, al frente del módulo de mando. Su gesta fue seguida desde todos los rincones del mundo, y los tres astronautas se convirtieron en héroes planetarios . Y, como tales, fueron recibidos por ciudadanos entusiasmados de todo el mundo. Y eso incluía Madrid, donde no sólo llegaron y triunfaron, sino que terminaron fotografiándose con una montera en la cabeza y un traje de luces en la mano.
Arribaron los tres «caballeros del espacio», como los citaban las crónicas de la época, el 6 de octubre de ese mismo año, como primera parada de su gira europea y tras el anuncio que realizó el presidente Nixon. Una visita, dentro de una gira mundial , en la que sin duda los astronautas tuvieron que llevarse más de una sorpresa. Por ejemplo, cuando en el menú del hotel donde se alojaban les sirvieron un almuerzo que incluía «Langostinos Mar de la Tranquilidad» y cerraba un «Helado Apolo XI».
Madrid les recibió con un tiempo espléndido, en uno de esos días de otoño que parecen primavera . Y con las calles llenas de gente que los vitoreaba: la expectación levantada y el asombro que causó su hazaña eran tales, que en el Salón de la Moda Española, celebrado en Barcelona apenas unos días antes, se presentaron varias creaciones invernales inspiradas en los trajes de los astronautas. Ellos, según los cronistas, «sonreían a todos, parecían conocer a todos».
Su visita se inició ante las máximas autoridades del momento: el general Franco les recibió en el Palacio del Pardo y les impuso la Cruz del Mérito Aeronáutico. Luego vio a los entonces Príncipes Juan Carlos y Sofía, con los que departieron y que llegaron a presentarles al infante don Felipe, apenas un niño.
Los tres hombres circularon en un descapotable a lo largo del paseo de la Castellana y la Gran Vía, entre las aclamaciones de los madrileños, que se subían a las marquesinas de los autobuses y a los voladizos de las fachadas para no perderse su paso. En el monumento a Colón, descendieron del vehículo para depositar una corona de flores en homenaje al viejo marino.
Como remate de su visita, hubo una multitudinaria rueda de prensa -a la que contribuyeron, por cierto, los tres protagonistas llevando a cuestas sus propias sillas- , en la que las preguntas sobre el viaje se cruzaron con otras mucho más personales. Y para finalizar, recibieron un homenaje “typical Spanish”: los diestros Antonio Bienvenida, Paco Camino y Santiago Martín El Viti les regalaron a los tres astronautas unos trajes de luces. Y «por un momento,la montera sustituyó al aerodinámico casco espacial», rezaban las crónicas.
Eran, respectivamente, de color malva y oro el de Armstrong; grosella y oro el de Aldrin, y verde y oro el de Collins. Las imágenes reflejan las caras de estupefacción de los tres astronautas, seguramente sintiéndose algo ridículos con la montera en la cabeza. Aldrin, con un clavel rojo en el ojal y del brazo de un jovencísimo Paco Camino.
La gira de los tres héroes del espacio continuó luego, por todo el mundo, en un viaje de 38 días . Porque todos querían ver y, a ser posible, tocar, a los hombres que fueron a la Luna. Y en Madrid, también estuvieron.
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