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Ángel Antonio Herrera - CARTAS A LA ALCALDESA

La Latina: de relevo de Malasaña a corralas de okupas y asfixia de grafitis

El barrio ha regresado a su malditismo epocal, pero cambiando los artistas por okupas, y la creatividad por la precariedad

La Latina gastaba, en los ochenta, algo de barrio maldito MAYA BALANYÀ
Ángel Antonio Herrera

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Madrid, por momentos, es «noble y sucio» , según la acuñación que un clásico dio al Oriente. Y uno de esos momentos de la ciudad se llama La Latina. Siendo justos, lo diríamos más directo todavía: La Latina tiene poca nobleza, ya, y mucha suciedad. Los que reunimos cátedra de peatones, hemos conocido este barrio en los ochenta, cuando era semejante al barrio de ahora: corralas de okupas, asfixia de grafitis, inseguridad de portales, y una cenefa alegre de mugre por acera.

Era una órbita de artistas y salvajes. Eso, en medio de los males del trapicheo . Ni exagero en lo de entonces, ni tampoco en lo de ahora. La Latina gastaba, en los ochenta, algo de barrio maldito, pero sostenía un prestigio de zona de tribus alternativas, con mucho poeta del trasnoche en sus garitos desguazados, con mucha vida de deshora en sus sótanos de copeo.

Ahora, el barrio ha regresado a su malditismo epocal , pero cambiando los artistas por okupas, y la creatividad por la precariedad. Es cierto que el distrito es ameno en gentes de imaginación, y hasta en algún momento lo sopesamos como relevo libérrimo de Malasaña, con barecitos de diseño, peluquerías de futboleros y discotecas de sáficas.

Pero eso fue hace algún tiempo, porque se comprueba la degradación de estas calles históricas, mientras uno se da un voltio por la escena y ve que en un bar de los de toda la vida levantan la misma queja el dueño, los camareros, y la parroquia de barra. Todos coinciden en el abandono de la zona, que empieza a tener más peña de trapicheos que colonia de anticuarios.

Dice una vecina de raigambre que los barrenderos pasan una vez a la semana, y que incluso el Ayuntamiento prometió un dispositivo de seguridad, incluyendo caballos. Pero la esperanza se va quedando en promesa . La Latina, hoy, tiene mucho nido de actores, y algo exótico, o excéntrico, incluso, en su vecindario plural. Como en los apasionados y apasionantes años ochenta, sólo que ahora con más mugre creciente y una copa de portales de alto riesgo.

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