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Veredicto sobre la «casa de los horrores»

El jurado declara culpable al descuartizador de Majadahonda

Considera que la enfermedad mental que padece no le afectó en el momento de los homicidios ni después, al dejar pistas falsas y deshacerse de los cuerpos

M. J. Álvarez

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Culpable . Ese ha sido el veredicto del jurado que ha encausado desde el pasado día 11 de septiembre al descuartizador de Majadahonda, Bruno Hernández, de 34 años, que presuntamente mató a su tía en 2010 y a su inquilina en 2015, troceó sus cuerpos y se deshizo de los restos arrojándolos a la basura . A día de hoy no han aparecido.

Los nueve miembros del tribunal popular, en apenas 24 horas de deliberación, consideran que la esquizofrenia paranoide diagnosticada al acusado no anuló su voluntad para cometer los delitos que se le imputan, es decir, que estaba lúcido, por lo que irá a prisión. La Fiscalía pidió en su escrito de conclusiones definitivas una pena de más de 29 años de cárcel . Y considera su enfermedad mental una atenuante, no una eximente completa como pedía su defensa.

Ese era el punto clave del objeto de veredicto integrado por 25 cuestiones sobre las que se ha pronunciado, tal y como explicó la víspera la magistrata de la Sección 30 de la Audiencia Provincial de Madrid.

Durante las sesiones del juicio, varios peritos coincidieron en que el acusado tenía «una percepción de la realidad distorsionada por su delirio» y que su «juicio de la realidad » estaba «absolutamente alterado» por «interpretaciones delirantes».

«Solo atacó a las víctimas que le convenían»

No obstante, la fiscal consideró que el acusado llevó a cabo «actos organizados, complejos y elaborados» para ocultar los homicidios de su tía y su inquilina por lo que solicitó 29 años y 10 meses de prisión frente a los 30 años de internamiento en un centro psiquiátrico que pedía inicialmente, al igual que la acusación particular.

Por ello, actuó de forma «lúcida para ocultar los hechos y dejó pruebas y pistas falsas y solo atacó a víctimas que le convenían».

A Hernández se le acusaba de los homicidios de su tía Liria y su inquilina Adriana, cuyos cuerpos no han sido hallados y se cree que pudieron ser triturados en una picadora industrial encontrada en el sótano de la vivienda de la tía del procesado, bautizada como la «casa de los horrores », que contenía ADN de las víctimas . Ahí también había un maletín con hachas, machetes, cuchillos y un serrucho con restos de Liria.

Además, se le imputaba un delito de falsedad documental, otro de estafa continuada y otro de tenencia ilícita de armas. Las primeras infracciones las habría cometido para beneficiarse del patrimonio de su tía paterna.

Así, la fiscal consideró probado que falsificó la firma de la víctima en un documento en el que le cedía el chalé en usufructo y en el certificado de empadronamiento En esta línea, extrajo de su cuenta más de 33.000 euros en dos transferencias. En los registros domiciliarios se halló un silenciador y un cañón, varias armas de fuego y abundante munición.

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