Julia de Castro: «En Madrid, las artes escénicas viven una situación privilegiada»

Su disco arranca con 'Ríndete', que tiene como telón de fondo el tema de la prostitución, uno de los debates más encendidos en el feminismo.

Sí. Yo estuve becada en la Real Academia de España en Roma, con un proyecto que tenía que ver con un libro del siglo XVII, que era un 'Manual de Prostitución'. A raíz de esto me puse en contacto con trabajadoras sexuales, y mi opinión pasó de estar fundada en lo teórico para estarlo en lo empírico. Eran mujeres que ejercían libremente la prostitución, y a partir de ahí me di cuenta de que había muchas preguntas que pensaba que tenía respondidas, que se volvieron a abrir. Me seguí informando a través de Amnistía Internacional, y del informe del Grupo de Expertos sobre Lucha contra la Trata de Seres Humanos (GRETA), y lo que tengo claro es que hay que condenar la esclavitud sexual, y diferenciarla del trabajo sexual. Valoro mucho que en el feminismo se esté debatiendo sobre este tema, porque hay que poner el foco en él urgentemente. El anteproyecto de ley que se está haciendo en España desoye el llamamiento de organizaciones de la ONU que promueven la despenalización y el desarrollo de condiciones seguras en el trabajo. Las mujeres que trabajan en esto están un poco asustadas, porque nadie las escucha.

La transfobia también un elemento de conflicto en el feminismo. ¿Ha visto que justo antes del 8M vandalizaron el monumento a La Veneno en el Parque del Oeste, con una pintada que dice 'sois patriarcado'?

No lo sabía. Ay madre... Se está poniendo sobre la mesa cosas que antes eran inimaginables, y hay mucha confusión. Pero hay que mantener el debate y la conversación de forma pacífica. No tengo un conocimiento profundo de este tema, y no tengo una opinión concreta. Pero estoy segura de que todas queremos lo mismo, y hay que luchar para no dejarse llevar por las tensiones.

En su último videoclip sale con su amiga Paz de la Huerta, con la que también comparte protagonismo en vídeo de C. Tangana 'Hong kong', que tanto se ha viralizado.

Exacto. Paz está viviendo ahora aquí, y somos muy amigas. Nos conocimos en una cena, y enseguida conectamos. Santos Bacana, el que le hace los vídeos a Pucho (C. Tangana), es un amigo común. Así que un día que estábamos los tres tomando un café, nos invitaron a aparecer en el vídeo. Admiro mucho a Tangana por su intuición su olfato y su agilidad. En cuanto tiene una idea, la ejecuta.

¿Cómo va a ser el concierto del domingo? Los que la conocen por su anterior proyecto, La Puríssima, ¿se van a sorprender mucho?

Son mundos completamente diferentes. La parte más teatral y escénica se ha perdido, hay un enfoque muy fuerte en la música y yo me siento muy distinta sobre el escenario.

¿Le dio pena poner fin a La Puríssima?

Era un proyecto conclusivo, y me siento orgullosa de poder cerrar las cosas bien. Grabé el concierto final, en el que La Puríssima murió sobre el escenario. Fue un adiós precioso, un cierre bonito, que también influye en lo que viene después. Fue un amtrimonio con Miguel de diez años, y por ambas partes se cerró con la sensación de haber vivido un privilegio.

¿Qué planes tiene para este año?

Ya estamos planificando la gira. Pero como las circunstancias siguen siendo muy locas, así que hay que esperar un poco para cerrar del todo algunas fechas.

¿Se ve la luz al final del túnel en el mundillo del artisteo?

Las artes escénicas estamos en una situación privilegiada en Madrid, y también en España. Cuando hablo con amigos de Italia, Alemania o Inglaterra, me doy cuenta de que están viviendo situaciones aún más extremas a nivel laboral. La gente tiene miedo de ir a los sitios, así que seguimos en una situación mala. Pero tengo la sensación de que la cosa va a mejorar pronto.