LAPISABIEN
La Quinta del Ratoncito. Y del Buitre...
Pasando el tiempo conocí a la Quinta del Buitre ya desde dentro porque, desde que empecé a estudiar a Ruano, consolidé amistad con Miguel 'Ratoncito' Pardeza, el filólogo, el más sabio de los cinco
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Iniciar sesiónLa Quinta del Buitre, mito en la Historia común de ese sueño que fue y es el Real Madrid. Hablo de la Quinta del Buitre porque la conozco desde dentro y desde fuera. Aquellos años uno era del FC. Barcelona por ósmosis; una ósmosis rara ... pero que me hizo feliz -relativamente-. Acaso por las postales que me devolvía el secretario /'loquesea' de José Luis Núñez, con cariño y a Málaga con una firma que tenía la credibilidad de Pujol y prole. O por mi primo, que después salió rana y veterinario, pero ésa es otra historia. Después me caí del burro, o del caballo como San Pablo, y cambió todo. Se cambió todo, entonces. Fue un día en que supe que Madrid era yo hecho ciudad, y me hice madridista. Me hice madridista "a tenazón", como dicen en Ávila. Por voluntad, que es una potencia del alma.
Pasando el tiempo conocí a la Quinta del Buitre ya desde dentro porque, desde que empecé a estudiar a Ruano, consolidé amistad con Miguel 'Ratoncito' Pardeza, el filólogo, el más sabio de los cinco. El aragonés de Huelva, 'colono' puro que, por querer nacer, hubiera nacido en Zaragoza.
Oh, la Quinta del Buitre, nombre que dio Julio César Iglesias a una combinación de astros carpetovetónicos. Grupeta que puso otra vez a Chamartín en la senda del mito grupal, y valga la redundancia. Yo ahora miro las fotos y los veo así, en piña, aunque Pardeza se fuera a chutarle al cierzo y a ver lo de Nayim desde el centro del campo en París: milagro. Y aunque Butragueño fuera más apocado de lo que es ahora. (El laconismo constructivo del "Buitre" merece un libro, por cierto).
En el flash, en lo que llaman el fogonazo del magnesio los foteros antiguos, están ahí, los cinco. Niños del Castilla, pensión para alguno en la Plaza Matute y la disciplina que ya, algunos años después, seguía el código impuesto por Don Santiago Bernabéu. Martín Vázquez tenía bigote y salía en la pinturas de los recreativos informáticos de la Prehistoria, y Michel era el ídolo de las niñas gamberras y Butragueño, ay, de las casaderas y prometidas de Velázquez. Pardeza era como sueco y rubio pero andaluz, con un vago parecido con un sueco mezclado con Di Stéfano... Y luego Sanchís, que ha hecho un pacto 'wildeiano' con el Diablo. Y así seguirá 'per secula seculorum'. No lo he tratado.
Mi historia, digo, son recuerdos de una galleta madridista en Padre Damián, y 'un Zidane claro donde madura Glasgow' en la gloria de la clase. La galleta proustiana era una Chiquilín con café en el despacho de Miguel Pardeza en el Bernabéu una mañana de sol: una presentación del arribafirmante "como prosista" a Butragueño y su relativa sorpresa cuando yo, fracasado y federado en fútbol, lo llamé "Emilio". Me vio y se llevó el corazón a sus asuntos, que diría el otro.
Que sí, leches. Que hace bien la Comunidad de Madrid en premiarlos. En puridad, son los últimos de Filipinas. Todo empezó en el Castilla. Como el mundo que hoy conocemos nació en Castilla. Siempre Castilla: pendón y gloria de mocitas y conquistadores. Lo que es hoy, por ejemplo, Michel se pone la corbata a veces y Pardeza va camino del Nadal: la Quinta sigue dando guerra. El Castilla. Y Butragueño (Pelé rubio lo llamaba la prensa azteca) puede frenar lo de Ucrania si se lo propone...
CODA: Los amo. Cada uno con su cruz y su espada. Como yo con la mía: jugué 30 segundos en Regional. Que también hablen las hemerotecas, Borja Díaz.
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