Costumbristas. Sí. ¿Y qué?

Y claro que se ama a sus habitantes. Yo me he propuesto, dentro de mis posibilidades, fotografíar también la ciudad. Hay quien detesta el costumbrismo, el casticismo, pero la capital es así y por eso no nos hemos deshumanizado en estas latitudes. Ayer mismo fue la Almudena, hubo misa y procesión con sol velazqueño. Quien quiera prohibir o boicotear o ensañarse con lo más nuestro está en su perfecto derecho; pero no es de los nuestros.

Y es que, a pesar de los años, al niño de provincias aún le seducen los abrigos largos, los guantes, y todo eso que se mantiene en la hornacina inmaculada de la ciudad. Tampoco va uno con capa, pero casi. La cuestión es que medio ha llegado el frío y vamos entendiendo la ciudad, las que nos dejaron sin pulso. Y comprobando que no somos tan diferentes de las fotografías de Alfonso (sic).

Sé que este elogio del costumbrismo periodístico puede herir a algunos 'bannersheridos'; en el pecado llevan la penitencia.