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Jekyll y Hyde cambian de cara

Seis meses después de soltarse la melena (literalmente) por vez primera, Raphael deja hoy, como ya se ha dicho en este periódico, el musical «Jekyll y Hyde», que se seguirá representando en el teatro Nuevo Apolo. A Raphael le sustituirá una terna de intérpretes —Enrique Sequero, Luis Amando y Paco Arrojo— que formaban ya parte del elenco de este musical, y que se alternarán en el doble personaje.

Quien más va a echar de menos a Raphael será, probablemente, Marta Ribera, que encarna a Lucy, una prostituta que se ve envuelta entre las dos personalidades del protagonista. «Es un personaje bombón —se apresura a decir Marta—, lleno de matices, donde una actriz puede trabajar en muchos registros. Quizás sea el que tiene mayor intensidad dentro de la obra; es muy visceral y se mueve por muchos sentimientos y refleja muchas experiencias de mujer. Y ha sido extraordinario poder trabajar y compartir escenario con Raphael, que es un artista de una categoría fabulosa».

Desde su aparición en el montaje de «West side story» que dirigió hace unos años Ricard Reguant, Marta Ribera se ha convertido en una de las grandes señoras del género musical en España, y una de sus más reconocidas intérpretes. «Creo que los artistas españoles que nos dedicamos al musical —opina— estamos creciendo muy rápidamente. Una artista estadounidense con quien trabajé en mis principios me decía: “Marta, tienes que estudiar la técnica, pero los españoles tenéis algo interior que no tenemos los americanos”. Y puede que sea verdad».

ESCENA FAVORITA

En «Jekyll y Hyde», Marta protagoniza una de las escenas más aplaudidas cuando muere su personaje. «Es mi escena favorita... Bueno, una de las favoritas —trata de corregir—. En ella afloran con una intensidad mayor los sentimientos, y es un momento dramáticamente muy hermoso».

Marta Ribera llegó al musical desde el baile —«pero yo no me considero bailarina»—. En Madrid se le ha podido ver en «West side story», donde interpretaba a Anita (un personaje al que le tiene un cariño muy especial), y en «Grease», donde encarnaba a la rebelde Rizzo, además de en otros montajes musicales de menor calado. Los dos, lo mismo que Lucy, eran mujeres de mucha fuerza. No cree, sin embargo, que estén encasillándola. «Han sido las circunstancias. De hecho ahora estoy interpretando un papel en “Annie” que es completamente distinto. De todos modos, mis características físicas y vocales puede que hayan influido en los papeles que he hecho hasta ahora».

Se muestra feliz del momento que vive el género en la capital, y piensa que la fórmula para que definitivamente se asiente es muy clara: «trabajo, trabajo y trabajo, y que se sigan montando producciones con el nivel que tiene “Jekyll y Hyde”, y que los productores sigan apostando por el musical. Hay mucho talento en España y sólo hace falta tener oportunidades y obras para demostrarlo».

Es consciente de que a los actores que se dedican al musical se les ha mirado en ciertos ambientes de la profesión por encima del hombro. «Es bueno para un actor coger un poco de todo lo que le ofrece su profesión; te hace crecer mucho más. Si sabes bailar, te permite tener un mayor dominio sobre el cuerpo, por ejemplo».

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