Los investigadores creen que la familia del Piojo le da cobertura en Toledo o Madrid
El butronero y su hermano usaron una «pértiga casera» para escapar de la prisión
Tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil tiene puestas a diversos grupos operativos en las labores de búsqueda del conocido butronero Jonathan Moñiz Alcaide, «El Piojo», y de su hermano Miguel Ángel, ambos huidos el pasado sábado por la tarde de la cárcel ... de Valdemoro en una fuga nunca vista. Por parte del CNP, son los responsables de Fugitivos, de la Udyco Central, los encargados del caso. En cuanto a la Benemérita, según ha podido saber ABC, se han distribuido las fichas policiales de ambos sujetos en las Comandancias de Madrid y Toledo: sin descartar el extremo de que se encuentren en otra zona del país, sí se sospecha que pueden estar en la zona sur de la capital (son oriundos del Ventorro de la Puñalá, en Villaverde) y en las localidades de Illescas y Seseña, donde tienen incluso propiedades.
Una de las líneas de investigación que se siguen es que sea la familia de los delincuentes quienes les estén dando cobertura. Y se apunta sobre todo a sus hermanos, Cruz y David, también imbuidos en el mundo del hampa. El primero de ellos, además, fue detenido hace un año y encarcelado en el penal de Ocaña, por donde ya pasaron «El Piojo» y Miguel Ángel tras su último arresto y antes de ser trasladados a Valdemoro (Madrid III), de donde han escapado. Si Cruz continúa entre rejas, extremo que no ha sido esclarecido por las fuentes consultadas, podría ser David quien les hubiera ayudado a perpetrar el plan de fuga.
De hecho, se ha confirmado que, una vez rebasado el perímetro exterior de prisión, se subieron a un Audi A3 que les esperaba, donde ya se les perdió de vista. Lo más llamativo es que, antes, para superar el muro, utilizaron una especie de pértiga casera que fabricaron; eso sí, no les hizo falta saltar los siete metros de altura, que además están coronados por concertinas que no les hirieron. Fuentes consultadas apuntan a que pudieron ayudarse de ropa que llevaban en mochilas para no cortarse con las cuchillas. Y que la pértiga, que en principio se comentó que era una soga, eran realmente una especie de cadena realizada con bolsas anudadas. Para descolgarse de la ventana del conocido como «cuarto de maletas» (donde se almacenan las pertenencias de los presos que no pueden tener en sus celdas) sí que lo hicieron con diversas sábanas atadas.
Las alarmas funcionaron (de hecho, fue un funcionario de la torre de vigilancia el que los vio escapar) y los sensores de ondas de movimiento también. No parece que utilizaran, por tanto, inhibidores. Aunque no se descarta que contaran con ayuda del interior, quizá de otro preso que les facilitara material para confeccionar las herramientas que usaron.
Desde 2012 hasta la fecha solo cuatro internos han logrado burlar los muros de las cárceles españolas
El Ministerio del Interior quiere una solución rápida a este suceso, habida cuenta de que las fugas de prisión pueden, literalmente, contarse con los dedos de una mano, y sobran. Para muestra, un botón: desde 2012 hasta ahora solo cuatro internos han logrado burlar los muros de las cárceles españolas, sin necesidad de utilizar un permiso para no regresar, una visita médica o judicial en la que forzar la huida, o contar con la catalogación de preso «de confianza» y gozar así de cierto margen a la hora de estar vigilados.
La seguridad en España es común a todas las prisiones, si bien las medidas pueden variar en función de las diferentes estructuras que ostente cada penal. Así lo señalan fuentes penitenciarias, que ponen el foco en la falta de funcionarios debido a la nula reposición de oferta de empleo público, suprimida en la crisis económica de 2008 y años venideros. «Este año, el Gobierno ha sacado 900 plazas nuevas, pero el problema resiste debido al número de efectivos que no fueron sustituidos en su momento», indican las mismas fuentes, conscientes, además, del envejecimiento de la plantilla de funcionarios.
Pese al déficit señalado, la fuga del Piojo y su hermano Miguel Ángel está catalogada (dentro del ámbito carcelario) como un hecho «excepcional». La investigación abierta por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias sigue su curso, a falta aún de recabar declaraciones y comprobar los posibles puntos débiles que catapultaron la evasión de los reos. «La sensación es que si estos tipos hubieran empleado sus capacidades para hacer el bien, habrían llegado muy lejos», incide un funcionario. Ahora, en cambio, cualquier salida de su escondite les puede devolver al penal.
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