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Ese invento que es el turismo...

Ingleses y alemanes fueron los que en mayor número acudieron a Madrid durante el pasado mes de enero. Javier Prieto

Madrid lleva camino de desbancar a Marbella o a Baleares en afluencia turística. Que sí, que sí, que no se ría nadie, que lo de nuestra Comunidad empieza a ser de escándalo, y si no, a mirar la estadística.

Los datos dicen que España recibió a más de dos millones de visitantes durante el mes de enero y de todos ellos, el 29 por ciento pasaron por Madrid. Ni estaciones de esquí ni playas. El foro, que algunos de lo mejores museos del mundo pesan mucho, fue reclamo especial para alemanes y británicos durante el mes pasado, y la tendencia sigue siendo al alza.

La Comunidad de Madrid lleva más de 10 años viendo cómo cada vez son más los turistas que llegan a sus tierras, con un especial crecimiento, curiosamente, de los propios españoles.

Los fines de semana, dormir en un hotel de Madrid es casi misión imposible, con cotas medias de ocupación, el pasado mes de diciembre por poner sólo un ejemplo, superiores al 80 por ciento.

La calidad de la oferta cultural y la progresiva mejora de los servicios al visitante son los artífices de la creciente demanda de «turismo sin sol», como demuestra, como dicen los datos del último mes, pasado por agua y con unas temperaturas más típicas del norte de Europa, el hecho de que ya no haya fechas clave para que la gente se mueva, y que lo mismo da ya que sea invierno o los típicos meses de verano para tener turistas con cara de despiste por todo Madrid.

El propio vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, elogiaba ayer la alta calidad que está alcanzando nuestro país en general, y nuestra región en particular, a la hora de recibir visitantes. La explicación es tan sencilla como que por fin nos hemos dado cuenta de que Madrid no sólo es negocio y servicios, sino que tiene mucho que ofrecer.

Choca ver, por ejemplo, los varios meses de espera que hay que guardar para poder visitar el hayedo de Montejo, o las casi interminables colas que se forman en el monasterio de El Escorial cualquier sábado.

En la capital, el Retiro alcanza en el número de visitas a los grandes gurús del turismo, como el propio museo del Prado, o pequeñas localidades del interior, obviadas hasta hace cuatro días por agencias o folletos, ven crecer sin parar el número de visitas: Chinchón, Aranjuez, Patones, Navalcarnero o Villanueva de la Cañada, han sabido saltar del turismo regional, de visita de fin de semana, para entrar en los circuitos internacionales con atractivos que van desde palacios reales no suficientemente publicitados a macroparques acuáticos con diversión asegurada para todas las edades.

Y de aquí a vaya usted a saber a dónde llegará el turismo, ese gran invento que tenía a las suecas como máximo atractivo hace cuarenta años, porque la oferta que prepara Madrid para ya mismo es más que suficiente para llamar la atención de personal de los cinco continentes: el parque temático de Time Warner, las pistas de esquí cubiertas de Arroyomolinos, la rehabilitación de Nuevo Baztan, la reforma del casco histórico de Madrid o el continuo crecimiento de zonas medioambientalmente protegidas (parques regionales) son sólo algunas muestras.

Aunque no nos engañemos, y dejando aparte la broma del principio, el verano es el verano y en cuanto suban los termómetros los ingleses, los alemanes, los japoneses y, por supuesto, los españoles, cogerán camino de Marbella, o de Mallorca, y en Madrid se quedarán cuatro, la mar de agustito, por cierto. Habrá que pensarse lo de poner aquí playa, que luego se nos llena todo de gente...

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