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Así planificó el pirómano de la Sierra oeste el incendio

El incendiario escogió un enclave con acelerantes naturales para que el fuego se extendiera más rápido

Así planificó el pirómano de la Sierra oeste el incendio foto: víctor lerena / vídeo: carolina mínguez

tatiana g. rivas

Sobrevolamos la zona cero del incendio de la Sierra oeste con el helicóptero de coordinación y patrullaje que vigiló la evolución del fuego esta semana. Con la información que se recopilaba en el aire se fijaba la actuación de los profesionales de la extinción de ... incendios. La estampa es desoladora a 500 metros de altura .

Imagine todo el municipio de Coslada, que ocupa una extensión de 12 kilómetros cuadrados, arrasado por las llamas. Esa superficie ha sido con la que ha acabado este incendio: más de 1.200 hectáreas , según estima el Gobierno regional.

A bordo del helicóptero, Jesús Gil, jefe de Protección Civil de la

Los cerros, el cañón del río, los pinos resineros y el viento fueron elementos propagadores

Dirección General de la Comunidad de Madrid, indica dónde está el que presumiblemente es el tercer foco originario del incendio , el que se encuentra al sur del monte Santa Catalina de Valdemaqueda; el más peligroso.

Gil cuenta que ese punto ennegrecido, donde se continúa rastreando para hallar un artefacto explosivo o incendiario, era estratégico. «Por cómo estaba hecho y en la ubicación donde se hallaba, el o los pirómanos sabían que lo más probable era que se provocara un gran incendio », detalla. El artífice utilizó en este enclave lo que Gil denomina « acelerantes naturales ». Por un lado, los cerros de la Atalaya y el monte Santa Catalina; por otro, el cañón del río Cofio.

Dispersó esfuerzos

«La rápida propagación con estos factores naturales era casi matemática». Las laderas de los montes arden rápidamente por la cercanía entre las copas de los árboles. El cañón , con la estrechez de las paredes, es un arma natural expansivo . Pero antes de tener en cuenta estos agentes, según especifica este experto de Protección Civil, el pirómano pensó en el viento. «Sabía perfectamente que el aire iba a enviar las llamas en la dirección que siguió », hacia las urbanizaciones.

Mientras continuamos en el cielo, inmersos en un paisaje devastado a nuestros pies, Gil introduce otro elemento que el

«Me resisto a creer que haya gente que quisiera poner en riesgo la vida de otras personas»

incendiario planificó y que agravó el suceso en los tres focos iniciales provocados, supuestamente, con algún objeto con sustancias deflagrantes. « Que hubiera tres frentes implicó la dispersión de medios para sofocarlos. No se pudo concentrar todo el trabajo en uno y la propagación fue más fácil, sobre todo en el de Santa Catalina», manifiesta.

La zona de mayor riesgo

Sumado a toda esta cadena de ingredientes también hay que añadir al cóctel el tipo de vegetación que domina entre los tres municipios afectados —Robledo de Chavela, Valdemaqueda y Santa María de la Alameda— por el fuego. «Es un espacio repleto de coníferas —pinos y enebros, fundamentalmente—, con hojas pinchosas que arden rápido», explica Gil.

Bajamos del helicóptero y entramos en jeep en una de las zonas del monte que supuso un mayor riesgo para la vida de los intervinientes. La especie arbórea predominante es el pino resinero , que tiene una combustión altísima , ya que la resina actúa como gasolina. Una secuencia de árboles esqueléticos, caídos y ceniza en el suelo y en el aire se repite por todas partes. Sin rastro de fauna. Afortunadamente, la mayoría huyó, cuenta Gil.

Entre tanta destrucción y la certeza de que el incendio estaba estudiado, el jefe del operativo de Protección Civil sentencia: «Me resisto a creer que haya gente que quisiera poner en riesgo la vida de las personas».

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