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El día a día en un hotel medicalizado: «Esto es como una planta más del Gregorio Marañón»

Desde que abrió en marzo, el Ayre ha acogido a más de 1.200 pacientes leves y asintomáticos que no pueden pasar la cuarentena en sus domicilios

Una de las trabajadoras en el hotel medicalizado Ayre, en Retiro GUILLERMO NAVARRO
Cris de Quiroga

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En una sala bajo tierra, la doctora Alba García sostiene dos teléfonos. Intenta comprender a uno de sus pacientes, en una de las líneas, mientras un conocido del contagiado, en la otra, hace las veces de traductor. El extranjero descansa, completamente aislado, en una de ... la decena de plantas sobre su cabeza, el esqueleto del Hotel Ayre y hogar, durante varios días, de decenas de positivos por coronavirus. «Hola, buenos días, soy la doctora Cuevas, ¿cómo se encuentra?”, inquiere su compañera, Cristina Cuevas. Una frase que repetirá a lo largo de su jornada laboral con los alrededor de 60 pacientes que en los últimos días pasan la cuarentena en los aposentos de cuatro estrellas, a poco más de un kilómetro del Parque del Retiro. «¿Qué tal ha pasado la noche? ¿No ha tenido fiebre? ¿Dificultad para respirar?», se suceden sus preguntas. Así se «pasa la visita» en el primer hotel medicalizado tras el estallido de la crisis sanitaria, que abrió el pasado 19 de marzo y ha sido el único de los 14 que entraron en funcionamiento que no las ha cerrado desde entonces.

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