Hilario Camacho, el soldado en la sombra de la trova madrileña

Un libro reconstruye el periplo vital de un cantor del alma de la ciudad y guía de una generación de artistas

Hilario Camacho en su piso de la calle Bravo Murillo, en 1979 ABC

No se puede ser un verdadero amante de la música madrileña (y por extensión, española) sin conocer bien la obra de Hilario Camacho . Firmante de canciones excelsas y colaborador de Sabina, Vainica Doble, Manolo Tena o los hermanos Urquijo durante sus más de ... tres décadas sobre los escenarios, aquel cantautor de mirada generosa que falleció hace ya quince años dejó un legado de enorme valor para nuestra cultura.

Pero su nombre no figura en las listas de celebridades. Es por eso que resulta tan pertinente y necesario un libro como ‘Hilario Camacho, el trovador de Chamberí’, biografía escrita por Álvaro Alonso a partir de unas cincuenta entrevistas, que pasa por todas las etapas de su vida y sus discos. «Especialmente los cuatro primeros», explica el autor, que conoce su corpus artístico al dedillo.

La mano de Cecilia

«Pudo grabar su primer álbum, ‘A pesar de todo’ (1973), con producción de Alain Milhaud gracias a la insistencia de Cecilia », explica Alonso. «Ya en el mítico sello Gong, de Gonzalo García Pelayo, grabó ‘De paso’ (1975) con un joven Jorge Pardo, su hermano Jesús, Gali, Jean Pierre Torlois y otros músicos de la incipiente escena de jazz madrileña. En la película ‘Manuela’, de García Pelayo, suenan dos canciones del disco, que tuvo un tratamiento eléctrico cercano al rock americano y es considerado uno de los más completos de la historia del pop español, con temas como ‘Dolores, Dolores’, ‘Cuerpo de ola’, ‘El agua en tus cabellos’ (una letra de Antonio Machado) o ‘Volar es para los pájaros’, fruto de la colaboración con Pablo Guerrero». El propio Jorge Pardo evoca hoy para ABC la figura de quien fue su guía, alguien que «ha sido y es, porque está vivo en mi memoria, ese primer artista que desde su mundo interior es capaz de crear ilusión y sensaciones ».

En una calle de Madrid, meses antes de su muerte en 2006 ABC

También trabajó con Moncho Alpuente y con el grupo Dolores de Pedro Ruy Blas. Y, tras su tercer largo, ‘La estrella del alba’ (1975), incorporó a su banda al músico uruguayo de blues Jorge ‘Flaco’ Barral.

Entre tinieblas de fiebre

En los ochenta acometió un cambio de sonido en ‘La mirada del espejo (1981)’, gracias a la producción de Joaquín Torres (Los Pasos), y obtuvo sus primeros éxitos con ‘singles’ muy radiados como ‘F inal de viaje’ o ‘Madrid amanece’ , con aquellos versos que hoy siguen a la orden del día: «Y entre tinieblas de fiebre / Se abre paso la luz / Es como una resaca contagiosa y común / Que te vuelve a recordar / Qué solo estás, qué solo estás / Qué solo estás / En medio de tanta gente».

De Bilbao a Quevedo

En su barrio natal, en una casa de la calle de Fuencarral en el tramo que va de la glorieta de Bilbao a la glorieta de Quevedo , Hilario Camacho aprendió a tocar la guitarra viendo practicar a un estudiante de Medicina al que alquilaron una habitación, y allí escribió su primera canción. Tenía quince años. Se curtió dando sus primeros conciertos en parroquias de curas obreros y colegios mayores como el Chaminade, San Juan Evangelista, Elías Ahuja o la Casa de Brasil. Después, ya convertido en ‘el trovador de Chamberí’, epató desde los escenarios de las salas Galileo Galilei, Clamores, La Nave, Café Teatro Ismael, Whisky Jazz, Magallanes, Sala Caracol, Cuarta Pared...

Hilario con Pedro Ruy Blas, Rubén Dantas, Jorge Pardo y Jesús Pardo en el teclado Antonio Lafuente

«En los ochenta, Hilario cobra fama por dos motivos», señala Alonso. «Primero por su colaboración como letrista y arreglista en algunas canciones del primer disco de Joaquín Sabina , con quien comparte cartel en directo. Y por otro, tras publicar ‘Subir, subir’ (1983), por entrar en la disquera de Paco Martín a mediados de la década. Es ahí donde saldrá la canción ‘Tristeza de amor’, famosa por la serie de televisión del mismo nombre ». Alonso define a su biografiado como «un músico y compositor muy inquieto, de voz impactante y buena técnica con la acústica y la eléctrica», que ya llamaba la atención antes de debutar.

«Ya fue buscado en 1972 por María del Mar Bonet para arreglar su segundo disco y, antes, desde 1968, ya había formado parte del colectivo Canción del Pueblo», en el que también militaban Elisa Serna, Adolfo Celdrán, Ignacio Fernández-Toca o Carmina Álvarez , todos ellos grandes portaestandartes de lo que se podría llamar ‘trova madrileña’. Tras pasar una temporada en Mallorca para instruirse en el Centro de la Guitarra de Peter Burr, donde entabló amistad con Joan Bibiloni, Nando Fernández y otros músicos, recorrió la península en cientos de conciertos, «a veces en acústico, otras con banda, pero siempre con su particular estilo, cercano a James Taylor o Van Morrison », define Alonso.

Por el colectivo Canción del Pueblo también recalaron otros cantautores como José Manuel Bravo ‘Cachas’, Ricardo Cantalapiedra, Julia León, Anselmo Cano, Manuel Toharia o Paco Niño, y la ‘trova madrileña’ ha seguido creciendo hasta nuestros días con artistas como Juan Carlos Sola, Santi Latorre, Matías Ávalos, Luis Felipe Barrio, Javier Álvarez, Neva … músicos que, sin llegar a la celebridad de Ismael Serrano o Antonio Vega , crearon junto a Hilario una burbuja de canciones maravillosas que volaron por la capital como pompas de jabón al viento.

En los noventa, la carrera de Camacho fue recuperada gracias al productor de Warner y bajista de Los Elegantes José Luis Plaza, quien encargó a José Antonio Romero producir para él ‘Directo en La Nave’, un disco que vendió la nada desdeñable cantidad de 50.000 copias en 1998. Le siguió ‘Lunático Veneno’, con grandes canciones como ‘La luz de tu mirada’ , ‘Juego Sutil’ o su colaboración con Álvaro Urquijo en ‘Una puerta cerrada’. A propósito de aquel encuentro, Urquijo explica que «Hilario era de esos músicos que nunca encajaron en ninguna categoría musical, algo que le hacía especial. Personalmente le admiraba».

En el siglo XXI, Hilario Camacho siguió editando en sellos pequeños, pero aún con gancho creativo, como demuestra su incursión en el fado con ‘Un hombre en la ciudad’ o ‘No cambies por nada’ (2003) con Kiko Veneno . Cuando iba a regrabar y publicar sus canciones de nuevo con Alain Milhaud, en el disco ‘Una mirada diferente’ (2006), murió en su apartamento de la calle Goya , tras regresar de un viaje a México, la madrugada de un 16 de agosto de 2006.

Inéditos

En la investigación para este libro, que será presentado este viernes en la Biblioteca Eugenio Trías (18 horas) , Álvaro Alonso hizo un asombroso hallazgo en los archivos que guardaban sus sobrinas: « Descubrí veinte canciones inéditas, un disco en directo en Marbella, letras manuscritas y una ingente cantidad de información que Hilario había ido guardando en carpetas, una para cada disco», explica el escritor, que ha conseguido así una biografía como las de antes, sin el menor copia-pega de internet, tal como a Camacho le hubiera gustado.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios