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Hazen, pianos con historia junto al Teatro Real

Llevan dos siglos siendo uno de los lugares de referencia, con una red de distribución de 200 puntos de venta

La historia de los Pianos Hazen se remonta a 1814, fecha en el que se abre el primer taller BELÉN RODRIGO

BELÉN RODRIGO

La historia de los Pianos Hazen se entremezcla con la historia de la música y la cultura en España. Desde 1814 , fecha en la que el holandés Juan Hosseschrueders abrió su propio taller de pianos y arpas en la calle Hortaleza de Madrid, esta casa ha sido punto de referencia para aficionados y profesionales del mundo del piano en la capital española. Ahora es la sexta generación de la familia Hazen la que se ocupa de un negocio que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Ya lleva doscientos años al servicio de la música.

No se sabe muy bien el motivo por el cual Juan Hosseschrueders, artesano de madera, llegó a España en 1802. Trabajó en la fábrica de pianos de Francisco Fernández hasta que emprendió su aventura en solitario. Al poco tiempo, al no tener descendencia, sus sobrinos Juan y Pedro Hazen se vinieron a Madrid para ayudarle en el negocio del que se harían cargo cuando su tío regresa a Holanda. «Ellos habían aprendido el oficio en Inglaterra donde los pianos eran muebles más ricos, con elementos de metal», explica a ABC Cristina Hazen de San Juan, directora general de la compañía. Juan y Pedro Hazen Hosseschrueders comienzan a trabajar como artesanos junto a su tío construyendo pianos y arpas bajo el nombre de Hosseschrueders y Sobrinos.

«Sus clientes eran sobre todo la alta sociedad madrileña, los políticos, los cafés y los hoteles. Era otra época y en casi todas las casas se estudiaba música», recuerda la responsable. Por aquellos años no eran los únicos que construían pianos, «en Madrid, Barcelona y Valencia había otros constructores españoles muy buenos», recuerda Marisa Hazen de San Juan, directora comercial de Pianos Hazen. Sus antepasados comenzaron a ser reconocidos por la calidad de los materiales utilizados y sobre todo por esa influencia del estilo inglés en el diseño de los pianos.

El taller cambió de ubicación en varias ocasiones. De Hortaleza 12 pasó a la calle de la Luna número 11 y posteriormente a la calle Valverde número 34. En 1870 se cierra el taller, «que ya prácticamente no existía porque era más un almacén en el que entraban y salían pianos», puntualizan Cristina y Marisa Hazen. Y en 1880 se inaugura la tienda de la calle Fuencarral. Con Juan Hazen Álamo, «nuestro bisabuelo, se ensamblaban los pianos» y en 1890 empezarían a importarlos . En las etiquetas ya aparece otro rótulo, «J.Hazen, Almacén de Pianos. Sucesor de Hosseschrueders» y en poco tiempo incorpora a su actividad comercial el alquiler de pianos.

Importaciones

La Guerra Civil fue una de las etapas más duras para este negocio. Se vieron obligados a cerrar y fallecieron como consecuencia de este conflicto bélico dos miembros de la familia, Juan y Ángel Hacen Gil. Además en la postguerra «las importaciones fueron muy complicadas» y en tan solo una diferencia de cinco años fallecieron dos de los responsables del negocio. Primero Juan Hazen Álamo (1945) y después su hijo Félix Hazen Gil (1950) sucediéndole al frente de la empresa su hijo mayor Félix Hazen Garc ía . «Con nuestro padre se empezaron a importar pianos de Alemania, Inglaterra y Japón. Logró viajar hasta Alemania y logró las licencias necesarias». En 1962 vuelve a cambiar el domicilio de la tienda, a la calle Juan Bravo número 33 y una vez liberalizadas las importaciones, Hazen comienza la importación en exclusiva y a gran escala de pianos Yamaha.

Mucho han cambiado los tiempos y también la forma de construir pianos. «Ya no existe el mecanismo del piano de mesa», por ejemplo. «Ahora hay muchos modelos y colores y están adaptados a las nuevas tecnologías», afirma Marisa Hazen. En 1997 se inaugura una tienda en la calle Arrieta, junto al Teatro Real , la que existe actualmente. Desde allí siguen siendo «especialistas en piano» y tienen como clientes tanto a aficionados como a profesionales, sobre todo de la Orquesta Sinfónica Nacional. Cuentan con un espacio dedicado a libros de música, con más de 30.000 títulos. Están más especializados en la música clásica.

Desde hace tiempo que se dejaron de vender únicamente pianos y hoy en día en la tienda se ecuentran todo tipo de instrumentos. Ambas hermanas (de una familia de nueve) se lamentan de la poca importancia que se da a la música en el sistema educativo español. « Deben ser los padres los que hagan el esfuerzo de que sus hijos se acerquen a la música que tan importante es en su desarrollo cerebral».

El negocio, que desde 1967 es oficialmente conocido como Hazen, Distribuidora General de Pianos, S.A, se dedica también al alquiler de pianos . Ya sea para un domicilio, que puede costar desde 75 euros por mes, o para un concierto un único día. Entre los pianos, los más baratos rondan los 3.000 euros y los más caros superan los 150.000 euros. Para los jóvenes pianistas se vende mucho los pianos digitales «permitidos en los conservatorios para el grado elemental» con un valor bastante más asequible, alrededor de 700 euros.

Fundación

En la Fundación Hazen Hosseschrueders , constituida en 1991, se encuentran algunas joyas como un piano datado de 1807. Es el primer piano histórico con la firma Hosseschrueders y se encontró al demoler la casa de la calle Fuencarral donde estaba situada la tienda de pianos. La fundación está en Las Rozas, junto al espacio de exhibición de pianos. Se puede visitar en horario comercial y también consultar los archivos. «Allí se encuentra una gran colección de pianos que va desde el 1792, con un modelo francés, hasta 1957, un Yamaha, piano de cola art decó, en madera rojiza». Otra de las joyas de esta exposición es el llamado «Colorao», el Steinway que llegó a España en 1923.Fue el piano más ilustre y famoso del país durante años. En él han tocado José Cubiles, Ataúlfo Argenta, Serguéi Prokofiev, Artur Rubinstein y Alicia de Larrocha.

Son muchas las anécdotas e historias que conserva esta familia. «Tenemos las cartas de las primeras negociaciones de nuestro bisabuelo en las que intercambiaba aceite de oliva y anchoas con una firma americana de pianos», relatan dos de las hermanas Hazen. Un negocio que además ha estado siempre muy relacionado con la Casa Real. Con un bonito e interesante pasado y un presente sólido, los Hazen siguen mirando al futuro de la forma que siempre lo han hecho, unidos a la historia de los pianos en Madrid.

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