Ermita de Santa María la Antigua
Hallazgo histórico de pintura medieval en la iglesia más antigua de Madrid: la vida de Santa María Magdalena
La última restauración de Patrimonio saca a la luz una serie policromada del siglo XV dedicada a la advocación primitiva del templo mudéjar de Carabanchel, BIC desde 1981
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Iniciar sesiónLas manos de las restauradoras Laura Sacristán , Macarena Borrueco , Yolanda Gonzalo y Elena Pérez-Moneo van resolviendo, con paciencia, el misterio. Cada centímetro de madera que limpian guarda una sorpresa en una de las dos vigas maestras que ... sostienen el coro de la ermita de Santa María la Antigua . Capa a capa, el hollín, los repintes, los barnices oxidados, estucos y siglos de maltrato, van dejando a la vista la sospecha de un trazo primitivo al temple, las alas de un ángel, un escudo o el color de una túnica. Predominan los tonos rojos, salpicados de verde, azul y negro, con los que la lija y la desidia del hombre, afortunadamente, no pudieron. Allí quedarán también sus marcas. Dentro del frío templo huele a la química necesaria para obrar el milagro. También a la emoción de un momento único que observa atenta la mirada de Miguel Ángel Bonache , director técnico de esta importante restauración acometida por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid.
Los últimos retoques en el templo más antiguo de la capital cuyos orígenes se remontan al siglo XIII, –tras sufrir una importante intervención también el año pasado para consolidar la fachada sur y eliminar la humedad de sus muros–, acaban de escribir un nuevo capítulo de su intrigante historia. Escenas perfectamente legibles de la vida de la santa a la que primitivamente estuvo dedicado el templo: María Magdalena . Un trascendental hallazgo que suma interés a este reducto histórico, BIC desde 1981, enclavado en Carabanchel Bajo y cuya vida está asimismo ligada a San Isidro Labrador. «El Códice de Juan Diácono, escrito en torno al año 1275, documenta la presencia de San Isidro (1081 – 1171) en la iglesia de la Magdalena de Carabanchel, donde se produce el llamado "milagro del lobo"», explica a ABC José María Sánchez Molledo , doctor en Historia además de orgulloso carabanchelero.
En la ermita se halla el pozo San Isidro, que encontraron el historiador José María Sánchez Molledo y Javier Faucha en 1995
Su vínculo con este lugar «surgido tras la reconquista de Madrid en 1085» trasciende lo meramente académico. El empeño personal de Sánchez Molledo por poner en valor este rincón olvidado de Madrid , frente al solar que dejó la antigua cárcel de Carabanchel – aún hoy en un entorno degradado como viene informando ABC–, le ha llevado a seguir cada pista de su historia. Tan es así que a él corresponde gran parte del mérito de haber localizado el célebre pozo de San Isidro. «En el año 1995 tuve ocasión de encontrar, junto con Javier Faucha , un pozo situado bajo la escalera del coro en un lugar inaccesible. Una puerta tenía el cartel de “Pozo de San Ysidro”. En aquel lugar encontramos pinturas con las armas del reino de Castilla y León, y decoración geométrica y de motivos vegetales», explica sobre aquella aventura que ya hacía presagiar el pasado ricamente policromado del sotocoro.
Incluso entonces ya se vislumbró que la decoración de la otra viga maestra, adosada a la pared del fondo, podría estar dedicada al patrón de Madrid . «En el friso interior del coro, junto a la pared del pie del templo, hay escenas peor conservadas en las que aparece la figura de San Isidro, con calzas, aguijada en el suelo, arando los campos con una cesta de mimbre y a su lado unos bueyes. Estas pinturas corroboran el recuerdo que tenían los habitantes medievales de Carabanchel sobre la presencia de San Isidro en este templo», describe a este diario. «En algún momento fueron lijadas y ha sido imposible recuperar mucho más», añade Bonache, que sospecha que las escenas, separadas por decoraciones geométricas, pudieran hacer referencia a los milagros del santo madrileño, como pensaban al empezar los trabajos que lo estaría también la que ahora se sabe dedicada a María Magadalena. «Ambas series tienen un sentido catequético», asegura.
La parroquia y los vecinos reclaman reformar el entorno urgentemente, muy degradado y al albur de los vándalos
La mirada del historiador –la sonrisa queda oculta tras la mascarilla a la que obliga el Covid-19– como la del párroco Alberto Jerónimo , privilegiados testigos de la evolución de este hallazgo, se ilumina al encontrar sentido a lo que ha florecido. «En el friso superior del coro bajo hay escenas que historian la vida de Santa María Magdalena, titular del templo, en las que aparece la aparición de Jesús resucitado a la Magdalena, el conocido como “noli me tangere”; la comida de Jesús y sus discípulos en casa de la Magdalena en Galilea; y la Magdalena junto al sepulcro de Jesús», asegura. Entre las claves que permitirán «explicar el edificio y fijar su cronología» están los escudos que abren y cierran la serie de escenas y, concretamente uno central, cuya heráldica coincide con el blasón de la Casa de Luna. «Un escudo con cuatro cuarteles en los que se repite una cruz de Calatrava y un águila, y un escudo episcopal con una media luna, que corresponde a Pedro de Luna y Albornoz, sobrino del Papa Luna, y arzobispo de Toledo entre 1407 y 1414», expone. A su juicio, este detalle «permite fechar las pinturas del coro en esos años». «Algunas de esas escenas de la Magdalena están replicadas en parte de las tablas del actual retablo barroco», destaca como curiosidad.
Carmen Córcoles , jefa del Servicio de Conservación de Patrimonio Inmueble, que ha coordinado los trabajos de restauración en el templo, explica a ABC el laborioso proceso para llegar hasta aquí. Las vigas policromadas aparecieron en el año 2003, ocultas bajo enlucidos, encalados y empapelados de las estancias que ocuparon ese espacio –destinadas a las labores del camposanto parroquial adosado al templo– y que fueron demolidas. «En el ábside y en la hornacina lateral aparecieron pinturas de estilo románico», explica in situ recordando las diferentes intervenciones realizadas bajo la Dirección General de Patrimonio Cultural –esta última con una inversión valorada en 45.780,35 euros –. La inversión realizada, directa e indirecta a través de la subvención a la Iglesia, por parte de la Comunidad de Madrid hasta la fecha en la ermita es de 719.752,81 euros.
Muy vinculada a este proyecto, Córcoles ha vivido con gran emoción cada paso en la recuperación de las pinturas medievales, estudiando incluso fuera de su jornada laboral detalles como la decoración de los símbolos de Castilla . «En los castillos se llegan a identificar de dos tipos, castellanos y árabes», señala sobre el terreno encontrando similitudes con la tipología de castillo que se encuentra en la tumba de Alfonso VIII en el monasterio de las Huelgas de Burgos. «Todo ello se investigará y documentará tras la finalización de la restauración», apunta. «Por otra parte, se está procediendo a delimitar el entorno de protección de la ermita, que tendrá la misma consideración como Bien de Interés Cultural y que defenderá al inmueble frente a posibles intervenciones urbanísticas no adecuadas en un espacio tan sensible como éste», añade, preocupada asimismo por la reciente plantación de árboles sin permiso realizada por un particular.
Aportación capital a la pintura medieval
Tanto Sánchez Molledo como Córcoles coinciden en la enorme relevancia de estas pinturas. «Es una aportación capital para el conocimiento de la pintura medieval en Madrid, tan escasa en la Edad Media, y fija la cronología de la construcción del coro y por tanto del templo. Al tiempo pone de relieve la importancia de esta iglesia, la más antigua de Madrid, y que tiene que servir de aliciente para que la Comunidad de Madrid continúe sin mayor dilación con la restauración de las pinturas murales del resto del edificio que pueden aportar nuevos datos», reivindica este historiador, colaborador del Instituto de Estudios Madrileños y autor, entre otros, del libro «Carabanchel un distrito con historia». «Para Carabanchel es un hecho que evidencia la importancia del núcleo medieval y su contribución a la historia de Madrid», reitera.
Entre los pocos testigos que han seguido de cerca esta intervención se encuentra Manuel Gómez, empleado de la parroquia de San Sebastián Mártir a la que está adscrita la ermita, que destaca cómo las labores de restauración acometidas han devuelto a la vida a este lugar «olvidado». Orgulloso también se muestra José Pedro Barrionuevo, el constructor. «Somos una empresa de Carabanchel y conozco esto desde que era niño. Ha sido muy interesante poder trabajar en esta restauración», añade. Por su parte, Roberto Herrero , director del departamento de Patrimonio y Obras del Arzobispado de Madrid –a quien pertenece el templo– se muestra convencido de que estas pinturas volverán a tener su sentido evangelizador: «Alguien que las vea puede, desde luego, conmover su alma y su corazón». Una vez concluida la restauración, se reabrirá el templo al culto, que es visitable, y donde se celebra misa los sábados a las 11 horas.
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