Guerra al botellón en el verano con drones, más agentes y aforamiento de plazas

Por eso, la Policía Municipal no va a dejar pasar ni una. Y lo hará aforando plazas, con más agentes y la Unidad de Drones, que cuenta con 22 unidades y de los que se pueden usar varios en función de las necesidades del servicio. Así será más fácil saber desde el aire dónde hay aglomeraciones de personas, su distancia y si están bebiendo . El aumento de casos de Covid-19 en las últimas semanas ha quedado reflejado en la incidencia acumulada en los últimos 10 días (ayer, el Ministerio de Sanidad aportó que la de Madrid se sitúa en 110,6, 33 más que el 24 de junio) . «Y la gente tiene que recordar que nosotros, además, somos una policía sanitaria», explican fuentes de total solvencia. «Por eso, ahora en verano, no vamos a bajar la guardia. Estamos con el hacha de guerra levantada», sentencian.

No en vano, la época estival es cuando más botellón hay en la calle, pero este año se suman tres nuevos condicionantes: por un lado, las ganas que tiene la gente de salir de juerga; además, existe el riesgo pandémico (y que la gente menor de 30 años ni siquiera aún tiene cita para vacunarse), y, para más ende, el cierre de locales nocturnos está limitado (como su aforo) a las 3 de la madrugada . Y muchos jóvenes a esa hora quieren más.

El operativo de refuerzo de las últimas semanas se va a mantener , en función de la plantilla existente en esta época de vacaciones, durante el verano. Los datos del pasado fin de semana, sin embargo, han sido relativamente poco malos en comparación con los años sin coronavirus. «Es verdad que ha habido mucha gente, sobre todo en Chueca. Hubo muchos que cuando acabaron de participar en la manifestación, a partir de las diez de la noche, se sumaron a los que ya estaban en el barrio », indican. Se habla de unas cinco mil personas, que sobre todo se congregaron, sin distancia de seguridad y en muchos casos con la mascarilla como ‘elemento decorativo’ del antebrazo, en las plazas del Rey, Chueca y Pedro Zerolo, la mayor de las tres.

«Esos enclaves estaban hasta arriba de personas, pero menos mal que se aforaron, lo que hizo que estuvieran deambulando por las calles adyacentes. Pero gracias a ese esfuerzo policial no se registraron graves incidencias, más allá de un apuñalamiento la noche del viernes al sábado en el Templo de Debod », explican.

No fue un suceso que revistiera gravedad, afortunadamente, pero hay que recordar que la madrugada del jueves hubo otro acuchillamiento en Pedro Zerolo y que el mismo entorno del Templo de Debod fue desalojado a las cinco de la madrugada del fin de semana anterior porque había 400 chavales haciendo botellón como si la ley regional, la ordenanza municipal y el coronavirus no existieran.

De viernes a domingo, «lo que sí hubo fue mucha gente sin mascarilla y sin distancia de seguridad en plena calle». Algo que, a juicio de los agentes, demuestra que «aún queda gente sin mucha cabeza, sin sentido común». Por eso ponen énfasis en el tremendo esfuerzo de la Policía Municipal, «que gracias al operativo diseñado logró que no se desmadrara más la situación» .

Los datos al respecto del fin de semana del Orgullo en la zona de Chueca y aledaños son los siguientes. El viernes y el sábado se propuso para sanción a 1.063 personas por beber en la calle , a los que hay que sumar a los 148 del domingo: 1.211 en total. En junio, el total fue de 3.000 multas por esta infracción, detalló ayer la delegada de Emergencias, Inma Sanz.

En cuanto a las inspecciones realizadas a locales estos mismos días, el jueves por la noche se denunció a 12; el viernes, a seis; y el sábado, a nueve. En lo referente a los sancionados por no llevar mascarilla cuando estaban obligados a ello, hubo 102 casos, de jueves a domingo.

La presión, decimos, seguirá todo el verano. Según ha podido saber ABC, además del refuerzo de agentes se utilizarán drones e incluso se volverá a parcelar y aforar plazas si hace falta. Y, por supuesto, será continuo el control del uso de tapabocas y que no se practique el botellón.

Fuera del municipio de Madrid, en el municipio de Humanes, la indignación es generalizada después de la celebración de dos fiestas el fin de semana de los mismos promotores quienes se vetó dos celebraciones en la Casa de Campo de la capital por el riesgo pandémico.

En la terraza exterior de la conocida macrodiscoteca se juntaban miles de hombres (y muchos no tan jóvenes, ya entrados en la cuarentena), bailando pegados y sin mascarilla. Ese local y la vista gorda del Ayuntamiento sobre lo que allí ocurre llevan muchos años en el punto de mira.