Un 'Gran Hermano' en el portal para acabar con el narcopiso más violento de Lavapiés

Los vecinos de Salitre, 11, instalan un novedoso sistema con el objetivo de frenar el trasiego constante de toxicómanos

Los telefonillos están conectados a un portero telemático que solo permite el acceso a las personas autorizadas

La pantalla y una de las cámaras en el portal de Salitre, desde donde vigila el portero JOSÉ RAMÓN LADRA

En la humilde comunidad de la calle del Salitre, 11, hay cuatro plantas, un pequeño patio interior, una cámara de seguridad por piso y tránsito, mucho tránsito. También hay un telefonillo, hundido en su parte central, y un extraño aparato negro a su ... lado.

-Buenas tardes, ¿en qué le puedo ayudar?

-Hola, venimos a ver el edificio, soy un vecino autorizado.

Es lunes a primera hora de la tarde y el novedoso sistema, implementado por primera vez para acabar con un narcopiso, todavía sorprende a algunos de los moradores. Pese a que en los apenas cuatro días que lleva instalado este 'Gran Hermano' de portal su vida ha cambiado, ninguno de ellos baja la guardia. La problemática en este edificio del barrio de Lavapiés es clara: decenas de toxicómanos acuden a diario hasta una de las casas para pillar heroína . En el mejor de los casos, la consumen dentro; y en el peor, donde sea, escondidos en los recovecos de este inmueble o de los adyacentes.

El singular trasiego, señalan los vecinos, comenzó ya durante la pandemia, «con visitas esporádicas de personas que se les notaba que venían con el mono», y se acentuó en los últimos meses, cuando los gritos, las peleas y los destrozos en las zonas comunes pasaron a ser una constante. Tal era la desesperación que Ignacio Montero, hijo del presidente de la comunidad, contactó semanas atrás con el director técnico de la empresa Proserco-Fam, José Luis Murillo. Hechas las presentaciones, quedaron en persona y se apostaron al otro lado del portal. «Estuvimos 20 minutos y se quedó alucinado», comenta Montero, en alusión a Murillo, cuyo veredicto no se hizo esperar.

El telefonillo, vandalizado, junto al mecanismo para avisar al portero JOSÉ RAMÓN LADRA

Para atajar la violenta situación había que instalar el sistema Codi, un servicio desarrollado por Codivisión en 2018 para evitar okupaciones en segundas residencias o vigilar urbanizaciones de lujo. «Es la primera vez que lo instalamos por un narcopiso», señala a ABC el propio Murillo, consciente del efecto disuasorio que presenta el mecanismo. La clave es el control de acceso, con cámaras de seguridad en todas las plantas y un portero telemático operativo las 24 horas. Cualquier persona que pulse el telefonillo contactará directamente con este trabajador, quien, listado en mano, comprobará si tiene autorización para entrar.

El dilema, advierte el nuevo centinela de Salitre, es el pase de llaves. «La primera noche estuvieron tratando de entrar hasta las 6 de la mañana», recuerda, al otro lado de una pantalla que da directamente a la puerta del portal. Las tretas para sortear las actuales restricciones son dispares: desde tirar la llave por el balcón a irrumpir a la carrera en el momento que un vecino entra o sale del bloque. «Y también se dedican a atrancar la puerta para que el resto solo tenga que empujar», aclara Montero, justo antes de acceder a la comunidad.

Un joven baja la calle después de intentar colarse en el portal JOSÉ RAMÓN LADRA

Reyerta a cuchilladas

Dentro, los estragos de la droga son notorios . Baldosas arrancadas, colillas por el suelo, barrotes a medio forzar y una sensación lúgubre, impropia del parque residencial de la zona. Los tubos para meter los cables del sistema Codi son anticorte en la planta baja, «para evitar que los rajen» , y de metal en las superiores. El miedo entre el vecindario es notorio, incrementado por una reciente reyerta saldada a cuchilladas.

«Es horrible», remarca una inquilina, cansada, entre otras controversias, de encontrarse heces, orines y basura o sufrir el robo de la ropa tendida en el patio. «Tenemos que guardar todo en el piso», comenta, harta también de dormir con las ventanas cerradas: «Más de un día han llamado al telefonillo de madrugada, porque se confunden o directamente tocan todos». Los extintores han tenido que ser repuestos en varias ocasiones, ya sea por sustracciones o porque alguien un día vació uno de ellos en la escalera , llenando de polvo blanco todo el interior del inmueble.

Los destrozos en el interior del inmueble son evidentes JOSÉ RAMÓN LADRA

Todas las miradas apuntan a un propietario llamado Raúl como el responsable del narcopiso. Sin pomo en la puerta, basta un vistazo desde el exterior por el hueco de la inexistente mirilla para comprobar el estado decadente de la vivienda . «Con este panorama es imposible vender el piso o alquilarlo, ¿quién va a querer venir a vivir aquí?», protesta otra joven, sin entender la pasividad de las autoridades. En ese sentido, la asociación de vecinos La Corrala mantendrá este miércoles una reunión con el Ayuntamiento de Madrid para pedir mayor seguridad en Salitre.

Mientras tanto, los vecinos del número 11, que deberán desembolsar la cantidad de 15.000 euros durante dos años, confían en la efectividad del sistema Codi, más si cabe, después de comprobar la drástica bajada de drogodependientes. «Antes de instalar las cámaras, había un flujo de entre 30 y 50 personas por la noche», subraya el director técnico de la empresa de seguridad. Precisamente, la última herramienta para impedir la entrada será colocar una electrocerradura que impida el paso con llave durante la franja nocturna: «Aunque tengan llave, tendrán que llamar al portero para que este les autorice a entrar». Un 'Gran Hermano' de portal, pionero en España para lidiar contra esta negra circunstancia, que a tenor de los primeros resultados, no tardará mucho en extenderse.

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