La frontera ilegal de basura y amianto que enfrenta a tres municipios
Montañas de residuos en los límites de Boadilla con Alcorcón y Villaviciosa de Odón se acumulan en terrenos naturales sin que nadie los retire
Cris de Quiroga y Pilar L. Arreaza
Una culebra sale hacia el camino del Pradonal, en dirección a Alcorcón, y se tumba al sol. Entre las encinas, plásticos, alfombras, sillas, mesas, colchones y objetos de todo tipo se acumulan bajo la mirada atónita e impotente de los ciclistas y corredores que transitan ... por allí. En una de las ramas del viejo chaparro un par de camisetas usadas se mecen con el viento. En el suelo, varias familias de setas crecen entre decenas de neumáticos gastados y las bellotas se mezclan con un puñado de latas de cerveza, tubos y cables. « No me parece bien que se tire aquí la basura , los animales no pueden vivir como está esto», cuenta a ABC Luis Miguel, que sale a pasear con su pitbull terrier negro. Él trabaja desde hace ocho años en una empresa cercana y «siempre» ha visto toda esa basura. «A veces hay más residuos y otras menos, pero todos los días está lleno », añade.
La zona está cerca de convertirse en un «vertedero ilegal de facto» , teme el alcalde de Boadilla del Monte, Javier Úbeda (PP). La semana pasada, el regidor envió una carta a su homóloga de Alcorcón, Natalia de Andrés (PSOE), para solicitar la retirada de los múltiples montículos de residuos que plagan el entorno de la Ciudad Financiera del Banco Santander, en territorio alcorconero. «Le solicito que de la forma más rápida posible tomen las medidas necesarias para acabar con esta situación e impedir que se repita», pedía Úbeda. Las mismas palabras le llegaron al alcalde de Villaviciosa de Odón, por otro punto sucio junto al cerro de San Babilés y la M-50, también limítrofe con Boadilla del Monte.
La misiva ha puesto en el ojo del huracán estos «nuevos» vertidos ilegales, que se suman a otros focos de suciedad repartidos a lo largo y ancho de la Comunidad de Madrid, como las márgenes protegidas de los ríos Guadarrama, Jarama y Manzanares, que afectan, sobre todo, a los términos municipales de Móstoles y Getafe, y el «cinturón marrón» de 30 kilómetros que mancha desde hace años la periferia del sur de la capital.
Pero la carta, más que otra cosa, ha desatado choques entre administraciones de distinto signo político . En primer lugar, porque no llegó. El alcalde de Villaviciosa de Odón, José Luis Pérez Viu (Ciudadanos), aseguró ayer a ABC que, tras no recibir mensaje alguno, descolgó el teléfono y habló con Úbeda. «Está bien la información de alcalde a alcalde, pero no entiendo el formato en que se transmite todo. No sé qué sentido tiene si es de mi término municipal», cuestionó Pérez Viu.Ayer mismo envió una patrulla de Policía Local a inspeccionar los vertidos, que comprobó que eran «típicos de botellón», y prevé culminar su limpieza a lo largo de la semana.
«Vi esta cuestión en redes sociales, me llamó la atención porque yo no había recibido ninguna carta, ninguna llamada, ni nada por el estilo. He hablado con el alcalde y le he afeado las maneras, ha pedido disculpas por la situación y yo se las acepto. En la parte de Boadilla también hay vertederos muy cercanos al municipio de Alcorcón;yo le he dicho: “Tú tienes el mismo problema”», criticó por su parte la regidora de Alcorcón, Natalia De Andrés (PSOE), en una rueda de prensa.
Al margen del rifirrafe político, De Andrés pasó la pelota al Gobierno regional: «Son suelos calificados por la Comunidad de Madrid como potencialmente contaminados , que pertenecen al Ministerio de Defensa y tiene la responsabilidad de su limpieza la Comunidad». No obstante, la retirada de los residuos corresponde a los propietarios del terreno y, según confirmaron fuentes de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad, el camino de Pradonal, aunque cercano a una vía pecuaria, no es suelo protegido y, por tanto, su limpieza es competencia municipal. La pelota vuelve al tejado del Consistorio de Alcorcón.
Material cancerígeno
Hace años que el extrarradio de muchas ciudades y pueblos madrileños se ha transformado en un vertedero ilegal que contamina el entorno natural. «Lo peor es el reclamo de estos puntos, en lugar de llevar los residuos a un punto limpio la gente los lleva ahí con el coche», lamenta el responsable del área de Residuos de Ecologistas en Acción, Carlos Arribas. Más alla de que todos arrebatan la belleza del paisaje, el verdadero problema surge con los vertidos de amianto. « Si no está encapsulado, una sola fibra de amianto puede alojarse en el pulmón y en 20 años mueres de un cáncer incurable », resume Arribas.
Entre los matorrales del camino de Pradonal descansan ahora escombros tóxicos . Baldosas, cristales y varios fragmentos de tejas de uralita, un fibrocemento amasado con amianto , se amontonan alrededor de la vegetación y los pequeños insectos. También bajo algunos árboles las bolsas de basura, juguetes usados y hasta ropa interior no dejan ver la tierra. «Tú contratas una obra y el de la obra te dice: “Son 3.000 euros y yo me encargo de los escombros”, y luego vienen y los vierten aquí . No creo que la persona particular venga aquí con su coche porque son muchos los kilos que tiran», relata Carlos, un corredor que frecuenta todos los días la misma ruta.
« Hay de todo . Lo de ahí –señala un par de metros más al fondo– puede ser de un restaurante porque hay muchos manteles, papeles, baldosas y azulejos», puntualiza su compañero Antonio. «Esto lleva muchos años. De vez en cuando aparecen treinta o cuarenta parachoques de coches, que igualmente podrían intentar averiguar de quién son. Parece mentira, un campo tan bonito con las encinas está hecho un estercolero », concluye, indignado, Carlos.
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