Frente Atlético y Ultras Sur buscan agitar la calle con peleas pactadas pese al cierre de los estadios
Radicales madridistas arrasan un bar del Barrio del Pilar tras una quedada fallida con los rojiblancos
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Iniciar sesiónSábado, 1.30 horas de la madrugada. Un miembro del grupo Ultras Sur recibe un inesperado mensaje. Al otro lado de la pantalla, un integrante del Frente Atlético ofrece a sus homólogos madridistas una pelea pactada. Pese a que falta menos de un ... día para disputarse el derbi en el estadio Alfredo Di Stéfano, los radicales de ambos equipos ya han comenzado su particular encuentro por las calles de la capital. Poco importa que la pandemia haya provocado que los partidos de la Liga Profesional de Fútbol (LFP) se jueguen a puerta cerrada e, incluso, que las autoridades hayan decretado el toque de queda entre las 12 y las 6 de la mañana. La cita está servida, pero algo no sale según lo esperado.
Los ultras del Real Madrid rechazan la propuesta, alegando, precisamente, la dificultad de sortear las restricciones de movilidad impuestas por el coronavirus. Los rojiblancos no se creen la justificación y sospechan que la negativa llega por la falta de capacidad de sus rivales para reunir a un importante número de individuos. El día pasa en relativa calma hasta que el árbitro Mateu Lahoz pita el inicio del encuentro, programado para las 9 de la noche. A esa hora, miles de aficionados se concentran en los bares de Madrid para seguir por televisión las andanzas de Benzema, Joao Félix, Sergio Ramos o Luis Suárez. La rivalidad entre los dos equipos, unido a la posición de ambos en la Liga, confiere al partido la máxima expectación. Y los radicales lo saben.
Horas después de rehusar la quedada, un grupo de entre 20 y 30 Ultras Sur decide pasar a la acción. Son conscientes de que en el bar La Exagerá (ubicado en el Barrio del Pilar) están reunidos varios miembros del Frente Atlético, por lo que el fútbol, al menos para ellos, ha pasado a un segundo plano. Separados en dos grupos y totalmente encapuchados, los atacantes irrumpen en la terraza del establecimiento con botellas, palos y piedras. Los ultras rojiblancos, en inferioridad numérica y sin capacidad de reacción, se ven obligados a huir a la carrera o encerrarse en el interior del local, al igual que el resto de clientes.
En apenas unos minutos, el bar queda arrasado. «Mira, mira, mira, todos los cristales rotos, todo esto lo estaban tirando, se han cargado La Exagerá», relata un testigo poco después, mientras graba con su móvil los estragos de una batalla en la que, por suerte, solo hubo que lamentar daños materiales. Los dueños del local ya han interpuesto la correspondiente denuncia y la Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional, encargada de las averiguaciones, trata ahora de identificar a los implicados. Se investiga, además, si entre los Ultras Sur había integrantes de Suburbios Firm, una escisión del Frente Atlético surgida, precisamente, a raíz de sus relaciones con los radicales blancos.
Cambio de estrategia
La presión policial sobre estos grupos ha provocado que sus adeptos busquen nuevas fórmulas para poder enfrentarse sin ser interceptados. Así, las peleas pactadas o las incursiones por sorpresa en zonas alejadas de los estadios se han convertido en dos de los principales respiraderos del mundo ultra. En 2013, un día antes de que Real Madrid y Atlético disputaran la final de Copa del Rey en el Santiago Bernabéu, los radicales se citaron en un descampado del norte de la ciudad. La reyerta, sin embargo, no llegó a producirse debido a que uno de los dos grupos dio media vuelta al advertir la presencia de un coche policial.
Ese mismo año, coincidiendo con el entrenamiento de Navidad que el Atlético organizaba a puerta abierta en el estadio Vicente Calderón, una docena de Ultras Sur asaltó por sorpresa el bar Río Duratón, antigua sede del Frente Atlético, dejando a tres personas heridas de gravedad. La turba desplazada hasta el Manzanares, de la que formaba parte el conocido neonazi Antonio Menéndez Mories, alias «El Niño», empleó armas blancas, defensas extensibles y bates de béisbol. Siete personas, entre ellas el propio Niño, fueron detenidas.
Desde entonces, los intentos de encontrarse no han cesado. Si en la década anterior, los dos grupos pusieron de moda los intentos de dar esquinazo a la Policía y alcanzar el estadio rival el mismo día de partido, en esta que recién termina las estrategias empleadas han sido bien diferentes. Por si fuera poco, la pandemia ha acelerado la singular emancipación de los radicales, alejados de los estadios, pero mucho más imprevisibles debido a la comunicación instantánea. Erradicarlos del todo no será tarea sencilla.
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