El final del pequeño «chinatown» de la Plaza de España

Las enormes colas y el singular olor a tallarines fritos impregna aún la galería, cuyos visitantes viven ajenos al horizonte que le espera. «No tenía ni idea, la verdad, lo echaré de menos», dice un comensal que aguarda para pedir su comida; «la más auténtica» . Los trabajadores de los establecimientos, acaso por desconocimiento o por las barreras del idioma, también aseguran no saber nada sobre el futuro de la zona. Sin embargo, actualmente ya funcionan gracias a una prórroga municipal. La concesión para la explotación de los locales venció el 31 de marzo de 2017 y la Empresa Municipal de Transportes (EMT), encargada de la gestión del espacio, permitió que estuvieran un año y medio más. La fecha límite, apuntan fuentes de la compañía, es el próximo 30 de octubre.

La EMT marcó ese día en el calendario porque era cuando estaba previsto que comenzasen las obras en la plaza . No obstante, puesto que no empezarán hasta diciembre, no se descarta que los locales se beneficien de una nueva prórroga, aunque aún no está definido porque la actuación en el subterráneo es independiente. Lo que sí está claro es que no contarán con ningún trato especial en la futura concesión. «No hay nada previsto en ese sentido, todos los adjudicatarios parten con las mismas opciones y será en un proceso con todas la garantías», explicaron en el ente municipal, dependiente de Medio Ambiente y Movilidad, que dirige Inés Sabanés .

La galería comercial, con casi 300 metros cuadrados, absorbe la mayoría de su público de los clientes del aparcamiento anexo, aunque también de ciudadanos asiáticos. En el subterráneo se ubican la garita del parking, los cajeros automáticos y los tres locales. Son regentados por chinos y algunos de ellos, incluso, están diseñados fundamentalmente para el público inmigrante. Es el caso de la agencia, cuyos trabajadores son chinos y está especializada en viajes a este país. El supermercado, en cambio, también es frecuentado españoles, pero donde es más evidente es en el popular restaurante, famoso y reconocido pese a su aspecto descuidado. Cualquiera que pase por este espacio verá largas colas de comensales esperando para entrar al pequeño establecimiento, especialmente los fines de semana.

Con la reforma, la galería subterránea será más luminosa, accesible y amplia. La obra, incluida en el proyecto ganador para la conversión de la plaza, «Welcome Mother Nature» , hasta prevé un futuro intercambiador de transportes que conectaría una decena de rutas de la EMT con tres líneas de Metro y el citado aparcamiento.

Construido en granito, vidrio y hormigón, el nuevo espacio comercial estará acabado con una bóveda y mejorará notablemente la accesibilidad y la iluminación. Desde el área de Desarrollo Urbano Sostenible detallaron que se instalarán rampas y ascensores y se permitirá la luz y la ventilación natural gracias a tres grandes aberturas en el techo que darán lugar a tres jardines. La superficie, además, pasa de 640 a 1.200 metros cuadrados .

El objetivo del Ayuntamiento de la capital no es otro que transformar integralmente un espacio que suma ya más de medio siglo y cuyas instalaciones están cada vez peores . Más allá de la amplitud en todo el recinto, la zona comercial crecerá considerablemente. Si ahora cuenta con tres locales en 297 metros cuadrados, en el futuro tendrá cinco en poco más de 500 metros. Serán cuatro establecimientos para uso comercial, de entre 40 y 150 metros, más un restaurante de 100.

En Urbanismo, sin embargo, son cautos respecto a los plazos para que arranquen las obras. «Se trata de la parte más compleja de todo el proyecto , es un ámbito muy grande y requiere del trabajo de muchas áreas», explican fuentes municipales. A la espera de que encajen definitivamente los informes de Patrimonio, Desarrollo Urbano Sostenible o Movilidad, entre otros, se comenzará a trabajar en otras zonas de la plaza. «Tenemos claro que la galería subterránea no será lo primero», aseguran.

El coste está incluido en los cerca de 70 millones de euros presupuestados para el proyecto global. Como informó ABC, la actuación se dividirá en dos fases y la primera, que llegará como muy tarde en enero –se parará en Navidad–, se centrará en la unión de la Plaza de España con la calle de Ferraz.

Para lograr este pasillo peatonal , el Ayuntamiento prohibirá el giro a la izquierda desde Princesa hacia la calle que bordea la plaza, junto al edificio Torre de Madrid, y únicamente se permitirá la entrada al aparcamiento. Esta vía se peatonalizará para resolver la conexión a pie desde el barrio de Ventura Rodríguez (Moncloa-Aravaca) y la propia plaza. Además, el plan incluye la combinación de ciclocarril con carril bici para unir la Gran Vía con Madrid Río a través de este punto.

En paralelo, se va a rematar el frente de la Plaza de España que da a la Gran Vía y la calle de la Princesa y se ampliarán las aceras en ambos casos. Además, está previsto que se renueve todo el pavimento ya existente para dar continuidad al modelo que se ha planificado para la avenida.