Filomena borra a los «riders»: «No repartiremos pedidos hasta que las calles sean seguras»
Las plataformas están cerradas mientras algunos restaurantes ya notan las pérdidas
Coger el coche en Madrid todavía no es posible
Jorge V. pregunta en una conocida página de «riders» cuando se podrá volver a repartir en Madrid. Las respuestas se suceden: «Las plataformas están cerradas» . Basta un simple rodeo por las principales «apps» (Glovo, Deliveroo y Uber Eats) para comprobar la imposibilidad de ... encargar pedidos a domicilio. De todas ellas solo Just Eat ofrece esa opción, advirtiendo de antemano que algunos restaurantes cuentan solo con servicio de recogida. La impaciencia entre los trabajadores es notoria. Quieren trabajar, pero son conscientes de la difícil situación que ha dejado Filomena. En la calle, la actividad se ha volatilizado. «Llevamos dos días casi parados. Más de la mitad de los encargos son para ellos», apunta una empleada de un establecimiento de comida rápida. Sea en moto, en bici o a pie, lo cierto es que la nieve, convertida desde ayer en hielo, ha dado la puntilla a un sector muy golpeado por la pandemia y sus ya de por sí delicadas condiciones laborales.
El viernes, primer día importante de la borrasca, aún era posible realizar pedidos a mediodía. Sin embargo, la alerta roja declarada por la Aemet (desde las 18 horas) provocó que las plataformas suspendieran sus servicios paulatinamente, lo que explicaría el hecho de que hubiera repartidores activos más allá de la franja horaria señalada.
La polémica llegó rápidamente a las redes en forma de vídeos e imágenes, en los que se podían ver a empleados de Glovo derrapar en moto, pedalear encima de la bici bajo la intensa nevada e, incluso, avanzar con esquís y bastones por las calles de la urbe. Tal fue la ola de indignación que hasta la propia compañía salió al paso de las acusaciones con un mensaje idéntico para todos los casos: «Hola. Por seguridad de los “glovers” hemos suspendido temporalmente la operativa en las zonas afectadas. Restableceremos servicio cuando las condiciones climáticas lo permitan. Hemos hablado con la persona del vídeo y se trata de una broma, ya que no estaba de reparto».
En un mensaje remitido ayer a sus repartidores, Glovo recuerda que «la situación continúa siendo muy complicada» y que están «manteniendo reuniones con el resto de plataformas para ir valorando la situación». Con este panorama, no es de extrañar que desde el sábado hasta ahora las mochilas amarillas, azul turquesa o verdinegras hayan desaparecido. En la glorieta de Bilbao, una de las paradas más transitadas, no hay ni rastro; tampoco frente al Teatro Barceló, donde antaño se apostaba al menos una decena de repartidores. La situación es idéntica en otros de sus bastiones algo más lejos del centro: en la calle de Ibiza, la glorieta de Cuatro Caminos o su continuación a lo largo de Bravo Murillo el contador de pedidos ha quedado reducido a cero.
Con todo, desde la cooperativa La Pájara Ciclomensajería, surgida a raíz de las controversias relacionadas con las grandes plataformas, señalan que «hay algunos compañeros» a los que les están entrando encargos de Uber Eats y Deliveroo. «Pero ninguno los está aceptando», incide Martino Correggiari, uno de sus fundadores. Con el convencimiento de que estos repartos están saltando por error, el «rider» recuerda que lo importante ahora es que estén todas las vías despejadas y no solo las grandes arterias: «La Pájara está cerrada y hasta que no haya seguridad no vamos a volver. Tardaremos un tiempo, pero lo esencial es evitar accidentes».
Mientras los restaurantes más dependientes del «delivery» ven caer su facturación a marchas forzadas, los repartidores miran al suelo a la espera de una tregua que tardará días en llegar.
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