Las exclusivas escuelas donde se forjan los líderes de las grandes empresas

Los hombres que hace medio siglo fumaban en las lecciones del MBA (Master in Business Administration) enfundados en gruesas chaquetas marrones ahora lucen mascarillas y atuendos casuales en una de las novísimas aulas del IESE, la escuela de negocios de la Universidad de Navarra, que el pasado octubre expandió su campus madrileño. «Hemos triplicado la superficie, y de aquí a cinco años pretendemos que se duplique la actividad académica», cuenta la responsable de comunicación María del Mar Valls, nuestra guía entre arcos y espacios luminosos que acogen a 2.500 alumnos cada año. Sus egresados ya superan los 50.000, y la comunidad más grande (15.000) está en la capital.

Madrid está en boca de empresas y emprendedores. Mientras el IESE, que nació en 1974 en un chalé de Aravaca, creció el año pasado hasta los 33.600 metros cuadrados, poco después de que IE University inaugurara el campus vertical más alto de Europa junto a las cuatro torres, tres prestigiosas universidades ultiman la apertura, el próximo otoño, de una nueva escuela de negocios. La universidad católica más antigua de Estados Unidos, Georgetown (en Washington D.C.), junto a Comillas y Deusto respaldan el proyecto, Advantere, uno más para el repleto hábitat madrileño.

¿Por qué Madrid? «Los ecosistemas más importantes de innovación y emprendimiento son los ecosistemas educativos», explica el director y decano de Advantere, Guillermo Cisneros; como el hervidero de ideas en el círculo universitario de Boston o el filón de Sillicon Valley, que germinó en la Universidad de Stanford. Y «Madrid se está convirtiendo en un ‘hub’ educativo», apunta Cisneros. Las cinco escuelas de negocios con las que ha contactado este diario (IESE, IE, Deusto, EAE y Esade), todas habituales en las primeras posiciones de los rankings internacionales, coinciden.

En 2021 vieron la luz más de 40.000 empresas en la que se considera la duodécima economía del mundo. Madrid es un imán de inversión extranjera, de estudiantes y profesionales, un «polo de atracción de talento innovador, emprendedor y global», en palabras del decano de Programas de IE Business School, Norman Kurtis. La ciudad concentra las sedes de las multinacionales y las academias donde se forjan sus dirigentes.

El nuevo CEO de Inditex, Óscar García Maceiras, el presidente de Repsol, Antonio Brufau, y la exministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, estudiaron en el IESE. El presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, y la CEO de Movistar, Cristina Buzarko, salieron de Deusto Business School. El director general de Save the Children, Isla Ramos, y su homónimo en el Banco Sabadell, Carlos Ventura, pasaron por Esade. El CEO y fundador de Masmovil, Meinrad Spenger, la exCEO del Grupo Quirón, María Cordón, y la princesa jordana Noor Bint Asem aprendieron en IE Business School. La lista es interminable.

María del Mar Valls muestra el recién estrenado auditorio con 500 butacas, el mismo en el que el alcalde José Luis Martínez-Almeida y la presidenta Isabel Díaz Ayuso inauguraron el pasado octubre el remozado campus del IESE. Una enorme pantalla LED traída de Japón preside el estrado, una de las más grandes que existen. «Está diseñado para que entre luz a cualquier hora del día», señala Valls. El edificio es sostenible y eficiente, por supuesto. La ampliación, a unos metros del primer campus fundado en 1991, ha costado 52 millones de euros.

El auge emprendedor en Madrid llevó al IESE a crear, hace tres años, el Master in Management, destinado solo a los jóvenes graduados y que no se imparte en sus campus originales de Barcelona. El nuevo edificio ha permitido crear además un ‘venture hub’, un punto de inversión dedicado a los emprendedores. El acceso a cualquiera de los programas del IESE requiere un año para recopilar y enviar calificaciones, cartas de recomendación, cartas de motivación... «Hay un departamento gordo de admisión, queremos gente buena, que tenga ganas», dice Valls.

A pesar de que estas escuelas se enorgullecen de ser selectivas, y aunque es cierto que disponen de becas, también son exclusivas. El Global Executive MBA, el máster más caro de IE, el tercero mejor del sector en Europa y el séptimo del mundo según la clasificación de QS, asciende a 81.200 euros. Algunas matrículas son más competitivas, pero la cifra no baja de los 20.000 euros. No sorprende que los índices de inserción laboral sean tan elevados. «Trabajamos muy de cerca con organizaciones, grandes empresas, ‘startups’, etc., durante todo el año para que nuestros alumnos puedan conocer y cultivar relaciones con potenciales empleadores», traslada el decano de IE, Kurtis.

Las escuelas de negocios afloraron hace 200 años, durante la segunda revolución industrial, al mismo tiempo que surgían las primeras empresas, organizaciones burocráticas administradas por gerentes asalariados. Desde entonces, el modelo de aprendizaje basado en el llamado modelo de caso no ha cambiado. Sin embargo, las escuelas modernas han incorporado las tendencias que definen el mundo de los negocios.

«La complejidad de los desafíos a los que se enfrentan hoy en día organizaciones y profesionales no puede resolverse con soluciones genéricas o estáticas, es necesario una formación ejecutiva hiper personalizada, flexible, especializada», comenta el director de Esade Madrid, Mario Lara. Los conceptos de digitalización y sostenibilidad ya están incluidos en los planes de estudios. «Las tendencias del mercado laboral demandan perfiles en constante renovación y actualización y cada vez más orientados a las nuevas tecnologías, al cambio y la innovación», asevera la directora de marketing y comunicación de EAE, Andrea Hernández.

Las estudiantes en las escuelas de negocios son muchas menos. En la actual promoción del MBA de Esade, reconocido por el Financial Times como el mejor de Europa para las mujeres profesionales, hay un 41% de alumnas, una «proporción récord», como señala Lara. En los programas destinados a jóvenes universitarios cuentan con más mujeres, pero en los niveles más experimentados su presencia sigue rondando el 30%. En materia de igualdad aún queda un trecho.