Testimonio
Empresarios de la noche: «Tras 17 meses de parón, hay que echar el resto»
Aseguran que «muchos clientes llegaban de comunidades con el ocio cerrado, como Cataluña o Valencia»
Cuándo acaban los ERTE
Echar el cierre al negocio de uno es un trago duro. Reabrirlo a medias, con limitaciones y en una total incertidumbre sobre lo que ocurrirá la semana siguiente, es casi heróico. A esta tesitura se han enfrentado muchos empresarios de la noche madrileña. Como ... Antonio Extremera , el hombre detrás de locales como ‘La Cartuja’, ‘Samsara’ o ‘Marta Cariño’. «Hemos estado ahí, ajustándonos a las medidas, un poco agobiados. Pero dentro de lo malo, en Madrid somos unos privilegiados por tener e sa hora de más para abrir y cierta flexibilidad. Pero estamos deseando volver a la normalidad».
Noticias relacionadas
De todas las actividades económicas dañadas por la pandemia, la del ocio nocturno ha sido probablemente la que peor parte se ha llevado: cierres muy prolongados y condiciones draconianas para reabrir. «Sin duda, hemos sido el sector más perjudicado», asiente Extremera. Y coincide en su opinión con la de Alex Zamarro, empresario también del sector y portavoz de Noche Madrid. «Hemos sido el sector más castigado, el único cerrado por orden estatal , y el único con restricciones tan duras». Que además veían sus actividades restringidas mientras se producían botellones multitudinarios sin que se respetara ninguna medida de seguridad que ellos están obligados a cumplir.
Un 30% en ERTE
Por eso, la llamada a la normalidad es casi un mantra que repiten todos, deseando así ayudar a que se materialice. Pero son conscientes de que «aún queda mucho camino», en palabras de Zamarro.
De hecho, la mayoría de los locales abiertos, por no decir todos, lo están de forma parcial: «No estamos ni a un quinto de la actividad normal», explica el portavoz de Noche Madrid. Extremera también lo nota en sus negocios: «Yo aún tengo al 30 por ciento de la plantilla en ERTE». Pero «seguimos pagando alquileres y seguros», refuerza Zamarro. De hecho, según un estudio de la Plataforma por el Ocio, sólo el 9,52 por ciento de los empresarios de la noche son propietarios de su local, y únicamente el 23,81 por ciento ha llegado a un acuerdo con el arrendador sobre el precio de su alquiler durante la pandemia.
El respiro del verano
Afortunadamente, reconocen que este verano –comparado con el anterior, que estuvieron prácticamente todo cerrados– les ha dado un respiro. «Los días fuertes nuestros eran jueves, viernes y sábado» –explica Extremera–, «pero gracias a este verano, se ha podido diversificar, por el turismo nacional en Madrid».
En el sector lo han notado: «A la clientela habitual, se ha unido el turista de otras regiones, y también hemos notado que viene gente de comunidades donde el ocio nocturno está cerrado, como Cataluña o la Comunidad Valenciana», explica el empresario de Samsara.
Extremera se dice «partidario de que se vayan levantando las limitaciones, tanto las de aforo como las de horario». En cuanto a la posibilidad de poner en marcha un Certificado Covid de obligada presentación para entrar en los locales, como se ha planteado en alguna ocasión –y que ha sido tumbado por tribunales de varias autonomías donde se puso en marcha–, este empresario entiende que «provocó muchas protestas cuando los jóvenes aún no podían vacunarse porque no estaba contemplada su franja de edad».
Pero ahora que la inmunización es cada vez más extensa, no le parece mala idea este requisito: «También es un aliciente para que se vacune la gente». El Gobierno regional no le hace ascos a ponerlo en marcha, aunque primero pide una regulación a nivel nacional que permita su aplicación sin el riesgo de que lo suspendan los jueces, como ha ocurrido ya este mismo verano en algunas comunidades.
Antonio Extremera espera la remontada «para cuanto antes» .«Confío en que lleguemos a noviembre, o mejor a octubre, estabilizados, y poder entonces recuperar cierta normalidad. Aunque creo que no será absoluta; me parece que tendremos que acostumbrarnos a vivir con esto».
Alex Zamarro defiende que la noche de Madrid era «un componente cultural, parte de la idiosincrasia de la ciudad». Y por eso, insiste en mostrar confianza en el futuro: «Hemos aguantado así 17 meses, de parón, improvisaciones y adaptaciones. Ahora tenemos que echar el resto; la luz al final del túnel cada vez está más cerca ».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete