La doble muerte de Ester: un tiro por rechazar a su acosador

Ester había recalado hacía una década en España. Tenía cuatro hijas en su país, dos de ellas llevaban solo sus apellidos. Las otras eran de padres distintos. Se dedicó al cuidado de personas en domicilios. En junio de 2019, Ester y Antonio se conocieron en un local nocturno; pronto, él se obsesionó, de tal manera que llegó a tatuarse su nombre.

Pero no mantenían una relación formal. El escrito de la acusación particular, representado por el abogado Juan Manuel Medina, recoge que el hombre, entonces de 62 años, se obcecó con tener una relación con la paraguaya, de 40, «más allá de una amistad con encuentros esporádicos». Él comenzó a mostrar un comportamiento «celotípico», hasta que en febrero de 2020 ella decidió cortar de raíz «y alejarse de Antonio».Se lo dijo varias veces, pero el acusado no lo asumía. Y así se lo hizo saber la víctima a sus hermanas, Zonia y Mirna.

El sujeto ya contaba con antecedentes muy violentos. Fue condenado a 16 años de internamiento en un centro psiquiátrico por una doble tentativa de homicidio, entre otros delitos. Intentó acabar con la vida de dos hombres en un bar de las afueras de Madrid.

Hasta que el día de autos, Antonio y Ester quedaron el 2 de febrero a las 12.30 en el local de Zonia de la calle de la Virgen de África, en el barrio de la Concepción (Ciudad Lineal). Pasaron el día juntos, hasta que a las 19.10, de nuevo cerca de la tienda, en la calle de la Virgen de los Reyes, sacó sorpresivamente una pistola del calibre 6,35 milímetros (para la que no tenía licencia) y le pegó un tiro en la sien. A bocajarro. La paraguaya murió a las diez de la noche en el hospital Gregorio Marañón.

El momento previo y el posterior del asesinato fue captado por las cámaras de videovigilancia, entre otras, las de una máquina de ‘vending’ de la zona.

En cuanto al sospechoso, huyó del lugar, pasó por su casa, recogió objetos de aseo y ropa, cogió el coche y escapó de Madrid. Durante cuatro días, pasó por Guadalajara, Villajoyosa y Albacete. Fue en esta ciudad donde se presentó en la calle, delante de un coche de la Policía Local, y confesó: « Quiero entregarme. He matado a una mujer. He matado a Ester Escobar y me están buscando en Madrid... Es mi novia paraguaya de 40 años...». Detalló que lo hizo porque estaba «harto» de que, según él, estuviera con otros hombres .

Tras ser detenido, tanto ante Homicidios como en el juzgado, Antonio se negó a declarar. Luego, dijo que él no había hecho nada y que tenía problemas mentales. El tatuaje con el nombre de Ester se lo había hecho muy recientemente, en los días posteriores al crimen y antes de la detención.

La acusación particular solicita 30 años de cárcel por asesinato con alevosía y dos más por tenencia ilícita de armas. Guardaba la pistola del crimen y otra de la misma marca, Star, en el coche. Concurren, según el abogado Juan Manuel Medina, las agravantes de reincidencia y de discriminación por razones de género.

En cuanto a la Fiscalía, solicita 24 años y medio por asesinato, con la agravante de reincidencia, y dos años más por la tenencia ilícita de armas. Solicita 100.000 euros de indemnización para cada una de las dos hermanas de la víctima, mientras que la acusación particular pide 150.000 para las cuatro hijas (600.000 en total).

Por su parte, la defensa de Antonio Leal solicita su absolución por falta de pruebas.