Niñas prostituidas y enganchadas al crack: el mayor golpe contra la trata de menores en Madrid

Además, una cría de 16 años escapó tras pasar tres días secuestrada en un narcopiso de Usera. Huyó y fue a pedir ayuda a un estanco cercano. Se había orinado y defecado encima.

Su testimonio fue fundamental en la investigación, pues, pese a estar aterrada, supo esbozar un croquis para que la Policía lograra localizar el lugar donde la tenían apresada.

De hecho, esta adolescente, al ser conscientes los agentes de la situación de vulnerabilidad se encontraba (con problemas incluso de drogadicción), avisó a los servicios sociales. Ingresó en el centro de primera acogida de Hortaleza. Al evaluar sus adicciones, decidieron trasladarla a otro especializado. Allí, durante una terapia, expuso el calvario que había atravesado y fue entonces cuando la directora puso en conocimiento de los agentes todos los detalles.

Además, fuentes policiales aseguran que cuatro de las víctimas habían pasado antes por servicios asistenciales de Madrid y Guadalajara. La Consejería de Políticas Sociales detalla a ABC que ninguna de estas víctimas estuvo bajo la tutela de la Comunidad (existen varios regímenes) y duda de que pasaran previamente por estos recursos, aunque no lo pueden asegurar.

Y, por supuesto, hacen énfasis en que no se trata de un caso de prostitución de menores en el seno de estos lugares de ayuda públicos, sino que la mafia es totalmente ajena a ellos.

Eso sí, tras la desarticulación de la trama, tres chicas se encuentran en centros abiertos ahora, otra (que ya es mayor de edad) ha vuelto con su familia y tres más están en centros cerrados.

La trama tenía bajo su bota a, al menos, diez menores, de entre 14 y 16 años, todas españolas excepto una dominicana y una rumana. El Grupo XXII de la Unidad de Atención a la Familia y la Mujer (Ufam) de Madrid inició las pesquisas en abril. Fue a raíz del testimonio de la muchacha que pudo escapar de sus cancerberos.

Fuentes policiales detallan a ABC que la manera que tenían para captar a las víctimas era a través de redes sociales. De hecho, uno de los detenidos es un cantante dominicano, muy joven, que se hace llamar Saymol Fyly, con cerca de 65.000 seguidores en TikTok. Además, cuenta con perfiles en Instagram, Facebook, YouTube... Era precisamente ese trasfondo musical el que presuntamente utilizaba parte de los arrestados para llamar la atención de las niñas. Eso sí, no se ha podido confirmar que tuvieran una estructura tan específica como para imputarles organización criminal.

Algunas de las adolescentes eran retenidas, pero otras se fugaban de su casa para ir a narcopisos y otros lugares para mantener relaciones sexuales con hombres mayores de edad a cambio de dinero o droga. De hecho, las habían habituado a los estupefacientes dándoles crack, y estaban enganchadas. Así, los presuntos delincuentes se aseguraban de que dependían de ellos en todo momento.

Normalmente, las ofrecían a toxicómanos que acudían a estas viviendas a comprar su dosis. Como si fuera un 'extra'. Los pisos estaban ubicados sobre todo en Usera, y se han practicado diez registros, también en la mencionada peluquería de Vallecas.

También las usaban como correos o mulas, hasta el punto de que las menores utilizaban patinetes para llevar dosis a los clientes. De hecho, la Policía identificó a una cuando portaba 10 gramos de cocaína para uno de los receptores. Tras esa entrega, eran violadas por estos. También se ha constatado que las llevaron al polígono Marconi para venderlas.

Uno de los principales encartados reservó un VTC para que le llevara al narcopiso donde estaba la niña y fue violada en grupo por él y otros tres sujetos.

El 30 de noviembre fueron detenidos los presuntos implicados, en un operativo en el que participaron 150 agentes. En el zulo de Vallecas descubrieron una cámara fotográfica, la cual están analizando por si pudiera contener material pornográfico de las menores. Entre lo intervenido también se encuentran sustancias estupefacientes, útiles para su venta y consumo, un arma de fuego, un machete, dinero en efectivo y diverso material informático.

De los 37 detenidos, pese a la gravedad de los hechos, solo ocho han ingresado en prisión provisional. Se les acusa de agresión sexual, prostitución de menores, tenencia de pornografía infantil, detención ilegal y delito contra salud pública.

La mayoría tiene antecedentes policiales, incluso uno solo suma más de 40 reseñas previas. Y cuatro individuos, por agresiones sexuales. A uno de ellos se le incautaron, además, 300 gramos de cocaína en su casa.