Degollada en su cama una funcionaria del archivo policial de Canillas

J. M. CAMARERO/M. I. SERRANO

MADRID. María Luisa Pérez Fábregas, 65 años, murió degollada en su cama. Su cuerpo fue encontrado por su madre, una anciana de 84 años, que preocupada porque su hija no llegaba a la cafetería de al lado de su ... casa donde habían quedado, subió al domicilio de las dos, en el número 1 de la plaza del Carmen, en el distrito Centro.

Ocurrió a las once de la noche del pasado viernes. No hay signos de robo en la casa. La cerradura tampoco estaba forzada. Se sabe, por los comentarios del vecindario, que la víctima, soltera, tenía novio. Por eso, las investigaciones se centran en el entorno más cercano a la mujer.

El sobrino médico

La víctima estaba a punto de jubilarse. Trabajaba como funcionaria en el Archivo del Centro Policial de Canillas. Era frecuente que María Luisa y su madre quedaran para tomar un refrigerio en una terraza cercana al bloque de su vivienda. El domingo, no llegó. La madre se dirigió a su casa y descubrió a su hija muerta, con dos heridas inciso contusas en el cuello. Había sido degollada y estaba en un gran charco de sangre. La anciana, que no daba crédito a lo que veían sus ojos, llamó a un sobrino, médico, que también vive en el bloque. Él fue quien dio aviso a los servicios de emergencias que, al llegar al lugar de los hechos, sólo pudieron certificar la muerte.

Los vecinos del número 1 de la plaza del Carmen no salían ayer de su asombro. Durante toda la jornada, en pequeños corrillos, en conversaciones en el portal y en las escaleras, todos los que residen en ese edificio se preguntaban una y otra vez a qué se ha podido deber la muerte de María Luisa. Ella, y su madre, eran muy conocidas y mantenían una actitud muy cordial, Nunca habían tenido problemas.

«Algo raro ha sucedido en esa casa», explica Vicenta, una vecina de la mujer asesinada que asegura «no haber escuchado nada raro» la noche del viernes. Para otros, «estaba claro que la habían estado siguiendo y sabían que aquí había dos personas mayores que no opondrían resistencia», dice José Manuel.

«Una zona conflictiva»

En el bar donde la madre de María Luisa la estuvo esperando la noche del viernes, muestran su incredulidad ante los hechos. «Venían mucho por aquí y eran muy simpáticas», explica uno de los camareros. La víctima no escondía que estaba a punto de jubilarse y «se mostraba muy contenta porque decía que ya había trabajado toda la vida».

Ahora, en el número 1 de plaza del Carmen no duermen tranquilos. «Esta es una zona muy conflictiva. Siempre hay mucho lío por la noche y por ello siempre recordábamos que había que cerrar bien las puertas».

Por otra parte, una reyerta callejera en El Molar parece estar detrás del hombre apuñalado ayer en el municipio. El agresor es un conocido de la víctima con la que ésta había entablado una discusión, según la Guardia Civil.

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