Decenas de vecinos del Ruedo saquean un tráiler atrapado por la nieve en la M-30

Los rateros forzaron el portón trasero y se llevaron numerosas cajas de fruta y otros alimentos

Decenas de vecinos desvalijan un tráiler de fruta en la salida de la M-30 que da a parar al Ruedo, en Moratalaz ABC

Desde hace años, los vecinos del Ruedo, una gran mole de viviendas de realojo levantada a un costado de la M-30 en el distrito de Moratalaz, están condenados a luchar contra su estigma. La mala fama, antaño justificada, es hoy un recuerdo ... liviano de los tiempos en que la heroína irrumpió en las calles, coincidiendo casi con su nacimiento. En 1986, el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oíza proyectó un edificio con demasiadas cartas marcadas como para escapar a la problemática: el «jaco» abrió la puerta y la delincuencia hizo el resto. Más de tres décadas después, convertido el bloque en un modelo obsoleto habitado en su mayoría por familias trabajadoras, los incidentes han quedado reducidos a la nada... O casi. Porque aún perduran episodios aislados -el último, el saqueo de un tráiler de fruta atrapado en la nieve- que extienden, para desgracia del vecindario, la tan complicada de borrar leyenda negra del Ruedo.

En las últimas horas del pasado viernes, la borrasca Filomena descargó toda su fuerza en la región, desatando un escenario casi apocalíptico en el que cientos de vehículos, sino miles, quedaron atrapados debido a la intensa nevada. En la M-30, la vía de circunvalación más transitada de España, la situación no fue menor, con la dificultad añadida de ser una carretera diseñada exclusivamente para la entrada y salida sobre ruedas. Con todo, no fueron pocos los conductores que resignados a su suerte tuvieron que dejar el volante y marcharse a pie a sus casas. Una encrucijada que también afectó a transportistas, varados en plena de ruta y sin poder custodiar la carga.

Un hombre retira la nieve de un coche, en el patio del Ruedo ISABEL PERMUY

Hasta ahí todo normal. Pero en un vídeo, al que ha tenido acceso ABC, se observa a decenas de personas saquear un camión de la empresa Indufisa que realizaba un porte de fruta y otros alimentos perecederos. «Mira, mira, mira... Mira la gente que hay ahí... Venta pa’ acá, pa mi barrio [sic], que están desvalijando un chisme. Flipas, cincuenta personas que hay. Mira, mira cómo corren... (risas). Alucinas, chaval, madre la que están mangando con el camión», se escucha decir a la persona que graba desde una de las ventanas del Ruedo. Algunos de los rateros pasan la mercancía afanada por encima de la valla antes de poner pies en polvorosa rumbo al inmueble señalado. Ayer, en la salida de la M-30 que separa El Ruedo de La Herradura, otro edificio de realojo contiguo al primero, seguían visibles un buen número de las cajas de plástico verde y cartón amontonadas en medio de la nieve.

En relación al suceso, ninguno de los vecinos cuestionados aseguraba tener constancia del mismo. «No sabemos nada», repetían casi al unísono, sin querer añadir más detalles. En el interior de la urbanización, un hombre retiraba la nieve de un solitario coche, encallado en mitad del patio. Al igual que en el resto de la capital, varios de los árboles del bloque han quebrado por el peso de la nieve. Unos copos que, pese al robo, también sacaron el lado más solidario de otros habitantes del Ruedo. Antes de que la borrasca frenara del todo la circulación, algunos vecinos bajaron a la M-30 para ayudar a los vehículos que habían quedado atrapados. Los voluntarios permanecieron en la calzada más de tres horas, empujando coches e intentando despejar la trazada de las ruedas para que estos pudieran salir.

Algunas de las cajas de fruta afanadas, tiradas a un costado del bloque

Más allá del saqueo, lo cierto es que el Ruedo vive días tranquilos. De un tiempo a esta parte, las redadas han disminuido sobremanera y todos en la zona coinciden en que lejos quedan ya los tiempos donde pasear por sus inmediaciones no era un plato de buen gusto. Su enroscada estructura lo convierte aún en el lugar idóneo para esconderse. Es por ello que un significativo número de aluniceros y delincuentes de índole similar siguen acudiendo a casas de familiares o amigos cuando están en busca y captura. La singularidad del Ruedo camina a la par que su leyenda, una leyenda difícil de limpiar.

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