Historias Capitales
Cuando la plaza de toros de Las Ventas fue un sembrado de patatas
Vicisitudes de una plaza que nació de una permuta y utilizó, por un tiempo, el albero como huerto urbano
Sembrado sobre la arena de la plaza de toros de Las Ventas, en 1937
La historia de la plaza de toros Monumental de Las Ventas está plagada de anécdotas, no todas conocidas por el gran público. Desde su original nacimiento –fruto del pacto entre un grupo de particulares y la Diputación– al larguísimo proceso de su construcción – ... que iba a durar tres años y se prolongó más de diez–, tal vez lo más sorprendente sea que sobre el albero de la plaza no solo se cultivó el arte del toreo, sino también hortalizas y tubérculos como las patatas . Aquí va el relato.
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La afición de los madrileños por el arte de Cúchares es muy anterior al nacimiento de esta gran figura de la tauromaquia; no hay más que remitirse al famoso poema de Nicolás Fernández de Moratín , «Fiesta de toros en Madrid», que recrea un espectáculo taurino en el siglo XI.
Plaza de toros de Goya, al final de la avenida de Felipe II
A finales del siglo XIX, había varias plazas funcionando en Madrid: la de la Puerta de Alcalá fue, durante 125 años –entre 1749 y 1874– el principal coso de la capital. Pero llegó el marqués de Salamanca y su plan para organizar el barrio que lleva su nombre, por lo que terminó siendo sustituida por la plaza de toros de Fuente del Berro, o de Goya, situada casi en el mismo lugar que ahora ocupa el Wizink Center, antes Palacio de los Deportes. Esta plaza, que también se conocía como 'la de la carretera de Aragón', funcionó desde comienzos del siglo XX de forma simultánea con la de Vista Alegre, en Carabanchel, popularmente conocida como 'La Chata' por sus recogidas hechuras, que fue inaugurada en julio de 1908.
La afición taurina era tan grande, que el coso de Goya se quedó también pequeño. Y por eso se propuso construir la de Las Ventas. Que tuvo unos orígenes casi de película: los cronistas señalaban cómo la plaza se levantó al final de la calle de Alcalá, en su confluencia con las Ventas del Espíritu Santo , una zona algo degradada por aquel entonces.
La recién construida plaza de Las Ventas, en 1931
La idea partió de un grupo de emprendedores , que crearon una Sociedad Anónima para la ocasión: el duque de San Pedro de Galatino, Federico Blanco, Rafael Linaje, Miguel García Alba, José Alonso Orduña, Julio Collado Martín, José Espelius, Fernando Jardón y Rafael Muñoz. Espelius, arquitecto, elevó instancia a la Diputación Provincial el 28 de junio de 1919, ofreciendo la construcción de una plaza para 26.000 espectadores que costaría unos 6,7 millones de pesetas, incluida la construcción y el valor de los terrenos.
Aunque prometían construirla en no más de tres años, la realidad fue que este plazo se alargó hasta triplicarse. La idea era que, una vez construida, la Diputación tuviera su pleno dominio, libre de toda carga, y a cambio a la Sociedad Anónima le cedieran, en arriendo o usufructo, la nueva plaza durante 40 años por un canon anual. Y le permutara esta propiedad por la vieja plaza de Goya, con la condición de derribarla de inmediato. La permuta se firmó en 1920.
Las Ventas se inauguró el 17 de junio de 1931 con una corrida benéfica en conmemoración de la llegada de la II República, y con lleno absoluto: se colgó el cartel de «No hay billetes». La afición por los toros era grande: la revista 'Blanco y Negro' recogía en 1932 una entrevista con un empresario taurino en la que se señalaba que en Madrid había, «de marzo a noviembre, dos o tres corridas por semana».
Pocos años después, llegó la Guerra Civil, y con ellas se acabaron muchas cosas, entre ellas las corridas. Tan es así, que el coso de Las Ventas se vio reconvertido, de la mano del Frente Popular, en un gran huerto urbano donde se cultivaron, sobre el albero que otrora pisaban los matadores y los toros bravos, todo tipo de hortalizas y, sobre todo, patatas, en un tiempo en que todo faltaba en Madrid.