Así se fabrica la nueva Copa del Rey
La joyería Alegre ha tenido que construir un nuevo trofeo después del «despiste» de Sergio Ramos el año pasado
miguel oliver
Eran las cuatro de la madrugada y Federico Alegre regresaba en coche desde Valencia, donde había asistido «a la mejor final de la historia de la Copa del Rey», como le gusta recordar a Florentino Pérez. Se encontraba a 60 kilómetros de Madrid cuando en ... la radio informaron del «accidente» que el trofeo había sufrido en la fiesta de Cibeles. El Real Madrid se había impuesto al Barcelona en Mestalla y todo el mundo salió a la calle para celebrarlo.
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El desfile transcurrió con normalidad, hasta que a Sergio Ramos le dio por mostrar la copa desde lo alto del autobús con el resultado que todo el mundo conoce: atropello y destrozo del trofeo. Federico se puso en alerta enseguida. Desde que se creó la competición, su familia ha sido la encargada de diseñar el preciado tesoro. Es el joyero de la Copa de la Rey .
Una copia para la exhibición
Tras enterarse del incidente por la radio se dirigió directamente al estadio Santiago Bernabéu. A su llegada coincidió con el equipo, que llegaba de Cibeles. Vio a Dudek y a Herrerín, delegado del equipo, que llevaban «un bulto» escondido debajo de una bandera española. Era la Copa destrozada . Federico comprobó que era prácticamente irreparable y les ofreció en el momento una copia idéntica al original para que pudieran exhibirla al día siguiente en el Museo del Real Madrid. Y así se hizo.
Con el trofeo destrozado en el Museo de la Federación Española de Fútbol, y con la copia expuesta en el del Real Madrid, Federico Alegre se puso manos a la obra para fabricar uno nuevo. Comenzó quince días después del accidente y la terminó un mes y medio después. La Copa ya no tiene secretos para él. Lleva cuarenta años puliendo y retocando el original. En las dos últimas décadas sólo había tenido que construir un trofeo nuevo, pero en los dos últimos años se ha visto obligado a fabricar otros dos. Este, por el accidente de Sergio Ramos y el anterior porque la Federación se la regaló al Sevilla tras ganarla el año en que España conquistó el Mundial de Sudáfrica.
Un proceso complejo
El proceso de fabricación es complejo: primero hay que entallar, después cincelar y luego comienza a soldarse. Una vez que el esqueleto está armado, llega el momento de pulirla, dorarla, montarla y, finalmente, grabarla. Todo ello da como resultado una auténtica joya de plata de ley d e 77 centímetros de altura y 20 kilos de peso por la que el 25 de mayo «matarán» las aficiones del Barcelona y el Athletic de Bilbao.
Esta nueva Copa del Rey tiene un coste aproximado de unos 10.000 euros . Federico, sin embargo, prefiere no ponerle precio. «En casi 40 años, sólo habíamos tenido que fabricar tres copas. La penúltima llevaba dos décadas sin que ningún equipo se la quedara en propiedad. Si divides lo que costó hacerla por 20 años te darás cuenta de que el importe final es una minucia. Menos que una entrada de fútbol. Ni eso... Una cervecilla en el bar».
El Barcelona, una copa en propiedad
El reglamento de la Federación Española apunta que un equipo se podrá quedar con el trofeo original cuando haya ganado la Copa tres años seguidos o cinco alternos. De momento, en toda la historia de la competición, sólo el Barcelona ha conseguido una en propiedad —salvo el «regalo» que se le hizo al Sevilla el año pasado— tras conquistar las ediciones de 1978, 81, 83, 88 y 1990. A pesar de ello, la Copa del Rey le da trabajo cada año. El equipo vencedor se queda con el trofeo durante la temporada siguiente para que lo pueda disfrutar su afición.
Pero dos meses antes de la próxima final tiene que devolverlo a la Federación. A cambio, recibe una réplica algo más pequeña, de unos 50 centímetros de altura. Es en ese momento cuando la joyería Alegre tiene que ponerse en marcha y reparar todos los desperfectos para que el nuevo campeón reciba una Copa impoluta.
Ideal, con desperfectos
«A mí me encanta cuando me llega con muchos golpes —comenta Federico—, porque eso significa que el equipo ganador le ha dado la importancia suficiente y la ha paseado por todos los sitios. Es normal que llegue con desperfectos en la chapa o en la peana». El joyero recuerda, sobre todo, el año que la ganó el Betis (2005). «Recorrió todos los pueblos de Andalucía y me llegó hecha una pena. ¡Si hasta estuvo en la boda de Joaquín! Pero se reparó y quedó impecable. Eso no me quita el sueño».
Con una réplica en el maletero
Lo que le provoca desvelos a Federico Alegre es la protección del trofeo mientras lo tiene en sus oficinas. «Nadie sabe dónde duerme. Cuando se lo lleva la Federación me quedo tranquilo, pero aún así no me relajo hasta que el Rey se lo entrega al equipo ganador. Nunca ha pasado nada, pero...». Por si acaso, el joyero siempre tiene un Plan B : «Todos los años viajo en coche a la ciudad donde se juega la final con una réplica exacta en el maletero por si la roban o le ocurre algo en el último momento. Hay que cubrirse las espaldas».
Esa cautela le llevó hace un año a entregar una copa completamente nueva e idéntica al Real Madrid una hora después del accidente. Dentro de un mes la volverá a recibir para pulirla y corregir los pequeños desperfectos producidos durante este año. Luego, volverá a entregársela a la Federación para que pueda brillar con luz propia en las manos del Rey el próximo 25 de mayo en el estadio Vicente Calderón. Barcelona y Athletic la esperan con los brazos abiertos .
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