Los conductores de la EMT sufrieron 209 agresiones en 2014 y 2015

Fue en 2007 cuando la EMTcomenzó a incorporar mamparas de protección en las cabinas de los conductores para evitar estas consecuencias. En la actualidad, de los 1.900 autobuses con los que cuenta el Ayuntamiento, cerca de 950 tienen esta medida, es decir, la mitad de la flota.

Miguel Ángel, el conductor de la EMT al que el pasado sábado golpearon repetidas veces, también llevaba una luna protectora en la línea 29 que conducía. Sin embargo, se salió de la cabina al ver que cuatro jóvenes se propasaban en su actitud vandálica en presencia de dos usuarias. Con el autobús parado les pidió que abandonaran su conducta o que se apearan. Los delincuentes, envalentonados, sacaron a Miguel Ángel a empujones del vehículo municipal y, ya en la calle, le colocaron un jersey en la cabeza y le cosieron a patadas en la cabeza, el tórax, la cara, la boca y la espalda.

El piloto de la EMT, de 36 años, no esperaba ese resultado y no llegó a accionar el pisón de emergencias que conecta directamente con la receptora de alarmas . Este dispositivo está previsto para cualquier incidente que se produzca, ya sea una agresión o un caso que requiera atención médico-sanitaria. Este botón permite que se grabe en tiempo real y en alta calidad lo que está ocurriendo. La receptora de alarmas se encarga de avisar a la Policía o Samur en función de lo que esté ocurriendo.

«A Miguel Ángel le nació defender a las personas que iban en su autobús sin pensar en su integridad física. Nuncia piensas que te vaya a ocurrir algo así», sostiene Manolo Martín, otro conductor de la EMT agredido el pasado verano. Manolo, de 52 años, continúa de baja psicológica desde entonces. Su ataque se desató por un incidente de tráfico: «Llevaba a un vehículo delante que dio un frenazo brusco y le pité porque casi se me caen los viajeros al reaccionar. Volvió a parar de ese modo y le di un golpe por detrás. El piloto del turismo se bajó del coche y se dirigió hacia mi ventanilla. La bajé pensando que firmaríamos el parte, pero colocó su mano en la ventana para que no la subiera y me propinó un puñetazo en el ojo izquierdo, a la altura del tabique nasal». Le rompió las gafas y le originó un traumatismo severo cervical, además de la contusión de la nariz y el ojo. El autor se dio a la fuga, pero los viajeros tomaron su matrícula. Manolo fue trasladado al Hospital Ruber en estado leve.

«Lo que le ocurrió a Miguel Ángel es más normal de lo que parece y uno no lleva implícito en el sueldo que le den un paraguazo en la cabeza o un puñetazo», manifiesta el representante de UGT. José Ignacio González, de CC.OO. se suma a la denuncia.

«Estamos vendidos y la empresa no nos respaldas. Estamos solos y somos responsables del autobús. Cualquiera intentaría socorrer a los viajeros. El compañero fue un ejemplo de ello», considera Manolo Martín.