Cobo Calleja es el mayor mercado negro de material sanitario falsificado
La Comunidad se ha incautado de más de 1,5 millones de mascarillas sin las autorizaciones pertinentes en el mayor «polígono chino» de Europa
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Iniciar sesiónEs el mayor «bazar» chino del Viejo Continente. Un polígono industrial donde se suceden naves y almacenes decorados con enormes caracteres chinos. Uno de los epicentros del comercio mayorista para una infinita variedad de productos. Y, en plena pandemia, la puerta de ... entrada idónea de material sanitario barato procedente del mercado asiático. Desde que estalló la crisis sanitaria, la Comunidad de Madrid se ha incautado de más de un millón y medio de mascarillas «falsas» en Cobo Calleja .
Sus calles bien podrían compararse con los exóticos bazares del Lejano Oriente que aparecen en la literatura popular, donde mercaderes misteriosos venden a los curiosos distintos artilugios a precio de ganga. En el año del Covid-19 , mascarillas y botes de gel hidroalcohólico plagan los escaparates y se venden junto a bolsos, zapatos, maletas y accesorios de telefonía móvil. «Son de España, todo homologado», asegura la dependienta de una tienda de bolsos, que responde al nombre de Eva, en tímido castellano. Hace tres meses que se sumaron al suculento negocio; hace noventa días que solo venden mascarillas. «La gente no compra bolsos», lamenta.
Eva resulta ser la más dicharachera de una comunidad hermética que premonizó lo que se avecinaba unas semanas antes del gran confinamiento. «Hablo poco español», es la respuesta más repetida en los distintos locales que vertebran la avenida principal de Cobo Calleja. La última intervención del Gobierno madrileño se produjo ayer mismo, cuando los inspectores retiraron, en colaboración con la Policía Nacional, un millón de mascarillas con irregularidades en una sola nave del polígono. En la actuación precedente, la semana pasada, intervinieron en varios almacenes, junto a la Guardia Civil, un total de 584.180 mascarillas, 7.250 test rápidos , 1.500 sobres de clorito de sodio, 307 unidades de gel hidroalcohólico y 65 termómetros infrarrojos digitales. En julio, fueron 6.000 mascarillas y, en septiembre, 90.000, aunque las unidades también se descubrieron en establecimientos comerciales de Alcalá de Henares, Torrejón de Ardoz y Coslada.
Barato y sin etiquetado
¿Por qué Cobo Calleja? La mayoría de los negocios están en manos chinas y el 99 por ciento de los productos proceden del mercado oriental . «Es el principal puerto seco de Europa para el comercio asiático, es una fuente continua de productos», explica a ABC la subinspectora general de la Dirección de General de Comercio y Consumo de la región, Penélope González, al frente de la campaña de control que inició el organismo dependiente de la Consejería de Economía con el estallido de la crisis sanitaria. «Estamos volcados en mascarillas desde el 14 de marzo, es un continuo. En Cobo Calleja, lo vacías un día y al día siguiente está lleno», señala González.
El material sanitario debe superar una serie de controles en laboratorios acreditados para gozar del etiquetado que garantice sus características de protección contra el virus. Sin embargo, las irregularidades son una constante en «el negocio del siglo», como lo define González, que calcula que en las más de 200 intervenciones realizadas desde abril han retirado entre 6 y 7 millones de mascarillas «de todo tipo, higiénicas, FPP2...».
El atractivo de los productos asiáticos es su precio. Pero lo barato sale caro . «Yo no me fío de las chinas, si vengo aquí es porque sé que son españolas», declara una mujer, dueña de varias tiendas en Fuenlabrada, tras abastecerse por 150 euros de un buen puñado de paquetes de mascarillas higiénicas en el local de Eva. «No me dedico a venderlas —remarca—, aquí son un poco más baratas porque es al por mayor», añade, antes de que Eva muestre con orgullo el etiquetado de su mercancía.
En otras tiendas de Cobo Calleja, el origen de los productos es más opaco. «No son de China, las traemos de una fábrica en Madrid», afirma el empleado de una tienda de moda sobre las mascarillas dispuestas en la entrada. Lucen un logotipo chino. En la amplia vía, el idioma es una barrera salvo para los clientes interesados en las ofertas. «¿De dónde proceden?» «Son médicas, las llevamos nosotros», contesta una joven que no parece entender la pregunta en un negocio de productos farmacéuticos. «No sé de dónde vienen» , declaran sin tapujos en otro local. En lugar de explicaciones, ofrecen buenos precios: «Vendemos estos 24 botes para llenar de gel a 50 céntimos cada uno». En el enésimo establecimiento, una esquina exclusivamente dedicada a material para ahuyentar al patógeno, después de un breve intercambio de palabras entre sus dos trabajadores, tampoco dan información: «Lo siento, no podemos hablar, no está el jefe».
Sanciones de 7.000 euros
La labor de control de Inspección se antoja inabarcable. «La norma es muy permisiva, las mascarillas se pueden vender en todos lados », reconoce González; no se calla que está «agotada». «Por eso trabajamos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y con los ayuntamientos, la coordinación es fundamental», apunta. La responsabilidad sobre el producto comercializado recae en cada eslabón de la cadena, fabricantes, distribuidores y minoristas, y las sanciones por defectos, irregularidades en el etiquetado o política desleal oscilan entre los 3.000 y 7.000 euros, en función del número de unidades incautadas, entre otras cosas.
Si bien ya erigido como el mayor mercado negro de material contra el Covid-19, Cobo Calleja está aprendiendo la lección. «Desde que hemos empezado han mejorado mucho, se va aprendiendo. Aunque en la última intervención había muchas mascarillas con irregularidades, había otro poco que estaba bien», agradece González. Pero el material falsificado y barato se mantendrá mientras haya demanda . «En confianza, los sancionados nos dicen: “Es que si compro de estos [productos homologados], la gente no me compra”», confiesa la subdirectora.
Por eso, en último término, la responsabilidad también es del consumidor. «Que todo el mundo sea consciente, que lea las etiquetas, que no se deje guiar por el atractivo de una mascarilla con purpurina», resume González. El marcado CE , seguido de cuatro dígitos, es el sello indispensable.
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