Cobo Calleja es ya la mayor central del blanqueo de la ‘marihuana china’

«El cultivo y el tráfico de marihuana y cannabis están disparados. Las plantillas policiales desmantelan plantaciones todos los días, pero por cada una de ellas salen cinco más. Ya es que se ha convertido en algo pandémico. La razón es evidente: económicamente es muy rentable; y a ello hay que sumarle el poco reproche penal. Porque si por un kilo de heroína te pueden caer nueve años de cárcel, por la ‘maría’, y más si no tienes antecedentes, ni siquiera entras en prisión preventiva», ilustra un experto en la lucha contra el narcotráfico.

Además de los chinos, hay muchos españoles, marroquíes, rumanos... «Son muchas nacionalidades. Y, para rizar el rizo, se ha descubierto que grupos o delincuentes, algunos bastante famosos, que se dedicaban hasta hace poco a los alunizajes y los butrones se han pasado a la marihuana », explica otro mando policial. «Se dieron cuenta, sobre todo con la crisis, de que entran a reventar locales y no pillan nada. Por eso han bajado los ‘palos’ en tiendas de telefonía móviles; pero es que también en los bares, que estaban en auge en Madrid hasta no hace mucho. Buscan dinero en efectivo. De ahí que apenas haya grandes asaltos a joyerías como ocurría antes. Quedan los butrones en naves industriales, en zonas donde hay muchos negocios en polígonos, como Humanes, casi todos en territorio de la Guardia Civil; suele ser gente del Este que revientan las cajas fuertes, pero se encuentran con que están prácticamente vacías. De ahí que se pasen a la ‘hierba’. También es que muchos de esos ladrones se encuentran cumpliendo penas de prisión», añade este especialista a ABC.

De ahí esa miscelánea de perfiles en las plantaciones ‘indoor’: «Hay desde gente novel a otros que, como decimos, vienen de otros ámbitos delincuenciales. Además, todos los indicadores sociales apuntan en una dirección: a la legalización, al menos en algunos sentidos, de esta mal conocida como droga blanda», se queja otro investigador a este periódico.

Muchos de estos traficantes son «negocios de tipo familiar o doméstico, incluso grupos de tres o cuatro amigos. Uno se dedica a los empalmes ilegales de la electricidad, otro al riego, otro a la vigilancia... Pero los chinos están a la cabeza. Ellos son los que montan las mejores instalaciones ‘indoor’, sobre todo en la zona de la Sierra, al norte de Madrid. Otros acuden a la Cañada Real, donde compran directamente la mercancía a los grandes clanes que allí se asientan y que, tras los machaques policiales, se están especializando en la marihuana, desplazando la cocaína y la heroína a los ‘narcopisos’.

«Los cogollos necesitan que se les dé una salida rápida, porque si se secan demasiado no valen. Las transacciones, por ello, son continuas. Los chinos que se dedican a esto llevan el dinero que sacan a Cobo Calleja. Allí tienen contactos con empresarios, supuestamente dedicados al textil, juguetes u otros productos de importación, y los tienen a sueldo para que les blanqueen esos capitales de la droga. Ellos son una parte de la organización, la económica. Lo que hacen es engordar la facturación de sus ventas legales con esos cientos de miles de euros. Apuntan el dinero en la cuenta de resultados de sus negocios. De ahí, una parte va para ellos, otra para los ‘obreros’ y el grueso para los cabecillas, que son mafias chinas que se encuentran en su país, Reino Unido o Francia . Porque se trata de organizaciones criminales versátiles: se dedican a esto, pero también a la trata de personas [prostitución de mujeres] y a los productos falsificados [delitos contra la propiedad industrial]», añaden nuestras fuentes. No todo se hace en Cobo Calleja; también abunda esta práctica en tiendas o bazares de tamaño medio o importante en el barrio de Usera.

Las entregas de dinero son importantísimas. Si hace un año se calculaba que en Madrid se movían al menos 600 millones de euros por el cannabis, esa cantidad es ahora mucho más alta, a la espera de la estadística oficial actualizada.

Otra manera de enviar cantidades de dinero, más modestas, es a través de un sistema similar a Bizum, pero que es muy genérico en la comunidad china. También se mandan kilos de droga por mensajería tradicional, a través de paquetería.

Las aprehensiones están creciendo en los últimos meses. Pero quizá sea más preocupante aún con lo que se están encontrando Policía y Guardia Civil. Si lo ‘normal’ eran alijos con un THC (tetrahidrocannabino), la sustancia que realmente convierte la marihuana en droga, por decirlo de manera muy genérica, del 2% o del 4%, ahora hay partidas de entre el 12% y el 16%. «Lo cual es una barbaridad, que está provocando en consumidores, también en los muy jóvenes, casos de esquizofrenia, psicosis y TDA», algo que confirman estudios médicos avanzados.

Pero lo que realmente sale rentable a estas organizaciones es sacar la mayor parte del producto fuera de España. La delincuencia en general, y la china en particular, van allá donde las ganancias económicas son mayores. Pura ingeniería fiscal y multimillonaria.

Si un kilo de marihuana en origen (es decir, en España) está a 1.800 euros, en el mercado europeo eso se multiplica. Empezaron con el Reino Unido, exportando antes de la pandemia hasta 100 millones de euros de este estupefaciente. Porque lo que aquí son 1.800 euros allí son 5.000. En Francia se ‘convierten’ en 3.000 euros el kilo; en los países nórdicos, en 7.000... «Cuanto más lejos esté el país de destino de España, más cara la venden» , sentencia un investigador.

La peligrosa facilidad con que esta modalidad delictiva se está extendiendo en España (por las leyes tan laxas y el gran consumo que existe) ya ha llegado a otras organizaciones, como uno de los cárteles mexicanos de Sinaloa.

Hace unos días, la Policía Nacional daba parte del arresto de 24 sujetos del cártel de Sinaloa (México). Más de 200 agentes se incautaron de una tonelada de cogollos y 37 kilos de cocaína. Han desmantelado dos laboratorios en nuestra región. Tenían tres subfusiles y varias pistolas, así como bienes (decenas de chalés y coches de lujo) por un importe superior a los 6 millones de euros. Manejaban un entramado de empresas en España, Colombia, Suiza y Portugal; y la droga la llevaban a Croacia y Holanda.