tráfico de mujeres
Las prostitutas de Montera: «A los chulos, que les den lo que se merecen»
Las meretrices rumanas del centro hablan sobre las mafias de proxenetas: «No hay derecho a que una mujer sea obligada a hacer la calle. No debe aguantarlo, tiene que denunciar»

Calle de la Montera . Cuatro y media de la tarde. Un sol resplandeciente llena de parroquianos las terrazas que serpentean el extremo de la vía más cercano a la Red de San Luis. La manga corta empieza a dejarse ver y una gran manifestación a favor de la vida colapsa la Puerta del Sol.
Pero nada detiene el oscuro negocio de la prostitución. Allí, al paso de niños, ancianos y turistas, decenas de prostitutas siguen donde siempre parece que han estado, a cada orilla de la calle, también en el medio, aprovechando que es semipeatonal.
Hasta aquí ya han llegado voces sobre la última gran operación policial contra una mafia que las explotaba. Todas hablan con horror de la compatriota rumana que estuvo encerrada, sin comer, a base de latigazos y a la que al final sus verdugos tatuaron un código de barras con la cantidad de su deuda (2.000 euros) para que nunca más se olvidase de ellos.
La noche, sin ley
«Esa chica no trabajaba aquí, sino en Marconi. Las que estamos en Montera por el día lo hacemos voluntariamente. Otra cosa es por la noche. No lo sé. Deberías pasarte por la noche , porque la cosa parece que funciona de manera distinta», nos dice una de las primeras con las que hablamos.
«Yo llevo seis años aquí y jamás he tenido chulo », afirma otra joven. ¿Y en Marconi, qué os dicen vuestras compañeras que trabajan allí? «Es distinto», responde, amistosa pero aún con recelo.
Los capos Dorel y Arturo
En el otro extremo de Montera encontramos a otras dos jóvenes. Muy jóvenes. También dicen que están allí voluntariamente. También saben el caso de la chica tatuada. ¿Hay mafias en Marconi?, preguntamos. «Nosotras no vamos allí, pero nos han dicho que se trabaja bien». ¿Conoces a Dorel o a Arturo? (son los capos que se reparten el polígono de Villaverde). « Arturo es muy buen tío . No se porta mal», se apresura a contestar.
«Mira, yo estoy aquí porque quiero -intercede otra-, pero entiendo que ninguna chica debe soportar que la obliguen. No hay derecho. Se puede aguantar un día, una semana o un mes, ¡no más! El lunes pasado vimos por aquí mucha Policía. ¡Asi que a los chulos, que les den lo que se merecen!».
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete