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El «chip» contra el maltrato aumenta su radio de acción

El «chip» contra el maltrato aumenta su radio de acción

Localiza exactamente a víctima y agresor. Amplia su radio de acción, a mayor distancia, y permite la comunicación directa con cualquiera de las dos partes sin necesidad de móvil. Todo ello, vía GPS. Estas son las principales novedades de los nuevos dispositivos antimaltrato de la Comunidad de Madrid que van a sustituir a los actuales. Su coste: dos millones para 225 equipos.

«Suponen un paso de gigante en la aplicación de las nuevas tecnologías en la lucha contra la violencia de género. Así calificó ayer el consejero de Presidencia, Justicia e Interior Francisco Granados, el nuevo prototipo, en el acto de presentación en el que estuvo acompañado por la consejera de Empleo y Mujer, Paloma Adrados.

Está basado en un modelo israelí, inédito en la Unión Europea, precisó. «Mejora, sustancialmente, la eficacia y la seguridad de las víctimas, al permitir cumplir de forma exacta con la orden de alejamiento, al marcar una zona de exclusión alrededor de la persona maltratada visible desde un monitor», agregó. Se irá implantando paulatinamente a lo largo de este verano a las 165 mujeres que en la región llevan el viejo sistema.

Menos aparatos, más eficacia El número de aparatos que se utilizan se reducirá también. De un lado, la víctima que ahora utiliza dos tendrá que llevar solo uno, similar a un móvil, la unidad Track2, dotada de GPS, del que ahora carece, un aspecto esencial para su posible defensa. Equipada con tarjeta de telefonía móvil y radiofrecuencia (alcance), permite la comunicación directa entre la víctima y el centro de control, sin necesidad de que lleve un móvil en caso de que salte la alarma (como en la actualidad), al tiempo que controla su posición.

Hasta la fecha, la víctima utiliza dos dispositivos. Uno, en su vivienda, para comunicarse con el centro de control e incrementar el alcance de la señal, y, otro, portátil, para recibir mensajes desde el dispositivo central en el que se detecta, además, la señal del agresor si se aproxima.

Mientras, el agresor pasará de usar tres artilugios a dos. Sigue llevando el brazalete-transmisor, dotado con mayor radio-frecuencia y autonomía que el actual. Ello permite reducir las interferencias o zonas oscuras por falta de cobertura a 500 metros, frente a los cien actuales, y a más de medio kilómetro si no las hubiera (ahora, como máximo llegaba a los 500 metros). Además, llevará la unidad Track2, igual que la víctima, con idénticas prestaciones. Ahora utiliza el brazalete, la unidad GPS para determinar su posición en caso de que se quite o manipule la pulsera, y la unidad para aumentar el nivel de la señal en su domicilio. «Antes el sistema era ciego. Saltaba la alarma y había que avisar por móvil a víctima y agresor para ver qué ocurría. Eso se evita ahora al incorporar GPS», indicó Granados. Es un cambio «radical» para la seguridad de las personas a las que va dirigido que evitará agresiones.

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