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Entrevista

Chimo Bayo: «Mi talento viene del espacio exterior»

El Wizink Center se llenó ayer hasta la bandera con los mitos del baile de los 90

Chimo Bayo ABC
Nacho Serrano

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A pocas horas de subirse al escenario del Wizink Center para poner a bailar a 15.000 nostálgicos de la música de baile de los noventa, el tiempo parece no haber pasado por el cuerpo ni la mente del mítico DJ, entertainer y ahora también empresario vinícola (hace un año lanzó el vino «Hu-Há») Chimo Bayo . Su entusiasmo juvenil, tan contagioso como en los años de la ruta del «bakalao», serviría un rato más tarde para alzarle como triunfador indiscutible de la fiesta «Love the 90’s», que llenó hasta la bandera el antiguo Palacio de Deportes con fans de iconos del dance-pop como Haddaway, Vengaboys, Dr. Alban, Culture Beat o The Outhere Brothers, en una apoteosis de nostalgia y bailoteo noventero dirigida por Fernandisco.

—¿Qué tiene esta música de baile, que sigue llenando estadios treinta años después?

—A través de la nostalgia, la gente llega a la felicidad. Es el tercer año que lo hacemos, y siempre se agotan las entradas. En Madrid y en otras ciudades, la gente recibe esta fiesta muy bien. Y al terminar todos salen todos más jóvenes (risas). Además, también viene gente joven que a través del «remember» ha descubierto esta música, y le encanta. Algunos hasta se creen que el «remember» es un estilo musical (risas).

—¿Chimo Bayo tiene alguna manía o ritual antes de salir a actuar?

—Siempre me pongo primero la bota derecha, como los pilotos de moto (risas). Luego caliento la voz, para salir relajado y poder darle al público lo que espera, y que tenga su «¡Hu-ha!» y su diversión. La gente empatiza mucho conmigo, me respetan como soy y quieren que les dé mi show con mi traje táctico de combate, y con ese talento que viene desde el espacio exterior (risas).

—¿Cómo se mantiene en forma para dar esos conciertos tan frenéticos?

—Mucho gimnasio no hay. Lo que sí hago es mucha bicicleta, que me encanta. Últimamente he adelgazado seis kilos, y quiero perder otros cinco más. Para mí es muy importante estar en forma en todos los sentidos. Después, cuando salgo del concierto empapado de sudor, me siento feliz por haberlo dado todo para mis fans.

—Creo que tiene novedades musicales en la manga.

—Dentro de nada saco una canción con el grupo Narco. Me va el metal electrónico (risas), me encanta hacer cosas diferentes y originales, y aprender de todo el mundo. Además, mi hija Tania es DJ y ha sacado un tema trap creado por ella. Me gustaría mucho hacer alguna canción con ella en el futuro.

—¿En los 90 imaginaba que seguiría dando caña a las puertas de 2020?

—No pensaba ni hacer un disco. Todo fue fluyendo solo, y de pronto era número uno en Japón. Solo quiero hacer las cosas bien, y eso me ha llevado hasta aquí.

—¿Cómo vivió la criminalización de la ruta del «bakalao»?

—Fue el último movimiento social juvenil espontáneo en busca del placer. Aquella fue la primera generación que cambió el ajuar por el «¡Hu-ha!». Toma aforismo Chimo Bayo (risas). La gente dejó de pensar en comprar un piso y casarse, y empezó a querer conocerse a sí misma y buscar el placer. Valencia fue el ejemplo perfecto de hedonismo elevado a la máxima potencia. Lo que pasa es que cuando una estrella brilla mucho, dura menos.

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