Carmena permite vender alcohol en la plaza de la Cebada contra lo prometido en el Pleno

García Castaño ha venido asegurando que en ese espacio municipal, cedido a la Asociación el Campo de la Cebada a través de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos ( FRAVM) , se iban a celebrar eventos culturales como corresponde a su idiosincrasia.

Sin embargo, desde el jueves, el recinto vallado que ocupa lo que fue el polideportivo de La Latina tiene, por primera vez, barras patrocinadas por una marca de cerveza y terrazas. «A nosotros nos permiten solo barras; además, sirven alimentos; nos hacen la competencia desleal porque los precios son más baratos y, encima, en desigualdad de condiciones, ya que dudamos muy mucho que cumplan los requisitos», aseveraron, indignados, varios afectados de media docena de bares, entre ellos Luis, Francisco y Alejandro.

Aludían a que «no tienen suficientes aseos portátiles, carecen de extintores y deberían tener seguro de responsabilidad civil y licencia de actividad». Agregaron: «El agua la obtienen de las bocas de riego y la luz ¡a saber! Se lo permiten todo por ser una asociación "podemita" cultural que, para colmo, no es del barrio, mientras nosotros nos gastamos un dineral y nos vemos obligados a impedir que ensucien nuestros baños porque ahí, en ese espacio, se pueden reunir hasta mil personas».

Además, según ha podido saber ABC, la asociación ni siquiera está considerada de utilidad pública, ya que para ello tiene que llevar constituida dos años: se inscribió el 26 de febrero de 2015 y su sede está en Martín de los Heros ( Moncloa-Aravaca) . El 8 de marzo pasado solicitó permiso para participar en las fiestas de La Paloma como recinto ferial. Recibió el visto bueno del Ayuntamiento, sin embargo, eso no incluye el permiso para expender bebidas y alimentos.

El 31 de marzo García Castaño dijo que «en la Cebada solo se iban a desarrollar actividades culturales». En la sesión plenaria del 16 de junio, cuando a preguntas del PP respondió sobre los criterios que su gobierno iba a seguir para adjudicar las casetas, no hizo ninguna referencia al Campo de la Cebada ni tampoco en la ampliación de los recintos. Por ello, el 5 de agosto el portavoz adjunto del PP , Íñigo Henríquez de Luna, envió un escrito a la Unidad Integral de Distrito de la Policía para averiguar si esta y otra entidad disponían de los permisos exigidos y si regentaban los puestos las organizaciones autorizadas por la Junta Municipal . No han obtenido respuesta. Ayer, el concejal popular de Medioambiente, Fernando Martínez Vidal, incidió en que el Ayuntamiento «no ha jugado limpio con los comerciantes;va de transparente y participativo y acaba haciendo lo contrario de lo que dice».

Interrogado al respecto, el Ayuntamiento no aludió a la venta de alcohol ni de comida. Dijo que dicha asociación «ha sido integrada en el perímetro del recinto ferial tras un acuerdo del Pleno y por ello, la Policía actúa de forma continua, comprobando permisos, niveles de ruido y condiciones de salubridad. Un equipo de 14 personas coordinan las actividades».

La portavoz municipal añadió que, al no estar en la vía pública, «a ese lugar no se aplica la misma normativa». Destacó que la labor de recuperación de la asociación del espacio degradado para uso vecinal ha merecido varios premios internacionales, entre ellos, el Golden Nica del prestigioso festival Ars Electrónica por su nivel de calidad.

En cambio, los hosteleros insisten en que el Consistorio miente, ya que nunca se habló de instalar barras ahí, y que «el recinto es un peligro al tener solo una entrada; no hay salida de emergencia ni medidas de seguridad y, últimamente, hay ratas». Para Francisco, uno de los agraviados, «estas barras son un cáncer para nosotros; una cosa es que hagan actividades culturales, partidos de baloncesto y demás, y otra un botellón gigantesco a nuestra costa estos días y todos los sábados: puede ocurrir una desgracia». Alejandro incidió en que les deben pedir lo que a todos los feriantes si funcionan como tales.

En cuanto a los agravios, alegó que «a cada barra les exigen un retrete químico que cuesta cien euros; sin embargo, ellos tenían solo dos el jueves». Otros afectados aludían a que los bares han tenido que unificar la música, lo que implica pagar 500 euros por barba por un altavoz más 150 euros por un DJ para que suene de 20 a 2 horas. «Ellos ponen lo que quieren cuando quieren».

Junto a la entrada, el Campo de la Cebada exhibe su programación, que incluye actos para niños.