Canal de Isabel II: La obra de 170 años que aún usan los madrileños

Rafo y Ribera tuvieron visión de futuro. Su proyecto era susceptible de abastecer a una población el doble de la que había en la época . Y tan acertados estuvieron en sus planteamientos, que hoy se siguen utilizando muchas de sus infraestructuras . Contaron desde el principio con el apoyo del presidente del Consejo de Ministros, Juan Bravo Murillo . Su plasmación llegó un 24 de junio de 1858, cuando Isabel II y su hijo, el futuro Alfonso XII, presidieron la inauguración del depósito del Campo de Guardias .

Eran las seis de la tarde cuando llegaba la Reina, de seda rosa, recibida por una salva de artillería . Los detalles los proporciona la prensa de la época, donde se habla del «sonoro estruendo» de las aguas vertiéndose en los receptáculos «de 127 metros de largo por 86 de ancho y 8,77 metros de profundidad», con bóvedas «formadas por 21 arcos sostenidos en 484 pilares» y cubierto todo «por un terraplén que forma un lindo jardín».

Pero lo realmente espectacular, lo que dejó estupefactos a los madrileños que llevaban a pie de calle desde las 4, aguantando la canícula para no perderse el espectáculo , fue la puesta en marcha del surtidor situado en la calle Ancha de San Bernardo, que a una orden de la Monarca, se elevó a unos 80 pies de altura, «por encima de los tejados de las casas más altas».

La hazaña de traer el agua a la capital desde 70 kilómetros de distancia , por conducciones construidas ex profeso, era digna de admiración, aunque a algunos informadores de la época tal vez se les fue la mano. Hubo quien comparó la « inmortalidad » que ganaba Isabel II con la obra a la que alcanzó Trajano con sus acueductos y puentes . Lo cierto es que a aquel Madrid donde la escasez de agua se dejaba sentir y al que le hacía falta con urgencia modernizar el alcantarillado y mejorar la higiene, el proyecto auspiciado por Bravo Murillo y financiado parcialmente por Isabel II le vino como anillo al dedo.

Se construyeron el Pontón de la Oliva , junto con la Caserna del presidio –donde vivían los 2.000 presos que trabajaron en la obra, y de la que hoy no queda nada–; y los puentes y acueductos de Las Cuevas, El Espartal, El Morenillo, la Fuente del Palo, la Retuerta, Cabeza Cana, Mojapán o el de Amaniel, que con sus 17 arcos de medio punto sigue luciendo en la actual avenida de Pablo Iglesias.

170 años después de aquella inauguración, el Canal de Isabel II sigue garantizando el suministro de agua a 6,57 millones de habitantes de 174 municipios de Madrid. En sus 13 embalses puede almacenar 943,5 hectómetros cúbicos de agua . La empresa pública tiene hoy una cifra de negocio de 853 millones de euros y cuenta con un patrimonio de 3.538 millones de euros. Tiene un potente departamento de I+D+i , y ha puesto en marcha el Sistema Vigía, para la detección del virus del Covid-19 en las aguas residuales.

«Canal de Isabel II es un referente a nivel nacional e internacional en la gestión del ciclo integral del agua», defiende la consejera de Medio Ambiente y presidenta del Canal, Paloma Martín , que añade: «Según el último análisis de la agencia de calificación Fitch , sólo 10 compañías españolas figuran entre las 100 líderes mundiales y una de ellas es Canal de Isabel II». Destaca además que «depura el 100% de sus aguas residuales para su reutilización, y el 90% de la producción de agua regenerada se vierte a los cauces de los ríos para limpiarlos».