El Canal de Isabel II inicia a final de año la mejora de 1.200 kilómetros de tuberías

En total, en los próximos cuatro años se renovarán las tuberías en 163 municipios de la Comunidad de Madrid . El proyecto, como avanzó ABC, abarca toda la región y es de tal envergadura que se ha tenido que dividir en diez lotes, en función de las áreas geográficas. La capital, dadas sus dimensiones, se repartirá en tres áreas diferentes.

Se trata de la inversión más importante que abordará el Canal en los últimos años. Para ello se han tenido que unificar 207 contratos en uno solo con el fin de poder simultanear las obras y conseguir renovar la red en un plazo menor. El objetivo del Canal es que con estos trabajos se garantice la calidad del agua de consumo, al sustituir las tuberías de materiales obsoletos.

«A lo largo de la historia del Canal, su vocación ha sido la de convertirse en uno de los motores que más contribuye al desarrollo económico de nuestra región y de sus municipios, y ello se ha logrado, fundamentalmente, mediante el desarrollo de grandes planes de inversión en infraestructuras como el Plan Red para la renovación total de tuberías», defendió ayer en el Consejo de Administración la presidenta de Canal de Isabel II y consejera de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura, Paloma Martín (PP).

La red de distribución de la empresa supera los 17.000 kilómetros de longitud. Cada año se reserva un presupuesto de mejora de algunos tramos más dañados. Según los datos facilitados por el ente público a este diario, en 2014 se desembolsaron 67 millones para actualizar 124 kilómetros; en 2015, otros 49 para mejorar 153 kilómetros; en 2016, 45 más para intervenir en 155 kilómetros y en 2017 se destinaron los últimos 46 millones para remozar 164 kilómetros.

Pero estas pequeñas acometidas sucesivas no bastan para acabar con el material obsoleto que todavía perdura en gran parte de la red centenaria. Por ello, según indican los técnicos en el pliego del contrato, es prioritaria la «renovación de la red de fibrocemento existente» e instalar nuevas tuberías, especialmente de fundición dúctil -de hierro aleada con grafito-, ya que éstas presentan mayor dureza y resistencia a la fatiga.

En otros casos, consideran que es mejor rehabilitar las canalizaciones ya existentes utilizando tecnología sin zanja, es decir, a través de procedimientos que son más sostenibles y evitan ruido, emisiones de CO2, polvo, escombros y roturas del pavimento. Cuando se trate de conducciones de red enterradas, si se ve necesario obtener información para controlar su estado de forma remota, se aprovechará la intervención para colocar también el dispositivo que permita alojar los cables necesarios para la transmisión de información, establecen también los pliegos del contrato.