Un belén espontáneo y «reivindicativo» en la Puerta de Alcalá

Ante la negativa del Consistorio de restaurar el Nacimiento en tan emblemático monumento, los vecinos de la zona han tomado la iniciativa de ser ellos mismos quienes devuelvan el portal a su lugar de origen. Varios pesebres y dibujos ornamentan el paso principal de la antigua puerta real, pero solo unos pocos viandantes se percatan de su presencia. «Según cruzaba el paso de cebra he visto un cuadro rojo apoyado en la pared y me he acercado hasta la rotonda», advierte Juan Carlos, sin entender el porqué de la protesta. «No sabía nada, pero sí que recuerdo la historia que se armó el año pasado con la Cabalgata y los Reyes Magos . Los políticos deberían preocuparse más en arreglar los problemas reales de los ciudadanos que en estar buscando cada día una nueva batallita», sostiene.

Enfrente de la puerta del Retiro, un grupo de japoneses se sacan «selfies» ajenos a la polémica. «Es una pena que los turistas no vean el Nacimiento . Con lo bonito que quedaba con el buey la mula en cada lado», suscribe Rosa, en mitad del paseo matinal con su perro «Mafi». Aunque es consciente de la medida tomada por el Consistorio, reconoce que en este invierno la imagen le ha dolido menos que en el anterior: «Al menos no han puesto las flores horrorosas, parece que ahora respetan un poco más la Navidad».

La iniciativa, acometida bajo un curioso anonimato, ya fue puesta en marcha las navidades pasadas tras la decisión tomada por Ahora Madrid. En aquella ocasión, unas imágenes de gran tamaño , fabricadas con planchas de poliespán, aparecieron la noche del 21 de diciembre colgadas en el centro de la Puerta.

En sus primeras Pascuas como alcaldesa, Carmena desistió de la idea de retirar el belén del Ayuntamiento debido a la fuerte presión ciudadana. Sin embargo, no hizo lo propio con el de la Puerta de Alcalá, cuyo espacio fue ocupado por adornos «laicos». El Gobierno municipal justificó el desmantelamiento alegando que el pesebre no cumplía con «los requisitos de puesta en valor artístico» . Una excusa que ni convenció entonces, ni convence ahora. «Resulta que el belén no es arte, ¿y lo que ponen sí lo es?», critica un vecino, que muestra su satisfacción con las acciones realizadas por otros vecinos del barrio. «Me consta que si algunos pretenden retirar las figuras, volverán a ponerlas. Hasta que devuelvan el de siempre», sentencia.

Mientras llega, las renovadas luces deberán alumbrar las llamas de un belén que sobrevive, día a día, gracias a la humilde colaboración ciudadana.