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Las dos ausentes que salvaron «in extremis» los presupuestos de Cifuentes

Con cinco meses de retraso, sale adelante el escenario económico tras un pleno muy bronco

Escaño vacío de la diputada Elena González-Moñux, de baja por enfermedad, durante la votación de los presupuestos ISABEL PERMUY
Sara Medialdea

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Una carambola permitió a la presidenta, Cristina Cifuentes , sacar adelante los presupuestos regionales para este año. Tras meses de trabajo y dos días de agotador debate –que ayer dejó a un lado los números para convertirse por momentos casi en una bronca tabernaria –, la inesperada ausencia de una diputada socialista, Isaura Leal, convaleciente de una delicada intervención, eliminó el efecto de otra falta, la de la popular Elena González-Moñux –de baja–, que no se presentó y dejó a su grupo con 47 diputados .

Las fuerzas electorales están repartidas casi milimétricamente en el hemiciclo de Vallecas: los 48 diputados del PP y los 17 de Ciudadanos sumaban 65, sólo uno más que los 37 de PSOE y los 27 de Podemos. Pero al no presentarse a la votación González-Moñux –pese a haberse comprometido con su partido a acudir cuando su apoyo fuera imprescindible– , ambos bloques empataban a votos , y eso hubiera supuesto que decayera el proyecto de presupuestos. Con lo que nadie contaba es con que también faltara a la cita una diputada socialista, que por prescripción médica no podía moverse de la cama, tras una operación ocular. El portavoz del PSOE, Ángel Gabilondo , indicó que «improvisaron» alguna medida como traerla en ambulancia, pero finalmente no prosperó.

El portavoz popular, Enrique Ossorio , no aclaró si la ausente de su grupo había sido avisada de que no vendría la socialista; se limitó a señalar que González-Moñux «está de baja, y tiene derecho a votar, pero no obligación», por lo que «no se le va a abrir ningún expediente» por su falta.

Voto telemático

En el PP recordaban que fueron los socialistas y Podemos quienes se opusieron meses atrás a poner en marcha el voto telemático, que hubiera permitido votar a distancia en estos casos y otros de diputados convalecientes –como los dos del PP que ayer acudieron a pie firme al pleno–. Gabilondo insistió en que «las convicciones no dependen de lo que convenga» y ellos estaban a favor de que el voto telemático se incluya no mediante un atajo legal –como señalan que intentó el PP–, sino en la próxima reforma del reglamento.

En todo caso, a la votación se llegó manteniendo la ventaja de un apoyo del bloque PP-Ciudadanos frente al formado por PSOE y Podemos. Lo que permitió aprobar los presupuestos: 18.500 millones de euros para unas cuentas que entran en vigor el 1 de junio. Se aceptaron 127 enmiendas, que han supuesto mover 15 millones de euros.

La sesión de aprobación fue tensa y bronca por momentos. PSOE y Podemos llevaron la batuta en las críticas, dirigidas fundamentalmente a Ciudadanos por su apoyo al PP en estas cuentas, que han pactado ambas formaciones. Eduardo Gutiérrez (Podemos) les tachó de «comparsa» y de apoyar que los ricos «y sus amigos paguen menos impuestos». Al PP, del que dijo que podía abrir «una universidad del saqueo», les avisó: «Se van a tragar sus palabras de que no van a subir los impuestos», lo que le valió ser tachado de «macarra» desde la bancada popular. «Prefiero ser un macarra a un canalla o a un miembro de una banda criminal», contestó.

Reyes Maroto (PSOE) insistió en que el presupuesto «incumple el objetivo de deuda». Y también se refirió a la corrupción: «Su propio partido ha ocultado que Ignacio González tenía una cuenta en Suiza, y eso es fraude fiscal».

Álvaro Ballarín (PP) se encargó de defender el escenario presupuestario, y argumentó contra la oposición: en el caso de Podemos, por querer «chocolomo con gaseosa» con sus propuestas, que juzgó incoherentes. Al PSOE le advirtió: «Se están equivocando de adversario; estos señores de Podemos vienen a por ustedes, espabílense». «Les están comiendo la tostada», apostilló Susana Solís (Ciudadanos).

La última bronca se generó tras una intervención de Ignacio Aguado, al que tacharon de «impresentable» algunos de quienes le escucharon criticar las enmiendas socialistas. Hubo una tromba de peticiones de palabra «por alusiones» de Ramón Espinar (Podemos), y también del popular Ossorio, por los «continuos insultos» al PP. «Retiren lo que han dicho» o serían «unos sinvergüenzas», concluyó.

«Que nos respeten menos»

Engracia Hidalgo, consejera de Hacienda y principal responsable de los presupuestos finalmente aprobados, aconsejó a socialistas y Podemos que apliquen sus recetas «allí donde ustedes gobiernan, y luego comparamos resultados» . Y criticó el mal tono de algunas intervenciones: «Lo que se ha visto aquí solo hace que la gente de fuera nos respete muchísimo menos».

En el debate de presupuestos, el tándem PP-Cs funcionó. Lo que no impidió que, al finalizar Ignacio Aguado se apuntara el tanto: «Hemos conseguido poner fin a los recortes sin tocar los bolsillos de los madrileños». Ángel Gabilondo (PSOE) lamentó que no hubiera más consenso en los presupuestos; cree que estos «no son buenos para quienes están en situación de desigualdad». Desde Podemos, Lorena Ruiz-Huerta se mostró «disgustada» por unas cuentas «continuistas» y apro badas «por el rodillo Cs-PP».

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