Auge del tráfico de marihuana: mueve ya más de 600 millones al año en Madrid

«La marihuana nos sale más rentable que robar. No hay un duro en ningún sitio, las cajas fuertes de las empresas están vacías». Este es el argumento, claro y meridiano, que da uno de los ladrones especializados en robos con fuerza sobre su ‘cambio de oficio’ . Además, el castigo penal es mucho menor (de uno a cinco años, en el caso de que haya condena) que por un asalto a vivienda con moradores o un enfrentamiento con la Policía al ser pillados agujereando una joyería, por ejemplo.

Los últimos datos disponibles, los correspondientes a 2019, llevan a la Policía Nacional a hacer el siguiente cálculo: en la Comunidad de Madrid, al menos se han movido 600 millones de euros anuales con la plantación y venta de esta droga. Y se cree que en la actualidad es mucho más, porque el negocio va al alza. Es un no parar. Veamos los datos en frío que explican este montante: en un año, la Brigada Central de Estupefacientes se hizo con 40.000 plantas de cannabis en nuestra región. De cada una sale un kilo de la sustancia, cuyo precio medio está en 1.800 euros.

Pero, en realidad, esta cantidad es mucho mayor. Porque la mitad de la marihuana que se distribuye se vende al extranjero. España se ha convertido en proveedor de países como Reino Unido (4.000 euros el kilo), Alemania (4.500), Holanda (5.000/5.500), Francia (4.000/4.500) y Suecia (5.000/5.500), por ejemplo. En esos lugares, esta droga es mucho más cara, doblando el precio (o más) que se paga en España. «Y es solo el 25% de lo que existe», por lo que, al multiplicarlo por cuatro, salen los 600 millones de euros.

El auge de los clanes albaneses en este tipo de delincuencia está siendo observado con lupa por parte de Europol desde hace unas semanas. Son varios los casos que se han dado ya y esta diversificación criminal preocupa. El auge en general del tráfico de marihuana hay que buscarlo en distintas razones. «Montar una plantación ‘indoor’ es muy barato. Depende del tipo de plantación, eso sí, del sistema de riego, de la iluminación automática, del tamaño, el abono, la filtración por sistemas de carbón... Las hay de 5.000 y 6.000 unidades y por 80.000 euros o menos pueden tener una lista», explica un experto policial.

Pero hay más condicionantes. España ha engarzado dos crisis económicas, la de 2008 y la derivada del Covid, lo que está detrás de que «haya gente que se tenga que dedicar a algo y el tráfico de marihuana esté muy poco penado», explica. Las organizaciones más especializadas tienen mucho contacto con las de Holanda y Bélgica y existe un mercado de ingeniería genética e hibridación de especies que califican de «tremendo».

Pero, ¿de donde se sacan las semillas, que son la materia prima? «Los ‘green shops’ pueden comprar o venderlas, porque no es ilegal. Pero sí lo es que germinen y tengan un porcentaje de tetrahidrocannabinol (THC) superior al 0,2%, que es a partir de lo que se considera que tiene calidad de estupefaciente». En algunas de esas tiendas venden productos (chicles, caramelos, pasteles que tienen un nivel muy bajo, pero algunos aprovechan para vender cogollos y hachís) o incluso en las ferias de cannabis (unos eventos que no se entiende que se celebren en lugares públicos, cuando al mismo tiempo las Administraciones alertan del peligro de consumir estas sustancias y las Fuerzas de Seguridad no paran de investigar esta realidad) se venden estas semillas. Pero también se adquieren por internet, en Holanda y Argentina, principalmente.

En 2015, la Policía Nacional se incautó de 377.500 plantas de cannabis en España. En 2019, la cifra se multiplicó de tal manera que fue de 1.320.000. El cálculo en 2020 (sin aún cerrar) es de alrededor de 1,5 millones. Cada día se desmantelan cuatro o cinco plantaciones. Y no para. A la cabeza están Andalucía , especialmente Málaga y Granada, con 663.500 unidades, seguida de la Comunidad Valenciana (184.000), Cataluña (145.000), Castilla-La Mancha (102.000), Extremadura (52.000) y Madrid (40.000). Hay que destacar que, de todas estas regiones, la nuestra, en extensión, es la más pequeña y uniprovincial. «Se mueve mucho dinero, el algo brutal», señalan nuestros informantes .

En Madrid hay muchísimas plantaciones en la Sierra Norte y en la zona de Guadarrama , pero también en pueblos del sur. Destaca la gente de clase baja, sin ingresos legales, con antecedentes por tráfico de drogas, de 18 a 50 años, tanto españoles como extranjetos.

Desde el punto de vista penal, cumplen los criterios para considerar a estos grupos organizaciones criminales. Una de sus características son la jerarquía: cuentan con un financiero en su cúspide, que pone el direro. Debajo están uno o dos que cuidan la plantación y evitan robos. Luego, un especialista que se encarga de la infraestructura (luz, focos, aire acondicionado...). Y un conductor que la traslada; además del comprador, que puede ser final o un intermediario.

Las organizaciones dedicadas al tráfico de marihuana asentadas en Madrid también se desplazan a Portugal o a la provincia de Toledo para cultivar y después moverla en nuestra región. Municipios como Bargas, Illescas o Seseña cuentan con instalaciones ‘indoor’ en chalés vacíos que están siendo okupados por las mafias.

Como ya informó ABC en marzo, «los cortes de luz se producen por la sobreexplotación del consumo de energía. Y así lo certifican las empresas suministradoras de electricidad. En un día, una plantación, con luces, humificadoras y riego automático funcionando las 24 horas, consume lo que un bloque de viviendas en un mes», insisten los expertos. De ahí la situación de vulnerabilidad que se está viviendo desde hace meses en la Cañada Real Galiana .