Asalto a la mansión de Boadilla: la Guardia Civil sospecha de una banda de rumanos

Los investigadores de Policía Judicial ya han podido tomar declaración a la esposa de la víctima . Hubo que esperar puesto que ella, además de estar también presente durante el atraco, permanecía en estado de «shock» tras conocer el final trágico de su marido , de apenas 44 años.

El relato de la mujer a los agentes fue el siguiente. Aquella noche del 28 de agosto, el matrimonio había llegado a la vivienda, situada en la exclusiva urbanización Pino Centinela, después de salir a cenar . El hijo mayor, de 14 años, también volvía del cumpleaños. En el impresionante chalé, valorado en unos 2 millones de euros, se encontraban también el bebé de la familia y la cuidadora, también asiática.

En el momento del asalto, la familia se preparaba para irse a la cama. Era en torno a la medianoche. Entonces, cuatro individuos llegaron en un coche oscuro robado al exterior de la urbanización. Lo dejaron aparcado en la M-516, a la que da la enorme finca. No se descarta que un quinto delincuente se quedara en el vehículo.

Saltaron la valla perimetral, atravesaron el imponente jardín, la pista de pádel, la piscina y forzaron con una palanqueta la ventana de un saloncito que hay junto a la cocina, en la parte trasera.

Tenían información privilegiada de los horarios y rutinas de la familia, así como de los sistemas de seguridad, aunque el matrimonio había apagado las alarmas al encontrarse dentro del domicilio. Sobre el chivato, hay dos hipótesis sobre la mesa: la primera, que se trate de un «santero» , alguien del entorno próximo del empresario que vendiera esa información a la banda; pero a la Guardia Civil no se le pasa por alto que el año pasado unos obreros rumanos trabajaron en una reforma que se hizo en la vivienda victimizada.

El asalto apenas duró media hora , según declaró la mujer del empresario muerto. El hombre se resistió y recibió un golpe en la cabeza con, probablemente, la palanqueta metálica que habían utilizado para forzar la entrada. Quedó gravemente herido y murió al poco de llegar al hospital.

«A los ladrones aquello se les fue de las manos . No creemos que fueran con el pensamiento de utilizar tanta violencia», coinciden varias fuentes consultadas por ABC.

Finalmente, sí había caja fuerte . Estaba escondida en el salón principal. Obligaron a la mujer a abrirla y se apoderaron de dinero en efectivo, varios miles de euros, pero no era una cantidad muy importante. También se llevaron joyas.

Habían amordazado y maniatado a sus víctimas. Tras la huida del grupo criminal, el adolescente consiguió salir de la vivienda , saltó la valla principal y se rompió un brazo. Pidió ayuda a los vecinos y en la garita de seguridad. Su madre, aunque apenas habla nuestro idioma y los asaltantes iban encapuchados, explicó a la Guardia Civil que los ladrones «no eran españoles».