Cartas al alcalde
Falta fiesta
Tenemos San Isidro, pero no una gran verbena de muchedumbre que colapse la ciudad
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Iniciar sesiónHe estado en la apoteosis callejera del Real Madrid , alcalde, y la fiesta ha sido mucha fiesta, con la copa de la jarana, en el Santiago Bernabéu , y la copa propiamente dicha, obviamente. La cosa me ha traído la especulación de ... que Madrid no tiene una gran fiesta de muchedumbre , que colapse la ciudad, como sí pasa en otras ciudades mayores del mundo. Aquí tenemos San Isidro , sí, y la Almudena, sí, y el verbeneo de la Paloma, sí, y hasta la Nochevieja, que es una celebración de la tele, pero también de la Puerta del Sol . Estas fiestas no incluyen una electricidad que sacuda la ciudad completa, o casi, con lo que las fiestas madrileñas resultan algo así como unas fiestas de barrio que salen a hacer expedición alegre , pero no más.
La Champions del Madrid es una fiesta de la ciudad, aunque no tanto. Madrid es madridismo, pero no sólo es el madridismo. El movidón memorable en Cibeles me ha llevado a comprobar que no tenemos una fiesta ancha, desmedida y total, aunque sí nos echamos contentos a la calle cuando toca. Los toros arrastran a su gente, las verbenas arrastran a su gente, el fútbol arrastra a su gente. Pero en ningún caso el espíritu de ocio abarca una órbita mayor de la ciudad, o la ciudad completa, como sí puede suceder en otros sitios como Sevilla o San Sebastián, y algunas capitales internacionales.
Madrid es una ciudad que al fin vuelve a tener juerga a deshoras , y eso incluye también la juerga a mediodía, o a la hora del té, que aquí es horario de gintonic, y acaso adulterio. Pero no tiene una fiesta descomunal que ate bares, esquinas, hoteles, amanecidas y madrugadas. Yo creo que la última gran fiesta que tuvo Madrid fue la celebración del Europride , que fue una colonización de la Gran Vía desde la alegría de todos los sexos. Y quien dice la Gran Vía dice el resto de granvías que vertebran los barrios no necesariamente castizos, y de diáspora, incluso. Después de la melancolía del Covid nos va haciendo falta una juerga más o menos sostenida, un verano de la vida que empiece antes del verano, y que después del verano siga. Aquí está, ya. Pero nos falta la gran verbena monumental, alcalde. No la fiesta de la Champions sino la Champions de las fiestas.
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