Alerta infantil en ‘Sanse’ por sus nuevos toboganes, los más altos de toda la región

La experiencia de Yago, sin embargo, no le frena el ánimo. «Volveré a tirarme», apunta curioso. Otras niñas, como Carmen y Candela, ambas de 10 años, prefieren no repetir. Sus padres, Eva y Julio, observan el pasatiempo con un halo de preocupación. Han pasado cuatro días desde que el Ayuntamiento de la localidad abriera la instalación, levantada a la par que su ‘hermana gemela’ en el cercano barrio de Tempranales. También han pasado cuatro días desde que una niña de 11 años sufriera una dislocación de cadera horas después de cortarse la cinta inaugural.

Dada la cercanía, la joven fue trasladada por su propio padre al hospital Infanta Sofía, donde quedó ingresada hasta la mañana siguiente. Los médicos tuvieron que sedarla en urgencias para manipular el hueso del fémur y colocar de nuevo su cadera. En un audio, reenviado masivamente entre el vecindario, el progenitor de la afectada recuerda que este tipo de lesiones «se ven más bien en personas que tienen un accidente de tráfico». A la entrada de los parques, varios carteles informan de que la edad de uso se sitúa entre los 3 y los 12 años, remarcando en letra pequeña que «todo aquel juego infantil al que el niño no pueda acceder sin ayuda no es adecuado para su edad». Según informa el medio local 'Diario de Sanse', el padre estaría valorando la posibilidad de denunciar al Ayuntamiento.

Desde el propio Consistorio, gobernado en coalición por el PSOE y Ciudadanos, señalan que las obras cuentan con todos los requisitos técnicos, de común acuerdo con la Comunidad de Madrid. El proyecto ha sido financiado por ambas administraciones, si bien el diseño del mismo corresponde a la Corporación local. «Son totalmente seguros y están registrando mucha afluencia», añaden las mismas fuentes, sin entrar a valorar el citado incidente. Lo cierto es que son varios los padres que ya han advertido de las quemaduras que algunos niños han padecido al deslizarse por las superficies metálicas.

Respecto a la altura de los toboganes, de unos ocho metros los más altos, el Ayuntamiento insiste en que gran parte de las nuevas áreas recreativas de la región presentan estructuras similares, por lo que la etiqueta en cuestión debe ser «por pocos centímetros».

En paralelo a la indignación, decenas de niños corretean a diario en las dos zonas inclusivas (incorporan elementos que permiten el juego de aquellos con capacidades diferentes), dotadas con columpios, trampolines, montañas tematizadas y con mini-túnel, camas elásticas, péndulos 3D, ‘parkour’ y semiesferas. En total, la inversión ha alcanzado los 968.000 euros, de los cuales el 80 por ciento lo ha aportado el Gobierno regional y el 20 restante el Ayuntamiento de la ciudad.

El miedo, no obstante, se entremezcla con la diversión de los más osados, encantados con el subidón de adrenalina que producen las bajadas. Entre los padres hay disparidad de opiniones. Fernando no deja subir a sus hijos, de 5 y 3 años, respectivamente. Laura, en cambio, no tiene reparos en que Alejandro, Noa y Mateo, los dos primeros de 10 años y el pequeño de 6, se asomen a unas rampas... en el ojo del huracán desde su estreno.