Afectados por las obras de la línea 7B de Metro: «Dentro de las casas dejamos una vida y 33 años de trabajo»
La Comunidad se reúne el lunes con 23 vecinos para estudiar alternativas habitacionales y realojarlos
Las grietas provocadas por los trabajos en el suburbano salieron en 2008; tres edificios serán reducidos a escombros
Afectados muestran la ampliación de tuberías que tuvieron que hacer por la separación de los cimientos
A Nieves Jiménez le dieron 72 horas para abandonar su vivienda. La fecha en la que recibió la comunicación oficial la tiene marcada casi a fuego en la memoria: 8 de junio. Su padre, Mariano, cogió las pocas pertenencias que entraban en un ... par de maletas; ella cerró con llave la puerta del bajo, donde tenía montada su academia de baile. La casa, situada en el número 33 de la calle de la Presa, en San Fernando de Henares , acababa de ser declarada en ruinas debido a las afecciones causadas por las obras de la línea 7B de Metro . «Dentro dejamos una vida, los recuerdos de mi infancia, los ahorros invertidos y 33 años de trabajo», cuenta ahora, tres meses después, y cuando la fachada lleva un mes apuntalada por el riesgo de que se venga abajo. El inmueble, de dos alturas, será demolido junto a otros dos edificios anexos, pero todavía no saben cuándo.
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En la zona todo es incertidumbre. Los problemas derivados de la infraestructura subterránea comenzaron tan solo un año después de que la línea se inaugurase , en 2007. Desde entonces, ha sufrido cortes la mayoría de veranos para arreglar las deficiencias, visibles desde hace tiempo también en la superficie. Los moradores de las calles de Francisco Sabatini, Pablo de Olavide, Rafael Alberti y Presa contemplan como con el paso del tiempo, obra tras obra, las grietas se multiplican en las paredes de sus viviendas. La Comunidad de Madrid ha actuado varias veces en el lugar, realizando al menos dos inyecciones de hormigón para tratar de estabilizar los cimientos. Algunos de los vecinos han sido desalojados el mismo número de ocasiones, sus hogares han sido reformados, pero las hendijas aparecen una y otra vez debido a los problemas de consolidación de los terrenos por la presencia de agua y pozos en el suelo donde se construyeron.
Grieta en el exterior de un edificio causada por las obras de Metro
El consejero de Transportes, David Pérez , anunció el jueves que 23 de las familias serán realojadas durante los tres meses que duren las labores para arreglar los desperfectos actuales. Ellas no conocen todavía quiénes son las elegidas, pero fuentes de la Comunidad de Madrid afirman que el lunes, a las 14 horas, el director general de Infraestructuras y el alcalde de la localidad se reunirán con los vecinos para abordar la situación personal de cada afectado y ofrecerle, en base a eso, una alternativa habitacional mientras dure el proceso de recalzo.
Una calle «hundida»
«Lo que pedimos es que se haga un plan integral de rehabilitación, no parches, como ha ocurrido hasta ahora. La calle se sigue hundiendo», reclama Federico Herraiz, portavoz de la Plataforma de Afectados de Metro. «El agua se bombeó al pozo de ventilación que está en esta zona, entró en el colector principal y se ha ido filtrando hacia las paredes de las casas», resume como motivo de la problemática. Calculan que, en mayor o menor medida, existen 310 viviendas afectadas y no solo las 23 que realojará el Ejecutivo regional.
Grieta entre las juntas de dos edificios
Las fotos de las clases que Nieves impartía todavía pueden verse en las ventanas del bajo que será reducido a escombros . «Hace dos años realicé una obra de rehabilitación integral en la escuela por la presencia de humedad . Meses después llegó la pandemia y cuando reabrí no pude entrar porque la puerta se había encajado», dice la profesora de danza. «Tenía miedo porque trabajaba con 50 niñas. Los técnicos vinieron dos veces, pero cada día veía una nueva grieta, un nuevo desconchón y que la pared se separaba . Ha sido un sinvivir», recuerda, antes de hablar de su padre. Tiene 91 años, llevaba 65 en el que consideraba su hogar y ahora paga, sin recibir ayuda, un alquiler . No sabe cómo contarle que no podrá volver a entrar en la casa, de la que todavía no se ha hecho el expediente de responsabilidad patrimonial para cuantificar los daños .
Laura Navarro habita en uno de los edificios de Rafael Alberti. Compró su casa en 1998 y se ha enfrentado ya a un desalojo . En la planta superior, las grietas superan el tamaño de las juntas de dilatación y las tuberías han tenido que ser ampliadas de agua y gas porque se habían desconectado debido a l movimiento de la estructura . «No se puede vivir con la incertidumbre de lo que va a pasar. Estamos pendientes de los ruidos, nos cuesta dormir... Piensas que a ver si poco a poco se soluciona, pero al principio eran solo dos calles afectadas y ahora somos 310 vecinos», afirma la moradora. Entre todos, contrataron hace años a un arquitecto que estudia si se encuentran en riesgo, pero trece años después la vida en San Fernando se complica mientras aguardan una solución definitiva que parece no llegar.