Las 408 chabolas verticales de Villaverde, al límite: «Tenemos informes médicos que recomiendan no vivir aquí»
Dos décadas después de la sentencia que obliga a reconstruir la colonia, todo está listo salvo el dinero comprometido por las administraciones
Colonia Experimental de Villaverde: Cuenta atrás para 110 infraviviendas de una de las últimas barriadas del sur
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl portal se abre un par de metros bajo el nivel del suelo, y se sigue hundiendo. El techo del túnel que sigue es bajo y, al final, tan bajo que obliga a encorvar los hombros. Después están los pasillos interiores del edificio, que conectan ... varios patios de escaleras y una atmósfera húmeda. Siempre húmeda. Las marcas están por todas partes: en las paredes mojadas y desconchadas, en los escalones, en las propias casas. Hay vecinos que tienen mascotas enfermas y vecinos que están enfermos. Es el calvario de los que viven en las 408 chabolas verticales de Villaverde, unos bloques destartalados de los años 50 al sur de Madrid condenados a desaparecer. Su derribo y posterior reconstrucción, después de dos décadas de batallas judiciales y negociaciones con las administraciones, están más cerca que nunca, pero los vecinos todavía esperan al principio del fin.
A las seis de la tarde, el segundo piso de María Ángeles, de 70 años, está en penumbra. La única luz natural procede de una estrecha ventana en la cocina y no hay bombillas en el techo del salón, porque María Ángeles teme que el agua provoque un cortocircuito. Las erupciones de humedad manchan cada esquina de un techo que apenas rebasa los 2 metros de altura (desde 2012, por ley, la altura mínima habitable es de 2,50 metros). «Antes salía mucho porque estar aquí deprime, ahora no tengo ganas de nada», cuenta María Ángeles, que no se quita la mascarilla tras sufrir varias infecciones provocadas por un hongo. No es la única en la Colonia Experimental de Villaverde, porque la aspergilosis es una infección que se contrae al inhalar esporas de un tipo de moho. «Hay vecinos con informes y recomendaciones del médico de que no pueden no vivir aquí», confirma la portavoz de los vecinos, Ana Alonso.
Los patios interiores son tendederos: prendas, sábanas y toallas cuelgan de las barandillas en el hueco de las escaleras. «Es malo para la salud, pero la gente pone mantas y edredones porque en su casa no tiene cómo tender la ropa», lamenta uno de los propietarios, Manuel Martínez, de 66 años. María Ángeles acumula su ropa en una pequeña habitación sin ventanas: «Huele toda la ropa a humedad, estoy todo el día tirando la ropa. Con lo limpio que tenía todo esto, ahora no tengo ni ganas...», repite. Dice que ha perdido «23 kilos en tres meses» y que no deja de llorar. Aunque María Ángeles no es una de las propietarias ―es beneficiaria del antiguo Ivima―, ha sufrido el mismo calvario durante dieciséis años.
Cuenta atrás para 110 infraviviendas de una de las últimas barriadas del sur
Tras 15 años del fallo que obliga a remozar los pisos, el derribo de tres bloques comenzará a finales de 2021. Los vecinos celebran formalizar el primero paso para erigir sus nuevos pisos: «Es un logro histórico»
La historia de la Colonia Experimental de Villaverde se remonta a 1957, cuando se levantaron esas 408 viviendas de entre 26 y 42 metros cuadrados. En 1984 pasaron a manos de la Comunidad de Madrid, a través del Ivima (el extinto Instituto de la Vivienda), y en 1997 empezaron las denuncias de los futuros propietarios que, antes de firmar los contratos de compraventa, exigieron la reparación de las deficiencias. En 2005, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) emitió la primera sentencia en favor de los vecinos. Hoy, veinte años después, está todo listo. Los cauces para el derribo y la reconstrucción están definidos; solo falta el flujo de dinero.
La última etapa
En noviembre de 2020, ABC visitó la colonia. Los vecinos entonces soñaban con la primera fase de demolición de 111 viviendas que debía comenzar entre 2021 y 2022. Sin embargo, la política municipal lo frenó: en diciembre de 2022, Vox no apoyó los presupuestos del Gobierno de PP y Ciudadanos, las cuentas se prorrogaron y no hubo partidas para Villaverde. Al año siguiente, José Luis Martínez-Almeida sacó adelante sus primeros presupuestos de la mayoría absoluta y, por fin, recogían una línea de financiación para rehabilitar la Colonia Experimental de Villaverde.
Miguel García, asesor jurídico de los afectados durante los últimos años (sin cobrar un euro), recuerda la fecha del último compromiso. El pasado 27 de noviembre, en una comisión de presupuestos del Ayuntamiento de Madrid ―las sesiones donde los grupos municipales debaten las cuentas de cada concejalía―, el Área de Vivienda habló de cifras: una «línea de renovación» dotada con 6 millones de euros, con una primera convocatoria de 3 millones para este 2024. «Son ayudas de 50.000 euros por vivienda para demoler y volver a construir, y de 5.000 euros al año durante un máximo de 5 años para realojos», desgranó en la comisión la directora general de Políticas de Vivienda y Rehabilitación, Isabel Calzas.
García recuerda otra fecha, el 29 de noviembre de 2022, en la que el pleno municipal acordó financiar con 160.000 euros la Asociación Administrativa de Cooperación de Villaverde, una fórmula única en España que ha permitido a los vecinos constituir una entidad urbanística que coordinará el proyecto, es decir, que tendrá la última palabra en la rehabilitación de sus hogares. «Dar competencias sin financiación no sirve de nada, ¿de qué sirve que reconozcas un derecho si no lo financias? Que las administraciones empiecen con convenios y subvenciones, que empiecen a financiar las funciones de la entidad urbanística, que tiene que contratar un arquitecto, un contable..., y después el derribo y la edificación», concluye el asesor, que ya deja de serlo. García asegura que su etapa ha terminado. La pelota está en tejado público: el dinero asignado por el ayuntamiento y las ayudas del Plan Estatal 2022-2025 como ámbito declarado Área de Regeneración y Renovación Urbana (ARRU).
Desde esa visita de ABC, hace ya cuatro años, nada ha cambiado entre las calles de tierra polvorientas en verano y embarradas en invierno. Salvo un detalle, mallas verdes que han colgado los vecinos en los únicos seis bloques que tienen orden de ejecución, las estructuras que más peligran, los inquilinos de la colonia no han presenciado una sola reforma. Todavía esperan la inspección técnica de los inmuebles para poder solicitar las licencias de obra este mismo año. Algunos no han aguantado. «Ya más de la mitad de las viviendas están alquiladas, muchos propietarios se han marchado, es uno de los síntomas de que no estamos bien», señala Ana Alonso, también presidenta de la entidad urbanística. Pintó su salón el pasado septiembre y ya han vuelto las manchas de humedad.
La espera interminable
Rose Rodríguez, de 61 años, nació en la Colonia Experimental de Villaverde, viajó por el mundo y volvió a la casa de sus padres en 2012. Se acuerda de esa sentencia de 2005 que ordenaba la reconstrucción de los primeros pisos porque sus padres la ganaron: «Las viviendas ya estaban en malas condiciones en el 97 y las casas no son como el buen vino. Lo de la espera es demoledor, he visto a mis padres en el 97 ganar la sentencia y aun así no se ha visto absolutamente nada. Hay gente que, como mis padres, te quedas por el camino. La mayoría se ha ido», afirma Rodríguez.
No es fácil resistir en una infravivienda. Manuel Martínez ya no vive ahí, aunque mantiene la casa de sus padres. «Es de 30 metros cuadrados, techos muy bajos, la ventilación de la cocina sale hacia el interior del portal con la del baño, hay humedades de condensación por falta de aislamiento, hay hacinamiento porque todo es pequeñito, malos olores de los sumideros, mucho frío y mucho calor...», enumera. Las «paredes de papel» son otro problema, añade Rose Rodríguez: «La temperatura media es de 10ºC, gastamos mucho dinero en calefacciones eléctricas y con eso sube a 15 o 16ºC. Eso por mucho que pongas doble ventana».
Los dos gatos de Raquel San José, de 48 años y propietaria desde hace tres, están enfermos constantemente, entre tratamientos antipulgas y antiácaros e inyecciones antipicores «que no son buenas para su salud». «Es la pescadilla que se muerde la cola. Voy a hacer una limpieza con ozono para que mate todas las bacterias. Y no soy de las peores. Yo por lo menos entro en la cocina y no tengo miedo de que se me caiga el techo encima», sostiene.
Mientras el dinero no llegue, la colonia seguirá siendo escenario fetiche para directores de cine ―ahí se grabó, entre otras, la serie 'Entrevías'― y un tormento para sus habitantes. Según un portavoz del Área de Vivienda, «se está tramitando la convocatoria de ayudas». Aún no promete fechas: «De aquí a final de año».
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete