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180 años de alpargatas y cordones en el viejo Madrid

Es la zapatería con más solera de la capital. Casa Hernanz, que abrió sus puertas en 1845, sigue en manos de la misma familia, que, cada verano, calza a turistas y locales

Un siglo de vida y ventas: los comercios centenarios de Madrid resisten y suman cuatro incorporaciones

Los hermanos Marta y Jesús Hernánz, en el mismo mostrador donde despachaban sus antepasados José Ramón Ladra
Isabel Gutiérrez Rico

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A dos pasos de la Plaza Mayor, Toribio Hernanz abrió en 1845 una tienda de alpargatas y aperos. Un espacio alargado y no muy ancho, con mostrador, bancos y estanterías de madera que anticipaban un almacén abarrotado. Entonces -y hasta la década de los ... 60, cuando el desarrollismo llegó a España- se trataba de surtir a los campesinos que faenaban en los arrabales de Madrid. Esparto, yute, mimbre, cuero o lona para elaborar cestas, canastos, cordeles y un calzado humilde del que, durante muchas décadas, tan sólo se ofrecían dos modelos en dos colores discretos. Ciento ochenta años más tarde, la tienda de Toribio sigue tal cual la dejó y en manos de sus descendientes. Un ejemplo de la fortaleza de una familia, los Hernanz, que, a lo largo de cinco generaciones, ha resistido revoluciones, guerras, crisis económicas, cambios de paradigma social y tecnológico, y la inevitable modernidad que arrasó con los oficios. Casa Hernanz es la más antigua de las zapaterías madrileñas, por delante de Calzados Toledo, abierta en 1857.

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