Junts marca perfil ante ERC y añade más presión con la unilateralidad

Desde la decapitación de Puigneró y la autoexpulsión de Junts, la competición con Esquerra ha ido a más, pugna por el liderato del independentismo que tras el resultado de las elecciones generales se ha exacerbado. Es en este contexto que debe leerse el sorpresivo paso dado por Pere Aragonès al anunciar que acudirá mañana al Senado a defender la amnistía, una forma de marcar perfil propio ante sus exsocios en un momento en el que estos últimos, Carles Puigdemont en concreto, acaparan todo el foco en la negociación de la investidura.

Tras el cese de su vicepresidente desleal será así la segunda vez que Aragonès use con determinación las prerrogativas de su cargo para poder hablar en la Cámara Alta como presidente, aunque nadie duda de que, como siempre ha hecho, no lo hará en nombre de todos los catalanes. De perfil bajo, gris, el jefe del Ejecutivo vive en la sombra política del presidente de ERC, Oriol Junqueras, aunque es suyo el liderazgo, al menos formal, de la apuesta por el «acuerdo de claridad«, algo precisamente que no mueve excesivos entusiasmos. La defensa de un acuerdo pactado, al menos aparentemente, en realidad se lee como una patada hacia adelante para seguir enredando con el referéndum pero sin llegar a nada sólido, un futurible para la próxima legislatura. En Junts lo saben, y ridiculizan precisamente la propuesta de Aragonès por difusa e inconcreta, en un momento en el que los de Puigdemont, en modo puja, exigen hablar ya de referéndum como condición para negociar. El referéndum que defiende Aragonès, se mofó ayer el fugado Lluís Puig (Junts), es como «el regusto de 'allioli' que repite después de comer«.

Su intervención de mañana en el Senado, aunque centrada en la demanda de una ley de amnistía, será pues una oportunidad para Aragonès para hablar al conjunto de España, pero de manera más importante, al conjunto del independentismo. En este contexto, las ausencias de los presidentes socialistas, y particularmente del lehendakari Íñigo Urkullu (PNV), otorgarán todo el protagonismo al jefe del Ejecutivo que irá al Senado a «defender a los catalanes», como definió ayer su portavoz.

Si desde hace días el entorno de Junts se ha dedicado a torpedear el citado «acuerdo de claridad» que promueve Aragonès, tras conocerse su intención de acudir al Senado el partido de Puigdemont se esforzó en marcar perfil propio, y en subrayar precisamente lo que ahora más le diferencia de Esquerra, el énfasis en la no renuncia a la unilateralidad. Al menos hasta que se produzca el hipotético acuerdo entre Junts y el PSOE y Puigdemont se vea forzado a explicar un pacto que probablemente implicará cesiones, el tono será de más dureza y marcaje a ERC.

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Ayer mismo en el Senado, el representante de Junts, Josep Lluís Cleries volvió a tirar de discurso encendido para reivindicar el pacto «histórico» al que se alude desde Waterloo y aclarar que su partido mantiene la «legitimidad» del referéndum del 1 de octubre en Cataluña y «no ha renunciado ni renunciará a la unilateralidad como recurso legítimo para hacer valer nuestros derechos nacionales«. Aunque la verdadera pugna es con ERC, en la misma intervención ayer en el Senado, Cleries criticó al PP por hacer un uso »partidista« de esta institución y criticó que hace dos semanas ya se debatió una moción en la que se rechazó la posible amnistía a las personas vinculadas con el 'procés'. Es »una novela por entregas« pero »sin novedades ni sorpresas«, ironizó el de Junts.