Tamames y las trampas saduceas
La pregunta es hasta dónde estará dispuesto a llegar Sánchez para convertirlo en un constructo artificial y circense a su favor y quién saldrá beneficiado
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Iniciar sesiónObligarnos a elegir entre Tamames y Sánchez es una trampa saducea. Una trampa saducea es la técnica que en la Biblia utilizaba el pueblo del mismo nombre: ofrecer dos alternativas ante las que dar a elegir, atrapando al preguntado. ¿Sánchez o Tamames? ¡Ninguno, es ... una trampa!
Esto, muchos siglos después de los saduceos, evolucionó a las preguntas capciosas, esas que maneja con maestría José Félix Tezanos y los malos periodistas porque inducen una respuesta previamente buscada. Este 18 de enero preguntó Tezanos: «¿Está a favor o en contra de que los jueces del Tribunal Constitucional puedan prohibir al Parlamento debatir leyes?». Buscaba Tezanos así construir argumentos falsos para ayudar a un Gobierno al que el TC no prohibió debatir leyes: le prohibió retorcer el sistema para cambiarlo por la puerta de atrás vía enmiendas a terceras leyes. Otra trampa, pues, esta capciosa.
Y entre trampas de todo tipo nos adentramos en un año electoral en el que cualquier cosa será utilizada como arma electoral: ¿no fue una manipulación artificial, un constructo del sanchismo, que Sánchez y cinco ministros arremetieran contra Núñez Feijóo por decir que había que dejar en paz a la «gente de bien». ¿De verdad alguien con una mínima distancia de la política entendió que Feijóo estaba ahí separando entre malos -trans- y buenos -no trans»?. Otra trampa, otro constructo de un Gobierno que se siente contra las cuerdas y esta necesitado de argumentos.
Elegir a veces duele, y dejar al margen a Tamames es una decisión difícil para los que le tenemos admiración intelectual porque lo hemos estudiado y aprecio personal porque hemos convivido con él. Pero no, no es Sánchez o Tamames. Reconozco que quienes pensamos que el actual Gobierno es tan legítimo como rupturista e ineficiente disfrutaremos escuchando a Tamames reventar al sanchismo desde la tribuna del Congreso: desde el antifranquismo con Franco, desde la cátedra en Economía, desde la concordia de la Transición, desde los pactos de La Moncloa, desde los altavoces mediáticos en radio, televisión y prensa desde el despertar de China, desde Europa, desde la América española. Desde un conocimiento de la sociedad de quien ha sabido recibir a todo el mundo: si no has pasado por la terraza de Tamames es que no eres nadie.
Disfrutaré escuchando a Tamames porque será un ejercicio de nostalgia como cuando me siento en el sofá a ver los 'remakes' de las pelis que me hicieron feliz en la infancia. Tamames en el Congreso es Maverick, es Cobra Kai. Porque yo, como escribía el otro día Ángel Antonio Herrera a cuenta de la muerte de Amancio, también me suelo dormir ya mirando a la infancia, y ahí ya estaba Tamames. Disfrutaremos escuchándolo, pero lo utilizarán sin piedad. La pregunta no es Sánchez o Tamames, la pregunta es hasta dónde estará dispuesto a llegar Sánchez para convertir a Tamames en un constructo artificial y circense a su favor y quién saldrá beneficiado. Lo demás son trampas.
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